El personal del Servicio Nacional de salud británico (NHS, por sus siglas en inglés) ha denunciado antes los medios su inquietud debido a la proliferación de pacientes que graban, sin autorización, procedimientos médicos en hospitales y clínicas para después publicarlos en plataformas como TikTok e Instagram, una tendencia creciente que preocupa especialmente en el sector de la radiología y otros profesionales sanitarios debido al potencial daño a la privacidad tanto de pacientes como del personal.En los últimos meses, varios trabajadores del NHS han denunciado incidentes específicos que ilustran esta problemática. En uno de estos episodios, ocurrido en un hospital en la costa sur de Inglaterra, una asistente del departamento de radiología estaba insertando una cánula en una paciente con cáncer cuando la hija de esta, una joven de 19 años, comenzó a grabar la intervención con su teléfono móvil sin solicitar permiso alguno, según explicó posteriormente la trabajadora implicada. «Quería grabar la canalización porque pensaba que sería entretenido para las redes sociales. Pero no pidió permiso».Esta empleada del NHS relató posteriormente que pasó un fin de semana entero sumida en la preocupación, preguntándose constantemente si había realizado correctamente su trabajo, sabiendo que su actuación había quedado registrada en vídeo y podía ser juzgada por los usuarios en línea. Además, la asistente resaltó otro aspecto preocupante del mismo episodio, y es que mientras se producía la grabación no autorizada, en la camilla adyacente otro paciente daba consentimiento para un procedimiento de colonoscopia virtual, y sus detalles personales podrían haber quedado expuestos involuntariamente en la grabación efectuada por la hija de la primera paciente.Noticias relacionadas estandar No Se graba reaccionando a las notas de la EBAU y rompe a llorar al enterarse de que no son las suyas Jorge Herrero estandar No Locos por sus ídolos Pablo Vera: el tiktoker que se subió al escenario en el último concierto de Quevedo Noelia ZazoPero este es sólo un ejemplo, ya que los episodios no son aislados, y el problema se está extendiendo de manera significativa, según la Sociedad de Radiografistas del Reino Unido (SoR), organismo que agrupa a estos especialistas sanitarios y que recientemente ha alertado públicamente de esta situación. En palabras de Dean Rogers, director de estrategia industrial y relaciones con los miembros de la SoR, es necesario que todos los hospitales y clínicas del NHS establezcan políticas claras para regular el uso de cámaras y teléfonos móviles en entornos médicos, con el objetivo de proteger tanto la privacidad de los pacientes como la seguridad emocional y profesional del personal sanitario. «Los pacientes no deberían estar grabando en hospitales sin que el personal lo sepa y dé su permiso», dijo, y añadió que »como profesionales de la salud debemos preguntarnos: ¿esa grabación vulnera la confidencialidad de otros pacientes? ¿Afecta a nuestra capacidad para prestar atención?«.Otra situación reveladora es la que describió Ashley d’Aquino, radiografista terapéutica que trabaja en Londres, quien explicó cómo un colega descubrió accidentalmente que una paciente le había estado grabando. «Teníamos a otro miembro del equipo que accedió a hacer fotos para una paciente. Pero cuando ella le pasó el móvil, vio que también le había estado grabando en secreto, para publicarlo en un blog sobre el cáncer que padece«.Proteger la dignidad de pacientes y profesionalesD’Aquino destacó cómo esta práctica, aparentemente trivializada en redes sociales, produce malestar y ansiedad entre los profesionales, ya que «como empleados del NHS llevamos placas con nuestros nombres, así que aparecen en cualquier vídeo. Eso hace que la gente se sienta muy incómoda y ansiosa».En este contexto, la presidenta del Real Colegio de Radiólogos, la doctora Katharine Halliday, defendió recientemente que las normas existentes sobre filmaciones en entornos clínicos están precisamente diseñadas para preservar la dignidad y confidencialidad tanto de pacientes como de profesionales sanitarios. Halliday enfatizó que «las reglas sobre filmación y grabación están ahí para proteger la privacidad y la dignidad de pacientes y personal, y deben cumplirse en consecuencia», por lo que »es importante tenerlo en cuenta y siempre pedir permiso para hacer fotos, grabar o filmar». Desde el ámbito institucional, el NHS también ha reaccionado. La doctora Meghana Pandit, codirectora médica nacional para atención secundaria del NHS en Inglaterra, explicó que aunque es comprensible y a veces incluso beneficioso que los pacientes quieran registrar parte de sus consultas o tratamientos para comprender mejor su situación médica, es fundamental que estos registros se limiten estrictamente a un uso personal y nunca comprometan la privacidad de otras personas. «Grabar accidentalmente a otros pacientes sin su permiso supone un riesgo para la confidencialidad del paciente», zanjó. El