Ni se esperaba una doble expulsión como la de anoche -Alejo Sauras y Rosa Benito-, ni se esperaba la monumental bronca que acabó con un casi abandono y con Jordi Cruz teniendo que intervenir. MasterChef Celebrity 10 ha superado el ecuador y los nervios están más que a flor de piel Leer Ni se esperaba una doble expulsión como la de anoche -Alejo Sauras y Rosa Benito-, ni se esperaba la monumental bronca que acabó con un casi abandono y con Jordi Cruz teniendo que intervenir. MasterChef Celebrity 10 ha superado el ecuador y los nervios están más que a flor de piel Leer
MasterChef Celebrity 10 ha superado el ecuador del programa. ¿Qué quiere decir esto? Pues que los celebrities ya se conocen, que unos se aguantan más que otros, que la presión respira cada vez más cerca de ellos y que los nervios están más que a flor de piel. La monumental bronca que se vivió anoche en MasterChef Celebrity 10 es la mejor muestra de todo esto. Alejo Sauras y José Manuel Parada, a grito pelado; Soraya Arnelas, a lágrima viva queriendo abandonar; Jordi Cruz, advirtiendo que si continuaban cortaría él por lo sano; Rosa Benito limpiando los chacras; el chef poniendo orden y pidiendo que no sacaran las cosas de quicio; y Parada, llorando cual magdalena y diciéndose a sí mismo, «esto no va a acabar con mi carrera». Tela, telita, tela.
MasterChef Celebrity te lo puedes tomar de tres maneras: pasas de todo y hasta dónde llegues, arriesgas todo por ganar o te dejas arrastrar hasta acabar en el final del pozo. Llegados a estas alturas de Masterchef Celebrity 10 estos papeles están más que repartidos; casi, casi está hasta repartido quién va a ser finalista casi seguro. El problema de MasterChef Celebrity es que por mucho que sean famosos cocinando llegan a un punto del programa en el que se olvidan que realmente jugarse no se están jugando nada y entran en una espiral de destrucción masiva, e incluso, de autodestrucción. Si a esto le sumas que MasterChef Celebrity encuentra siempre el botón para llevarles al límite, pues apaga y vámonos.
Empezó la noche bien. Todos felices y contentos, todas, entregadas a William Levy, invitado de la primera prueba que casi provoca un desmayo colectivo entre las féminas del talent culinario. Nada de malos rollos, todo alegría y alboroto.
Eduardo Casanova, el otro invitado de la prueba, convirtió el supermercado de MasterChef Celebrity en una especie de escape room improvisado, donde el más espabilado jugaría con una ventaja. Adivina quién ganó. Efectivamente, Miguel Torres, que tiene todas las papeletas (y lo sabe) para ser uno de los finalistas de esta edición, y más que mereceido si así fuera.
Los celebrities tuvieron que jugar a una aventura en vivo, en el que se resolvieron acertijos y enigmas para averiguar cuál era su campana y su ingrediente en el menor tiempo posible. En este reto, tuvieron que encontrar pistas que les llevaron a los ingredientes con los que cocinarían un plato que rendía un homenaje al Mediterráneo y a la dieta mediterránea. Los peores, Torito, con unos caracoles que casi hacen vomitar a Eduardo Casanova; y Soraya Arnelas, que presentó unos incomibles mejillones, que ni William Levy pudo con ellos, pese a que el actor lo intento por todos los medios.
Pues bien, al ser los dos peores de la prueba, frente a una Mala Rodríguez que se alzó como la mejor, Torito y Soraya Arnelas se convirtieron en los capitanes de una prueba de exteriores que se trasladó a la antigua ciudad romana de Baelo Claudia, un conjunto arquitectónico sorprendente junto a la Playa de Bolonia (Tarifa). Allí ocurrió algo que si me lo llegan a decir hace dos programas no me lo creo. Todos los aspirantes querían estar en el equipo de Torito. Traición a Rosa Benito, que se tomó el rechazo del showman como la mayor de las puñaladas. No es que quieran más a Torito o es que Torito haya sentado la cabeza -algo completamente imposible- sino que era preferible estar en el equipo del Sombrerero Loco que estar en el equipo de Soraya Arnelas, a la que sus compañeros ven como la más débil después de haber estado fuera varias semanas hasta que la semana pasada fue repescada.
No se equivocaron, pero ni ella ni sus compañeros. La cantante fue consciente en todo momento de que ella no está preparada para mandar y que la capitanía no le iba a salir bien. Como si fuera el Oráculo de Delfos, Soraya Arnelas, y los demás, acertaron de pleno. Pobrecilla, de verdad. Pobrecilla, porque le tocó vivir un cocinado que más allá de sus errores fue terrorífico. Tan terrorífico que hasta Jordi Cruz tuvo que hacer acto de presencia y lanzar una advertencia que hizo temblar el misterio: «Si lo vuelven a hacer, me encargo yo». Ni Al Pacino en El Padrino.
