Cada 12 de octubre la política nacional se congrega en la recepción que los Reyes ofrecen en el Palacio Real de Madrid. El clima de tensión era inevitable en mitad de una legislatura que da síntomas de extrema debilidad y con el presidente del Gobierno, agobiado por la agenda judicial que rodea a su entorno más familiar y al propio Partido Socialista. Otro año más Pedro Sánchez tuvo que encajar abucheos de la ciudadanía que acudió al desfile militar por las calles de la capital. Después, todas las autoridades se desplazaron a la Plaza de Oriente. Tras el saludo oficial -el tradicional besamanos al acudió un año más sin la compañía de su esposa, Begoña Gómez- el presidente abandonó la recepción a toda prisa y sin mantener los corrillos habituales con la prensa .Una espantada anómala que sorprendió a periodistas y al resto de asistentes. Desde Moncloa alegaron que la celeridad a la hora de marcharse se debía al viaje que Sánchez hace este lunes a Egipto, donde acudirá a la firma del acuerdo de paz entre Israel y Hamás. Todo a pesar de que el avión hacia El Cairo no saldría hasta primera hora de la mañana, por lo que su marcha precipitada se interpretó como una manera de evitar la charla que siempre mantiene con los informadores que acuden al acto.Y no fue el único caso. Tampoco estuvieron en los tradicionales corrillos la vicepresidenta María Jesús Montero y el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, que configuran el núcleo duro más cercano al presidente. Solo charló con la prensa el ministro de Transportes, Óscar Puente, quien además quiso excusar a Sánchez asegurando que era el único momento que podía pasar con su familia antes de viajar hasta Egipto.MÁS INFORMACIÓN noticia No Israel se cuela en el desfile con un lanzamisiles que el Gobierno de Sánchez acaba de cancelar noticia Si Aplausos al Rey, abucheos a Sánchez y la atracción del macho legionario Baraka noticia Si La Princesa Leonor estrena el uniforme gris aviaciónLos casos de corrupción, en todo caso, sobrevolaron la recepción real, como ya ocurrió el año pasado. Esta semana está prevista la declaración de José Luis Ábalos y Koldo García, de nuevo en el Tribunal Supremo, por la trama corrupta que protagonizan junto a Santos Cerdán, ex número tres del PSOE y que está en prisión desde hace cuatro meses. Desde el Gobierno, este 12 de octubre continuaron en la estrategia de minimizar el caso, sobre todo tras el último informe de la UCO de la Guardia Civil que prueba la existencia de pagos en efectivo que iban en sobres con el logo del PSOE. Fuentes del Ejecutivo insisten en que no habrá pruebas de financiación irregular. «No hay dinero en B. Nosotros no recibimos sueldos adicionales. Lo que hay es una parte que la damos al partido», volvían a repetir desde el Ministerio de Puente. El objetivo sigue siendo asegurar que los corruptos eran «personas individuales con comportamientos individuales».Además, fuentes del Gobierno quisieron enviar una vez más un mensaje al juez Juan Carlos Peinado, encargado de toda la causa sobre la mujer del presidente: «Nunca he visto a un magistrado con tanto interés de abrazarse a una causa así. Quiere instruir a toda costa. Ya lo debería haber cerrado y sigue. Flaco favor le hace a la Justicia», aseguraron ante varios periodistas.En el Ejecutivo insisten en negar que se vaya a probar la financiación irregular del PSOE tras los sobres con dinero en efectivoEn todo caso, la ausencia de Sánchez fue, fuera de toda duda, lo más comentado de una jornada que se vio muy descafeinada en lo político. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ironizó con los periodistas desde el primer momento: «¿Se ha marchado Sánchez? ¿Es que no le gusta el día de la Hispanidad?». También se refirió a las palabras que el presidente le dedicó días atrás en el Congreso de los Diputados -«ánimo, Alberto», le dijo Sánchez desde la tribuna-, a lo que el dirigente gallego quiso responder: «Yo estoy muy animado porque no tengo ni a mi mujer imputada, ni a mi hermana procesada, ni mi número dos está en la cárcel».