En la sede de la OTAN en Bruselas trabajaban este domingo a contrarreloj para alcanzar un pacto sobre el nuevo compromiso del gasto en defensa antes de la cumbre de líderes de la Alianza Atlántica, que se celebrará este martes y miércoles en La Haya. Al secretario general de la organización, Mark Rutte, le gustaría llegar a su ciudad natal con la declaración final atada para tener una cumbre tranquila y evitar imprevistos. Pero, de momento, el enfrentamiento directo con España, el aliado que más abiertamente ha dicho que no quiere saber nada del 5% que pide Estados Unidos, complica este escenario.
El borrador contempla alcanzar el 5% del gasto en defensa en diez años y una revisión en el 2029
En la sede de la OTAN en Bruselas trabajaban este domingo a contrarreloj para alcanzar un pacto sobre el nuevo compromiso del gasto en defensa antes de la cumbre de líderes de la Alianza Atlántica, que se celebrará este martes y miércoles en La Haya. Al secretario general de la organización, Mark Rutte, le gustaría llegar a su ciudad natal con la declaración final atada para tener una cumbre tranquila y evitar imprevistos. Pero, de momento, el enfrentamiento directo con España, el aliado que más abiertamente ha dicho que no quiere saber nada del 5% que pide Estados Unidos, complica este escenario.
Según ha podido saber este diario, la OTAN ha ofrecido alterar la redacción del compromiso en la declaración para hacerla más ambigua y que Madrid se pueda sumar. La clave está en una palabra: en lugar de “nosotros” (los jefes de Estado y de Gobierno presentes en La Haya), se podría optar por la fórmula “los aliados” se comprometen al 5%, lo que podría aportar más flexibilidad a la promesa.
La carta de Pedro Sánchez sentó muy mal a Mark Rutte, quien insiste en contentar a Trump
Otro dato importante para los menos entusiastas de alcanzar el 5%, como también lo son Bélgica o Italia, es el horizonte temporal. En uno de los últimos borradores de la declaración, al que ha tenido acceso La Vanguardia , se lee cómo la organización trabaja para lograr este compromiso en diez años, en el 2035, y no en siete como exigen algunos de los más inquietos por la amenaza rusa como son Polonia o los países bálticos.
Además, el borrador también menciona que “la trayectoria y el balance de gasto” de este plan será revisado en el 2029, “a la luz del entorno estratégico y los objetivos de capacidades actualizados”. Es algo habitual, pero podría dar más aire a los menos propensos a invertir en defensa. Se trata del mismo año en el que debería terminar el segundo mandato de Donald Trump en la Casa Blanca, el presidente que lleva meses tratando de imponer este nuevo objetivo de gasto. Es posible que el futuro inquilino del Despacho Oval sea menos exigente.
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En cualquier caso, el texto sigue la propuesta de Rutte de desglosar el 5% en dos apartados, un 3,5% de inversión militar pura y otro 1,5% de gasto relacionado, como infraestructuras o ciberseguridad. En la Alianza Atlántica se entiende que el 3,5% es un objetivo fácil de asumir para la mayoría de socios de la organización.
El órdago de Pedro Sánchez –que algunos, como Italia, vinculan con problemas en su partido– ha sentado muy mal a Rutte. Especialmente, por haber hecho pública la carta que le remitió el pasado jueves. La presión sobre Madrid es enorme. Ahora la Moncloa ya está negociando directamente con los aliados y con la OTAN, y no a través de sus representantes ante la Alianza, como se hace tradicionalmente. Otros países también tienen muy complicado asumir el 5% que pide Trump con la situación de sus arcas públicas, pero consideran que hubieran conseguido resultados más suavizados si se hubiese evitado el enfrentamiento directo. En la Alianza este fin de semana no se atrevían a decir hasta dónde llegará el choque.
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Las próximas horas son clave: si no se logra el compromiso, Rutte tendrá pocas probabilidades deuna cumbre calmada. En su primera cumbre como presidente de Estados Unidos, en su primer mandato, Trump llegó con una libreta donde tenía escrito a mano la cantidad que cada país invertía en Defensa, abroncando a los menos generosos. Esta vez, ya ha dicho en público que la OTAN “tendrá que lidiar” con España si Madrid rechaza llegar a los mismos niveles que el resto de los aliados.
El ataque de Estados Unidos a Irán otorga todavía más relevancia a la cita de La Haya, donde, a causa de la mecha encendida en Oriente Medio, la situación en Ucrania se arriesga a quedar en un segundo plano. De momento, y a diferencia de las dos anteriores cumbres –donde fue el invitado estrella– la participación del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya ha sido relegada a una cena protocolaria el martes por la noche.
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