Entre templos, foros y salazones, los aspirantes se enfrentaron a un reto mayúsculo en el que cada elaboración tenía que estar a la altura de la historia que les rodea. Los equipos cocinaron un banquete para 80 comensales firmado por el chef Ángel León (tres estrellas Michelin) para conservadores y encargados de estas ruinas. Ángel León, menú, 80 comensales y tres horas de cocinado. ¿Alguien da más?
Soraya Arnelas comenzó mal. Nada más empezar se equivocó con las elaboraciones para sacar el colágeno de las cabezas de unas pescadillas que luego necesitarían para hacer un pil pil que acompañaría a unas cañaíllas. La cosa ya empezó torcida y terminó como un muelle. Soraya Arnelas se dejó llevar por el caos y se lo contagió al resto. Sin embargo, fueron los comentarios de Alejo Sauras y Juanjo Bona los que provocaron una de las mayores broncas vividas en la historia de MasterChef Celebrity, y mira que ha habido broncas.
«Yo creo que le está pasando como a mí, le está superando la capitanía», le dijo sin maldad Alejo Sauras a Juanjo Bona mientras limpiaban cañaíllas. José Manuel Parada, que estaba cerca, interpretó el comentario como una crítica y al acercarse Jordi Cruz para ver cómo iban los platós, estalló, ante una Soraya Arnelas ya completamente desbordada y mientras le decía al chef qu ella tiraba la toalla, que abandonaba la capitanía y que fuera otro el que la asumiera. «Hombre, ya si también nos ponemos a criticar a nuestra capitana, vamos a ganar por las narices», soltó el ex presentador de Cine de Barrio.
Mientras Soraya Arnelas hablaba y se intentaba tranquilizar de la mano de Jordi Cruz, Parada y Sauras implosionaron el uno con el otro. «¿Por qué pones en mi boca cosas que yo no he dicho? ¡Dime una sola palabra que yo haya dicho mala!», comenzó a chillarle el actor a José Manuel Parada. Manos hacia arriba, mucha cara de mala leche, Parada poniéndose a la altura de Alejo Sauras, gritando cual poseso, y Soraya Arnelas… Soraya, desesperada.
La artista intentaba intervenir para calmar los ánimos, pero la tensión que había en las cocinas la superó. Entre lágrimas, le confesó a Jordi Cruz que estaba desbordada: «No puedo más, yo me quiero ir. Todo esto se ha generado por mi culpa. Me bloqueo y no puedo comunicarme». Y mientras sus compañeros erre que erre. «Si yo te contase lo que hablan de ti cuando no estás…», le soltaba a Alejo Sauras queriendo hacer daño donde más duele.
Ante la situación, Jordi Cruz cogía a Soraya y dirigiéndose a Alejo Sauras y José Manuel Parada les advertía que si seguían con ese comportamiento era él el que iba a intervenir. Consiguieron sacar los platos porque el bueno de Ángel León les dio dos de las elaboraciones que ya tenía preparadas. Y llegó el momento de las valoraciones y la situación volvió a estallar por los aires.
Soraya Arnelas se cargaba con todas las culpas de lo ocurrido, pero Jordi Cruz no lo iba a consentir. Soraya tendría parte de culpa porque no supo dar las órdenes y porque se perdió en las elaboraciones, pero sus compañeros tampoco hicieron nada por mejorar, sino que más bien pusieron más piedras sobre el camino. «Vosotros habéis mejorado mucho la situación pegándoos voces en mitad del cocinado», les reprochó el chef.
«Bueno, en el momento del fragor del cocinado nos hemos levantado la voz los dos, pero luego hemos seguido cocinando», intervino Alejo Sauras, más calmado o, al menos, parecía. Sin embargo, Parada no iba a dar por válida la respuesta de Sauras: «No, tú has gritado. Yo no te he gritado en ningún momento. Te dije que para hablar conmigo no hacía falta que gritaras. Pero no veo normal que os pongáis a criticar a vuestra capitana».
«Pero, ¿quién ha criticado? Yo no he escuchado a nadie criticar», espetaba de repente Rosa Benito. Y mientras Alejo Sauras reclamaba a Parada que dijera qué es lo que habían dicho, Parada se venía abajo: «Yo he venido a cocinar, no a pelear». Parecía que todo volvía a la calma después de que Jordi Cruz les señalase que estaban sacando las cosas de quicio. Pero no. Alejo Sauras remataba a Parada: «Eres un cagón». Jordi Cruz, viendo que se iban a terminar de perder los papeles del todo cortaba el enfrentamiento y en ese momento José Manuel Parada rompía a llorar: «Yo no he venido a MasterChef a destrozar mi carrera». Al ver Alejo Sauras a Parada en tal situación decidía abrazarle. «Es un abrazo sincero», dijo. Cada uno que lo valore como considere.
Obviamente, el equipo azul se fue al foso y no iba a ser una eliminación fácil, pues MasterChef Celebrity se sacó de la manga una doble expulsión inesperada. Una doble expulsión que dolió: la de Rosa Benito y la de Alejo Sauras. ¿Muerto el perro se acabó la rabia? Lo dudo, que la final está a la vuelta de la esquina.
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