«Despistes exteriores»Sobre lo que también se pronunció con detenimiento el jefe de la oposición fue sobre la semana negra que el Gobierno ha vivido en el ámbito de la política exterior. El embargo de armas a Israel -que el Ejecutivo sacó adelante- es para el líder del PP «un despiste exterior absoluto», teniendo en cuenta que se aprobó «minutos antes de conocerse el plan de paz para Gaza» que Hamás terminó aceptando. «La izquierda de este país ha pasado del no a la guerra al no a la paz», llegó a decir, criticando con dureza la posición del Ejecutivo y del resto de socios parlamentarios. Feijóo considera -así se lo trasladó a los periodistas en el Palacio Real- que el Gobierno «se ha quedado fuera de juego en la política exterior», sin esconder su preocupación por el resto de hitos. Como por ejemplo, el recado que Donald Trump envió hace solo unos días al sugerir que España debería salir de la OTAN por ser el único país que no acepta el incremento del gasto en defensa del PIB hasta el 5%. «Lo que hay que dejar claro es que España no tiene nada que ver con su presidente. España es fiable», reiteró el líder del PP, reconociendo al mismo tiempo las consecuencias de que Sánchez rompiera la unidad en la cumbre de la OTAN del mes de junio. Los populares están convencidos que aquello «pasará factura antes o después» a España, y están convencidos de que Sánchez ha llevado al país a una imagen de aislamiento que no tiene precedentes.Lo que también sonó en los corrillos de esta Fiesta Nacional fue el Premio Nobel de la Paz concedido a María Corina Machado, líder opositora de Venezuela, a la que el Gobierno no ha felicitado oficialmente. Feijóo no dudó en señalar a José Luis Rodríguez Zapatero, al que los populares acusan de «blanquear» el régimen de Nicolás Maduro. «Si entre María Corina y Edmundo González el presidente de mi Gobierno prefiere defender a Zapatero… Pues es una pésima noticia», zanjó. También sacó pecho el líder del PP por haber promovido en el Parlamento Europeo el reconocimiento de González como presidente electo, poniendo en valor el trabajo del PP español, que ahora se ve recompensando con el prestigioso galardón de Oslo. Cada 12 de octubre la política nacional se congrega en la recepción que los Reyes ofrecen en el Palacio Real de Madrid. El clima de tensión era inevitable en mitad de una legislatura que da síntomas de extrema debilidad y con el presidente del Gobierno, agobiado por la agenda judicial que rodea a su entorno más familiar y al propio Partido Socialista. Otro año más Pedro Sánchez tuvo que encajar abucheos de la ciudadanía que acudió al desfile militar por las calles de la capital. Después, todas las autoridades se desplazaron a la Plaza de Oriente. Tras el saludo oficial -el tradicional besamanos al acudió un año más sin la compañía de su esposa, Begoña Gómez- el presidente abandonó la recepción a toda prisa y sin mantener los corrillos habituales con la prensa .Una espantada anómala que sorprendió a periodistas y al resto de asistentes. Desde Moncloa alegaron que la celeridad a la hora de marcharse se debía al viaje que Sánchez hace este lunes a Egipto, donde acudirá a la firma del acuerdo de paz entre Israel y Hamás. Todo a pesar de que el avión hacia El Cairo no saldría hasta primera hora de la mañana, por lo que su marcha precipitada se interpretó como una manera de evitar la charla que siempre mantiene con los informadores que acuden al acto.Y no fue el único caso. Tampoco estuvieron en los tradicionales corrillos la vicepresidenta María Jesús Montero y el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, que configuran el núcleo duro más cercano al presidente. Solo charló con la prensa el ministro de Transportes, Óscar Puente, quien además quiso excusar a Sánchez asegurando que era el único momento que podía pasar con su familia antes de viajar hasta Egipto.MÁS INFORMACIÓN noticia No Israel se cuela en el desfile con un lanzamisiles que el Gobierno de Sánchez acaba de cancelar noticia Si Aplausos al Rey, abucheos a Sánchez y la atracción del macho legionario Baraka noticia Si La Princesa Leonor estrena el uniforme gris aviaciónLos casos de corrupción, en todo caso, sobrevolaron la recepción real, como ya ocurrió el año pasado. Esta semana está prevista la declaración de José Luis Ábalos y Koldo García, de nuevo en el Tribunal Supremo, por la trama corrupta que protagonizan junto a Santos Cerdán, ex número tres del PSOE y que está en prisión desde hace cuatro meses. Desde el Gobierno, este 12 de octubre continuaron en la estrategia de minimizar el caso, sobre todo tras el último informe de la UCO de la Guardia Civil que prueba la existencia de pagos en efectivo que iban en sobres con el logo del PSOE. Fuentes del Ejecutivo insisten en que no habrá pruebas de financiación irregular. «No hay dinero en B. Nosotros no recibimos sueldos adicionales. Lo que hay es una parte que la damos al partido», volvían a repetir desde el Ministerio de Puente. El objetivo sigue siendo asegurar que los corruptos eran «personas individuales con comportamientos individuales».Además, fuentes del Gobierno quisieron enviar una vez más un mensaje al juez Juan Carlos Peinado, encargado de toda la causa sobre la mujer del presidente: «Nunca he visto a un magistrado con tanto interés de abrazarse a una causa así. Quiere instruir a toda costa. Ya lo debería haber cerrado y sigue. Flaco favor le hace a la Justicia», aseguraron ante varios periodistas.En el Ejecutivo insisten en negar que se vaya a probar la financiación irregular del PSOE tras los sobres con dinero en efectivoEn todo caso, la ausencia de Sánchez fue, fuera de toda duda, lo más comentado de una jornada que se vio muy descafeinada en lo político. