La última idea del Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea (SEAE) no le ha gustado nada al Kremlin. El departamento comunitario dirigido por la estonia Kaja Kallas –en busca y captura por Moscú– pretende limitar los movimientos de los diplomáticos rusos en la Unión Europea. Según ha podido saber este diario, esto implicaría que las autoridades de los estados miembros podrían rechazar la entrada de este personal de acuerdo con sus propias disposiciones de seguridad.
El Kremlin amenaza con tomar represalias si se aprueba la sanción
La última idea del Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea (SEAE) no le ha gustado nada al Kremlin. El departamento comunitario dirigido por la estonia Kaja Kallas –en busca y captura por Moscú– pretende limitar los movimientos de los diplomáticos rusos en la Unión Europea. Según ha podido saber este diario, esto implicaría que las autoridades de los estados miembros podrían rechazar la entrada de este personal de acuerdo con sus propias disposiciones de seguridad.
Se trata de un documento que ha sido añadido como un anexo a la última propuesta de sanciones de la Comisión Europea que están estudiando y deben aprobar los estados miembros. Las negociaciones sobre este último paquete de sanciones, que ya es el 19.º desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, siguen avanzando, incluyendo la propuesta de la Comisión de prohibir las importaciones de gas natural licuado ruso en el plazo reducido de un año.
Un Estado miembro podría rechazar la entrada del personal destinado a otra embajada o consulado
Esta fórmula para restringir el movimiento de los diplomáticos rusos implica que un país de la UE debería notificar a otro si el personal de embajadas y consulados rusos quiere desplazarse allí. Todos ellos –incluyendo sus familiares– deberían notificar con un mínimo de 24 horas de antelación su intención de viajar o de transitar por otro estado miembro que no sea al que están destinados, y también señalar el aeropuerto o la vía de entrada. Este país podría decidir entonces si permite la entrada o no. El sistema podría ser implementado rápidamente, con unos tres meses de margen.
La propuesta lleva debatiéndose desde el principio de la invasión, pero parece ser que ahora, cuando Europa siente cada vez más cerca la amenaza rusa, podría hacerse realidad. La Comisión Europea cree que estos diplomáticos rusos en muchas ocasiones contribuyen a difundir la retórica del Kremlin sobre las causas de la guerra o a atacar a la Unión Europea. Uno de los países que más está empujando para que se apruebe es la República Checa, cuyo Gobierno acordó la semana pasada denegar la entrada al país a los titulares de pasaportes diplomáticos rusos como medida para combatir las redes de espionaje de este país. “Creo que no hay razón para que les facilitemos (a los agentes rusos) viajar por Europa. Schengen está al servicio de los europeos, no contra ellos”, indicó el ministro checo de Asuntos Exteriores, Jan Lipavský.
Moscú ya ha advertido a Bruselas que Rusia no se quedará de brazos cruzados y responderá si Europa finalmente implementa esta medida. “Por desgracia, los europeos están recuperando sus habilidades en levantar nuevos muros divisorios”, dijo el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
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