Aunque la inversión pública solo supone un 10% del stock total de inversión, su subidón ha sido clave para recuperar los niveles de 2019 Leer Aunque la inversión pública solo supone un 10% del stock total de inversión, su subidón ha sido clave para recuperar los niveles de 2019 Leer
La inversión en España ha sido el último componente del PIB en recuperar el nivel previo a la pandemia pero, si lo ha hecho, ha sido únicamente gracias al tirón de la del sector público, ya que la de las empresas privadas sigue aún por debajo. Según datos de Funcas, la primera ha subido un 31% desde el año 2019 en términos reales -una vez descontado el efecto de la inflación-, mientras que la segunda ha caído un 9%.
La tendencia es similar a la que ha experimentado en el conjunto de la UE pero aquí más pronunciada, ya que el alza de la inversión pública en la media de los estados miembros es más moderada (del 6%) y el retroceso de la privada también (del 4%), con lo que ambas están más equilibradas.
El agregado de ambas en España ha llevado al stock de inversión total a superar los 300.000 millones a cierre de 2024 y recuperar, por primera vez, los niveles previos al covid. La pública representa tan sólo un 10% de ese stock, pero su crecimiento ha sidotan intenso que ha sido suficiente para rebasar ese nivel.
«En la primera parte del periodo, desde 1995 hasta 2007, la inversión privada creció más que la pública, llegando a duplicarse en términos reales en poco más que una década. En 2008 la inversión privada cayó con fuerza, retrocediendo cerca de un 40%, hasta 2013. A partir de 2014 rebota, para volver a declinar con la pandemia en 2020. La recuperación entre 2021 y 2024 la mantiene todavía ligeramente por debajo en términos reales de su nivel de 2019″, recoge el IVIE y BBVA Research en el informe El stock de capital en España y sus comunidades autónomas (1995-2024).
Se trata de un asunto importante, ya que aunque el PIB -que es la suma del consumo privado, la inversión, el consumo público y la demanda externa- ha experimentado un crecimiento sólido en los últimos seis años en España, no es lo mismo que sea el consumo público el que tira del crecimiento (como ha ocurrido aquí) que lo haga la inversión -en infraestructuras, Investigación y Desarrollo, patentes, conocimiento, etc.-, cuyo desarrollo es clave para el futuro del país.
«La inversión empresarial es uno de los motores de la actividad económica e influye en la productividad y el crecimiento de las compañías», recordaba recientemente el Banco de España.
En términos corrientes, si no tenemos en cuenta la subida media de los precios, mientras la inversión pública ha crecido un 58%, la privada ha avanzado un 13%. «Lo lógico era que las empresas se animaran a invertir en un contexto de bonanza de las ventas como el que estamos presenciando en los últimos tiempos, a diferencia de la languidez observada en las otras grandes economías de nuestro entorno», señala en el blog de Funcas Raymond Torres, quien cree que el «maná del Next Generation hacía presagiar un vuelco en las expectativas del sector privado», que en la práctica no se ha producido.
¿Por qué no despega la inversión privada? Torres apunta dos razones: una, que los fondos europeos se han destinado a proyectos que ya estaban en marcha y no a nuevas iniciativas, y, dos, que las compañías están centradas en desendeudarse más que en emprender nuevos planes.
Sobre la primera, el destino de los fondos también podría ser en sí mismo una de las razones. Este mismo viernes, el Ministerio de Hacienda comunicó que «el mejor proyecto financiado con fondos europeos de 2025″ ha sido precisamente uno de inversión pública: una pasarela colgante para mejorar el acceso a una playa de Granada. Esto que supone que no ha habido proyectos de inversión privada este año financiados con estos fondos que puedan considerarse mejores que ese.
En cuanto a la deuda, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, admitió esta semana durante una comparecencia en el Senado que el crédito concedido a pymes ha caído en el último ejercicio, una dinámica que puede responder o bien a que las entidades han cerrado el grifo o a que las propias compañías no lo solicitan. «Estamos estudiándolo», reconoció el gobernador.
La subida de los tipos de interés de este ciclo monetario también ha encarecido el crédito, lo que podría desincentivar a las empresas a solicitarlo y, a su vez, frenar la inversión empresarial; mientras que el aumento de la incertidumbre, tanto a nivel global como a nivel doméstico, tampoco es un aliciente para emprender nuevos proyectos.
Por último, el aumento de costes laborales derivado de la subida de las cotizaciones sociales que ha impuesto la última reforma de las pensiones es otro de los motivos a los que aluden las patronales cuando se les pregunta por la atonía de la inversión. Esto, unido a la inseguridad jurídica, derivada de los continuos anuncios de nuevos cambios legislativos que conllevan nuevos incrementos de costes, frena las decisiones de las compañías, que optan por esperar a tener las cosas más claras antes de arriesgar su dinero.
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