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ironizó con los periodistas desde el primer momento: «¿Se ha marchado Sánchez? ¿Es que no le gusta el día de la Hispanidad?». También se refirió a las palabras que el presidente le dedicó días atrás en el Congreso de los Diputados -«ánimo, Alberto», le dijo Sánchez desde la tribuna-, a lo que el dirigente gallego quiso responder: «Yo estoy muy animado porque no tengo ni a mi mujer imputada, ni a mi hermana procesada, ni mi número dos está en la cárcel».«Despistes exteriores»Sobre lo que también se pronunció con detenimiento el jefe de la oposición fue sobre la semana negra que el Gobierno ha vivido en el ámbito de la política exterior. El embargo de armas a Israel -que el Ejecutivo sacó adelante- es para el líder del PP «un despiste exterior absoluto», teniendo en cuenta que se aprobó «minutos antes de conocerse el plan de paz para Gaza» que Hamás terminó aceptando. «La izquierda de este país ha pasado del no a la guerra al no a la paz», llegó a decir, criticando con dureza la posición del Ejecutivo y del resto de socios parlamentarios. Feijóo considera -así se lo trasladó a los periodistas en el Palacio Real- que el Gobierno «se ha quedado fuera de juego en la política exterior», sin esconder su preocupación por el resto de hitos. Como por ejemplo, el recado que Donald Trump envió hace solo unos días al sugerir que España debería salir de la OTAN por ser el único país que no acepta el incremento del gasto en defensa del PIB hasta el 5%. «Lo que hay que dejar claro es que España no tiene nada que ver con su presidente. España es fiable», reiteró el líder del PP, reconociendo al mismo tiempo las consecuencias de que Sánchez rompiera la unidad en la cumbre de la OTAN del mes de junio. Los populares están convencidos que aquello «pasará factura antes o después» a España, y están convencidos de que Sánchez ha llevado al país a una imagen de aislamiento que no tiene precedentes.Lo que también sonó en los corrillos de esta Fiesta Nacional fue el Premio Nobel de la Paz concedido a María Corina Machado, líder opositora de Venezuela, a la que el Gobierno no ha felicitado oficialmente. Feijóo no dudó en señalar a José Luis Rodríguez Zapatero, al que los populares acusan de «blanquear» el régimen de Nicolás Maduro. «Si entre María Corina y Edmundo González el presidente de mi Gobierno prefiere defender a Zapatero… Pues es una pésima noticia», zanjó. También sacó pecho el líder del PP por haber promovido en el Parlamento Europeo el reconocimiento de González como presidente electo, poniendo en valor el trabajo del PP español, que ahora se ve recompensando con el prestigioso galardón de Oslo.
Cada 12 de octubre la política nacional se congrega en la recepción que los Reyes ofrecen en el Palacio Real de Madrid. El clima de tensión era inevitable en mitad de una legislatura que da síntomas de extrema debilidad y con el presidente del … Gobierno, agobiado por la agenda judicial que rodea a su entorno más familiar y al propio Partido Socialista. Otro año más Pedro Sánchez tuvo que encajar abucheos de la ciudadanía que acudió al desfile militar por las calles de la capital. Después, todas las autoridades se desplazaron a la Plaza de Oriente. Tras el saludo oficial -el tradicional besamanos al acudió un año más sin la compañía de su esposa, Begoña Gómez- el presidente abandonó la recepción a toda prisa y sin mantener los corrillos habituales con la prensa.
Una espantada anómala que sorprendió a periodistas y al resto de asistentes. Desde Moncloa alegaron que la celeridad a la hora de marcharse se debía al viaje que Sánchez hace este lunes a Egipto, donde acudirá a la firma del acuerdo de paz entre Israel y Hamás. Todo a pesar de que el avión hacia El Cairo no saldría hasta primera hora de la mañana, por lo que su marcha precipitada se interpretó como una manera de evitar la charla que siempre mantiene con los informadores que acuden al acto.