personal del Servicio Nacional de salud británico (NHS, por sus siglas en inglés) ha denunciado antes los medios su inquietud debido a la proliferación de pacientes que graban, sin autorización, procedimientos médicos en hospitales y clínicas para después publicarlos en plataformas como TikTok e Instagram, una tendencia creciente que preocupa especialmente en el sector de la radiología y otros profesionales sanitarios debido al potencial daño a la privacidad tanto de pacientes como del personal.En los últimos meses, varios trabajadores del NHS han denunciado incidentes específicos que ilustran esta problemática. En uno de estos episodios, ocurrido en un hospital en la costa sur de Inglaterra, una asistente del departamento de radiología estaba insertando una cánula en una paciente con cáncer cuando la hija de esta, una joven de 19 años, comenzó a grabar la intervención con su teléfono móvil sin solicitar permiso alguno, según explicó posteriormente la trabajadora implicada. «Quería grabar la canalización porque pensaba que sería entretenido para las redes sociales. Pero no pidió permiso».Esta empleada del NHS relató posteriormente que pasó un fin de semana entero sumida en la preocupación, preguntándose constantemente si había realizado correctamente su trabajo, sabiendo que su actuación había quedado registrada en vídeo y podía ser juzgada por los usuarios en línea. Además, la asistente resaltó otro aspecto preocupante del mismo episodio, y es que mientras se producía la grabación no autorizada, en la camilla adyacente otro paciente daba consentimiento para un procedimiento de colonoscopia virtual, y sus detalles personales podrían haber quedado expuestos involuntariamente en la grabación efectuada por la hija de la primera paciente.Noticias relacionadas estandar No Se graba reaccionando a las notas de la EBAU y rompe a llorar al enterarse de que no son las suyas Jorge Herrero estandar No Locos por sus ídolos Pablo Vera: el tiktoker que se subió al escenario en el último concierto de Quevedo Noelia ZazoPero este es sólo un ejemplo, ya que los episodios no son aislados, y el problema se está extendiendo de manera significativa, según la Sociedad de Radiografistas del Reino Unido (SoR), organismo que agrupa a estos especialistas sanitarios y que recientemente ha alertado públicamente de esta situación. En palabras de Dean Rogers, director de estrategia industrial y relaciones con los miembros de la SoR, es necesario que todos los hospitales y clínicas del NHS establezcan políticas claras para regular el uso de cámaras y teléfonos móviles en entornos médicos, con el objetivo de proteger tanto la privacidad de los pacientes como la seguridad emocional y profesional del personal sanitario. «Los pacientes no deberían estar grabando en hospitales sin que el personal lo sepa y dé su permiso», dijo, y añadió que »como profesionales de la salud debemos preguntarnos: ¿esa grabación vulnera la confidencialidad de otros pacientes? ¿Afecta a nuestra capacidad para prestar atención?«.Otra situación reveladora es la que describió Ashley d’Aquino, radiografista terapéutica que trabaja en Londres, quien explicó cómo un colega descubrió accidentalmente que una paciente le había estado grabando. «Teníamos a otro miembro del equipo que accedió a hacer fotos para una paciente. Pero cuando ella le pasó el móvil, vio que también le había estado grabando en secreto, para publicarlo en un blog sobre el cáncer que padece«.Proteger la dignidad de pacientes y profesionalesD’Aquino destacó cómo esta práctica, aparentemente trivializada en redes sociales, produce malestar y ansiedad entre los profesionales, ya que «como empleados del NHS llevamos placas con nuestros nombres, así que aparecen en cualquier vídeo. Eso hace que la gente se sienta muy incómoda y ansiosa».En este contexto, la presidenta del Real Colegio de Radiólogos, la doctora Katharine Halliday, defendió recientemente que las normas existentes sobre filmaciones en entornos clínicos están precisamente diseñadas para preservar la dignidad y confidencialidad tanto de pacientes como de profesionales sanitarios. Halliday enfatizó que «las reglas sobre filmación y grabación están ahí para proteger la privacidad y la dignidad de pacientes y personal, y deben cumplirse en consecuencia», por lo que »es importante tenerlo en cuenta y siempre pedir permiso para hacer fotos, grabar o filmar». Desde el ámbito institucional, el NHS también ha reaccionado. La doctora Meghana Pandit, codirectora médica nacional para atención secundaria del NHS en Inglaterra, explicó que aunque es comprensible y a veces incluso beneficioso que los pacientes quieran registrar parte de sus consultas o tratamientos para comprender mejor su situación médica, es fundamental que estos registros se limiten estrictamente a un uso personal y nunca comprometan la privacidad de otras personas. «Grabar accidentalmente a otros pacientes sin su permiso supone un riesgo para la confidencialidad del paciente», zanjó.
