La sentencia que marcó el principio del fin del profesor orensano Martiño Ramos Soto se publicó en julio del 2024 y fue redactada por el mismo tribunal de la Audiencia provincial de Orense que tuvo que escuchar en sala las atrocidades a las que fue sometida su única víctima conocida, una alumna a la que agredió sexualmente desde los 12 a los 16 años . El fallo no deja lugar a dudas acerca de la peligrosidad de un hombre, ahora de 47 años, que decidió fugarse para evitar su entrada en prisión. Antes, trató de revertir la decisión de la Audiencia recurriendo ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que entendió que el infierno que le había hecho pasar a la menor se merecía una pena de 13 años de prisión . Los dos escritos destacan el «sadismo» con el que el docente actuaba sobre una niña que conocía desde los 3 años y de la que sabía que venía de un entorno familiar vulnerable. Una presa fácil a la que, recogen los tribunales tras la prueba practicada, « dio fuertes puñetazos en el pecho, en el culo y en las costillas , implorándole varias veces la niña que parase y abandonándola después postrada en un monte cerca de una capilla«. MÁS INFORMACIÓN estandar No Condenan a 13 años a un profesor de Música por violar y «pegar con sadismo» a una alumna durante más de cinco años Patricia AbetLa historia de este profesor de Música que militó en Ourense en Común y En Marea, y que era un habitual en los actos feministas que se celebraban en la provincia, se quebró al mismo tiempo que la denunciante rompió con la relación que la mantuvo cautiva durante cuatro años. Lo hizo cuando, ya con 16 años, lo bloqueó en las redes sociales para no volver a tener contacto con él . La última vez que lo vio la sometió a prácticas sádicas y la obligó a que le practicase una felación. Unos meses después, al empezar el nuevo curso, en septiembre de 2021 , la menor expuso todo lo ocurrido en el centro escolar, formalizando en compañía de su padre la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil.En este punto, los tribunales le reprocharon al profesor que hubiese sido conocedor de la «fragilidad emocional» de la niña, derivada de una grave problemática familiar, «autolesionándose y cortándose» , presentándose al acusado ante ella como una figura de referencia. Frente a estas acusaciones, Martiño fue parco en palabras. Durante la fase de instrucción se negó a hablar , y en el juicio se agarró a que el baño donde la menor decía que mantenía relaciones «tenía unos ventanales muy grandes» por los que todo el mundo los hubiera podido ver, o a que los horarios de Primaria y Secundaria eran distintos y él ni siquiera sabía dónde vivía ella. Sus explicaciones, vagas e incoherentes, no convencieron a los magistrados, que sí dieron carta de veracidad al detalle con el que la menor narró los últimos años de su vida.Explicó que el docente entabló contacto con ella a través de dos perfiles y cuando ya la había engatusado, un día se desenmascaró en la sala de Música y le dijo que él era la persona que le había estado pidiendo fotografías íntimas por Internet. « La menor se quedó en estado de shock y el acusado la abrazó , le dijo que la quería mucho, que la apoya, la sentó en sus piernas y la besó en la boca« recoge el fallo al que ha tenido acceso ABC. Ella tenía 12 años. A partir de ahí, los encuentros se volvieron más habituales y violentos, hasta que la obligó a introducirse en el maletero de su coche, dándole instrucciones precisas de dónde lo había dejado y de que dejaría las puertas abiertas. Era su forma de mantenerse lejos de la comunidad educativa a la que ambos pertenecían. Durante su declaración, la menor admitió que había sufrido bullying en el colegio y que los profesores no la apoyaban . Con el móvil de su hermana se creó el perfil en una red social y ahí conoció al docente. Lo vio «como un apoyo» recalcan los jueces, que no pasan por alto que él le comentó a la niña que «le gustaba pegarle porque le gustaba hacerle daño. Luego se dio cuenta de que a otras alumnas les preguntaba si les interesaba el BDSM y el sadomasoquismo« afirman. Durante este tiempo, la víctima llegó a contarle a una amiga lo que le estaba pasando, pero nunca reveló la identidad de su agresor, del que decía que «se ponía muy rojo» cuando mantenían encuentros. Ella, dijo al tribunal, se sentía «como si la hubiesen violado varias personas» , por lo que al llegar a casa «se duchaba varias veces». Le dijeron que se marchase, «por si se suicidaba»Sobre cómo el centro gestionó los hecho, la menor declaró que una vez se quebró y se lo contó todo a su padre, los dos fueron al instituto y mantuvieron una reunión con la orientadora y dos profesoras que «la hicieron dudar de sí misma». « Le dijeron que eran imaginaciones suyas y que era mejor que se marchase del colegio por si se suicidaba y se tiraba de una ventana porque ellas lo conocían (al profesor denunciado) y confiaban en su palabra.El pasado septiembre los agentes se presentaron en la vivienda de Martiño después de una dudosa gestión de la situación, por la que el condenado quedó libre a espera de la decisión del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, sin valorar un posible riesgo de fuga. Cuando llamaron a la puerta ya no estaba. La orden de búsqueda y captura se fechó el 15 de septiembre. Desde entonces, nada. La sentencia que marcó el principio del fin del profesor orensano Martiño Ramos Soto se publicó en julio del 2024 y fue redactada por el mismo tribunal de la Audiencia provincial de Orense que tuvo que