Y no fue el único caso. Tampoco estuvieron en los tradicionales corrillos la vicepresidenta María Jesús Montero y el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, que configuran el núcleo duro más cercano al presidente. Solo charló con la prensa el ministro de Transportes, Óscar Puente, quien además quiso excusar a Sánchez asegurando que era el único momento que podía pasar con su familia antes de viajar hasta Egipto.
Los casos de corrupción, en todo caso, sobrevolaron la recepción real, como ya ocurrió el año pasado. Esta semana está prevista la declaración de José Luis Ábalos y Koldo García, de nuevo en el Tribunal Supremo, por la trama corrupta que protagonizan junto a Santos Cerdán, ex número tres del PSOE y que está en prisión desde hace cuatro meses. Desde el Gobierno, este 12 de octubre continuaron en la estrategia de minimizar el caso, sobre todo tras el último informe de la UCO de la Guardia Civil que prueba la existencia de pagos en efectivo que iban en sobres con el logo del PSOE. Fuentes del Ejecutivo insisten en que no habrá pruebas de financiación irregular. «No hay dinero en B. Nosotros no recibimos sueldos adicionales. Lo que hay es una parte que la damos al partido», volvían a repetir desde el Ministerio de Puente. El objetivo sigue siendo asegurar que los corruptos eran «personas individuales con comportamientos individuales».
Además, fuentes del Gobierno quisieron enviar una vez más un mensaje al juez Juan Carlos Peinado, encargado de toda la causa sobre la mujer del presidente: «Nunca he visto a un magistrado con tanto interés de abrazarse a una causa así. Quiere instruir a toda costa. Ya lo debería haber cerrado y sigue. Flaco favor le hace a la Justicia», aseguraron ante varios periodistas.
En el Ejecutivo insisten en negar que se vaya a probar la financiación irregular del PSOE tras los sobres con dinero en efectivo
En todo caso, la ausencia de Sánchez fue, fuera de toda duda, lo más comentado de una jornada que se vio muy descafeinada en lo político. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ironizó con los periodistas desde el primer momento: «¿Se ha marchado Sánchez? ¿Es que no le gusta el día de la Hispanidad?». También se refirió a las palabras que el presidente le dedicó días atrás en el Congreso de los Diputados -«ánimo, Alberto», le dijo Sánchez desde la tribuna-, a lo que el dirigente gallego quiso responder: «Yo estoy muy animado porque no tengo ni a mi mujer imputada, ni a mi hermana procesada, ni mi número dos está en la cárcel».
«Despistes exteriores»
Sobre lo que también se pronunció con detenimiento el jefe de la oposición fue sobre la semana negra que el Gobierno ha vivido en el ámbito de la política exterior. El embargo de armas a Israel -que el Ejecutivo sacó adelante- es para el líder del PP «un despiste exterior absoluto», teniendo en cuenta que se aprobó «minutos antes de conocerse el plan de paz para Gaza» que Hamás terminó aceptando. «La izquierda de este país ha pasado del no a la guerra al no a la paz», llegó a decir, criticando con dureza la posición del Ejecutivo y del resto de socios parlamentarios.
Feijóo considera -así se lo trasladó a los periodistas en el Palacio Real- que el Gobierno «se ha quedado fuera de juego en la política exterior», sin esconder su preocupación por el resto de hitos. Como por ejemplo, el recado que Donald Trump envió hace solo unos días al sugerir que España debería salir de la OTAN por ser el único país que no acepta el incremento del gasto en defensa del PIB hasta el 5%. «Lo que hay que dejar claro es que España no tiene nada que ver con su presidente. España es fiable», reiteró el líder del PP, reconociendo al mismo tiempo las consecuencias de que Sánchez rompiera la unidad en la cumbre de la OTAN del mes de junio. Los populares están convencidos que aquello «pasará factura antes o después» a España, y están convencidos de que Sánchez ha llevado al país a una imagen de aislamiento que no tiene precedentes.
Lo que también sonó en los corrillos de esta Fiesta Nacional fue el Premio Nobel de la Paz concedido a María Corina Machado, líder opositora de Venezuela, a la que el Gobierno no ha felicitado oficialmente. Feijóo no dudó en señalar a José Luis Rodríguez Zapatero, al que los populares acusan de «blanquear» el régimen de Nicolás Maduro. «Si entre María Corina y Edmundo González el presidente de mi Gobierno prefiere defender a Zapatero… Pues es una pésima noticia», zanjó. También sacó pecho el líder del PP por haber promovido en el Parlamento Europeo el reconocimiento de González como presidente electo, poniendo en valor el trabajo del PP español, que ahora se ve recompensando con el prestigioso galardón de Oslo.
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