Trabajadores de la sanidad pública británica denuncian que cada vez más pacientes los graban y publican en redes sociales sus tratamientos médicos sin consentimiento
El personal del Servicio Nacional de salud británico (NHS, por sus siglas en inglés) ha denunciado antes los medios su inquietud debido a la proliferación de pacientes que graban, sin autorización, procedimientos médicos en hospitales y clínicas para después publicarlos en plataformas como TikTok e Instagram, una tendencia creciente que preocupa especialmente en el sector de la radiología y otros profesionales sanitarios debido al potencial daño a la privacidad tanto de pacientes como del personal.
En los últimos meses, varios trabajadores del NHS han denunciado incidentes específicos que ilustran esta problemática. En uno de estos episodios, ocurrido en un hospital en la costa sur de Inglaterra, una asistente del departamento de radiología estaba insertando una cánula en una paciente con cáncer cuando la hija de esta, una joven de 19 años, comenzó a grabar la intervención con su teléfono móvil sin solicitar permiso alguno, según explicó posteriormente la trabajadora implicada. «Quería grabar la canalización porque pensaba que sería entretenido para las redes sociales. Pero no pidió permiso».
Esta empleada del NHS relató posteriormente que pasó un fin de semana entero sumida en la preocupación, preguntándose constantemente si había realizado correctamente su trabajo, sabiendo que su actuación había quedado registrada en vídeo y podía ser juzgada por los usuarios en línea. Además, la asistente resaltó otro aspecto preocupante del mismo episodio, y es que mientras se producía la grabación no autorizada, en la camilla adyacente otro paciente daba consentimiento para un procedimiento de colonoscopia virtual, y sus detalles personales podrían haber quedado expuestos involuntariamente en la grabación efectuada por la hija de la primera paciente.
Pero este es sólo un ejemplo, ya que los episodios no son aislados, y el problema se está extendiendo de manera significativa, según la Sociedad de Radiografistas del Reino Unido (SoR), organismo que agrupa a estos especialistas sanitarios y que recientemente ha alertado públicamente de esta situación. En palabras de Dean Rogers, director de estrategia industrial y relaciones con los miembros de la SoR, es necesario que todos los hospitales y clínicas del NHS establezcan políticas claras para regular el uso de cámaras y teléfonos móviles en entornos médicos, con el objetivo de proteger tanto la privacidad de los pacientes como la seguridad emocional y profesional del personal sanitario. «Los pacientes no deberían estar grabando en hospitales sin que el personal lo sepa y dé su permiso», dijo, y añadió que »como profesionales de la salud debemos preguntarnos: ¿esa grabación vulnera la confidencialidad de otros pacientes? ¿Afecta a nuestra capacidad para prestar atención?«.
Otra situación reveladora es la que describió Ashley d’Aquino, radiografista terapéutica que trabaja en Londres, quien explicó cómo un colega descubrió accidentalmente que una paciente le había estado grabando. «Teníamos a otro miembro del equipo que accedió a hacer fotos para una paciente. Pero cuando ella le pasó el móvil, vio que también le había estado grabando en secreto, para publicarlo en un blog sobre el cáncer que padece«.
Proteger la dignidad de pacientes y profesionales
D’Aquino destacó cómo esta práctica, aparentemente trivializada en redes sociales, produce malestar y ansiedad entre los profesionales, ya que «como empleados del NHS llevamos placas con nuestros nombres, así que aparecen en cualquier vídeo. Eso hace que la gente se sienta muy incómoda y ansiosa».
En este contexto, la presidenta del Real Colegio de Radiólogos, la doctora Katharine Halliday, defendió recientemente que las normas existentes sobre filmaciones en entornos clínicos están precisamente diseñadas para preservar la dignidad y confidencialidad tanto de pacientes como de profesionales sanitarios. Halliday enfatizó que «las reglas sobre filmación y grabación están ahí para proteger la privacidad y la dignidad de pacientes y personal, y deben cumplirse en consecuencia», por lo que »es importante tenerlo en cuenta y siempre pedir permiso para hacer fotos, grabar o filmar».
Desde el ámbito institucional, el NHS también ha reaccionado. La doctora Meghana Pandit, codirectora médica nacional para atención secundaria del NHS en Inglaterra, explicó que aunque es comprensible y a veces incluso beneficioso que los pacientes quieran registrar parte de sus consultas o tratamientos para comprender mejor su situación médica, es fundamental que estos registros se limiten estrictamente a un uso personal y nunca comprometan la privacidad de otras personas. «Grabar accidentalmente a otros pacientes sin su permiso supone un riesgo para la confidencialidad del paciente», zanjó.
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