escuchar en sala las atrocidades a las que fue sometida su única víctima conocida, una alumna a la que agredió sexualmente desde los 12 a los 16 años . El fallo no deja lugar a dudas acerca de la peligrosidad de un hombre, ahora de 47 años, que decidió fugarse para evitar su entrada en prisión. Antes, trató de revertir la decisión de la Audiencia recurriendo ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que entendió que el infierno que le había hecho pasar a la menor se merecía una pena de 13 años de prisión . Los dos escritos destacan el «sadismo» con el que el docente actuaba sobre una niña que conocía desde los 3 años y de la que sabía que venía de un entorno familiar vulnerable. Una presa fácil a la que, recogen los tribunales tras la prueba practicada, « dio fuertes puñetazos en el pecho, en el culo y en las costillas , implorándole varias veces la niña que parase y abandonándola después postrada en un monte cerca de una capilla«. MÁS INFORMACIÓN estandar No Condenan a 13 años a un profesor de Música por violar y «pegar con sadismo» a una alumna durante más de cinco años Patricia AbetLa historia de este profesor de Música que militó en Ourense en Común y En Marea, y que era un habitual en los actos feministas que se celebraban en la provincia, se quebró al mismo tiempo que la denunciante rompió con la relación que la mantuvo cautiva durante cuatro años. Lo hizo cuando, ya con 16 años, lo bloqueó en las redes sociales para no volver a tener contacto con él . La última vez que lo vio la sometió a prácticas sádicas y la obligó a que le practicase una felación. Unos meses después, al empezar el nuevo curso, en septiembre de 2021 , la menor expuso todo lo ocurrido en el centro escolar, formalizando en compañía de su padre la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil.En este punto, los tribunales le reprocharon al profesor que hubiese sido conocedor de la «fragilidad emocional» de la niña, derivada de una grave problemática familiar, «autolesionándose y cortándose» , presentándose al acusado ante ella como una figura de referencia. Frente a estas acusaciones, Martiño fue parco en palabras. Durante la fase de instrucción se negó a hablar , y en el juicio se agarró a que el baño donde la menor decía que mantenía relaciones «tenía unos ventanales muy grandes» por los que todo el mundo los hubiera podido ver, o a que los horarios de Primaria y Secundaria eran distintos y él ni siquiera sabía dónde vivía ella. Sus explicaciones, vagas e incoherentes, no convencieron a los magistrados, que sí dieron carta de veracidad al detalle con el que la menor narró los últimos años de su vida.Explicó que el docente entabló contacto con ella a través de dos perfiles y cuando ya la había engatusado, un día se desenmascaró en la sala de Música y le dijo que él era la persona que le había estado pidiendo fotografías íntimas por Internet. « La menor se quedó en estado de shock y el acusado la abrazó , le dijo que la quería mucho, que la apoya, la sentó en sus piernas y la besó en la boca« recoge el fallo al que ha tenido acceso ABC. Ella tenía 12 años. A partir de ahí, los encuentros se volvieron más habituales y violentos, hasta que la obligó a introducirse en el maletero de su coche, dándole instrucciones precisas de dónde lo había dejado y de que dejaría las puertas abiertas. Era su forma de mantenerse lejos de la comunidad educativa a la que ambos pertenecían. Durante su declaración, la menor admitió que había sufrido bullying en el colegio y que los profesores no la apoyaban . Con el móvil de su hermana se creó el perfil en una red social y ahí conoció al docente. Lo vio «como un apoyo» recalcan los jueces, que no pasan por alto que él le comentó a la niña que «le gustaba pegarle porque le gustaba hacerle daño. Luego se dio cuenta de que a otras alumnas les preguntaba si les interesaba el BDSM y el sadomasoquismo« afirman. Durante este tiempo, la víctima llegó a contarle a una amiga lo que le estaba pasando, pero nunca reveló la identidad de su agresor, del que decía que «se ponía muy rojo» cuando mantenían encuentros. Ella, dijo al tribunal, se sentía «como si la hubiesen violado varias personas» , por lo que al llegar a casa «se duchaba varias veces». Le dijeron que se marchase, «por si se suicidaba»Sobre cómo el centro gestionó los hecho, la menor declaró que una vez se quebró y se lo contó todo a su padre, los dos fueron al instituto y mantuvieron una reunión con la orientadora y dos profesoras que «la hicieron dudar de sí misma». « Le dijeron que eran imaginaciones suyas y que era mejor que se marchase del colegio por si se suicidaba y se tiraba de una ventana porque ellas lo conocían (al profesor denunciado) y confiaban en su palabra.El pasado septiembre los agentes se presentaron en la vivienda de Martiño después de una dudosa gestión de la situación, por la que el condenado quedó libre a espera de la decisión del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, sin valorar un posible riesgo de fuga. Cuando llamaron a la puerta ya no estaba. La orden de búsqueda y captura se fechó el 15 de septiembre. Desde entonces, nada.
La sentencia que marcó el principio del fin del profesor orensano Martiño Ramos Sotose publicó en julio del 2024 y fue redactada por el mismo tribunal de la Audiencia provincial de Orense que tuvo que escuchar en sala las atrocidades a las que fue … sometida su única víctima conocida, una alumna a la que agredió sexualmente desde los 12 a los 16 años. El fallo no deja lugar a dudas acerca de la peligrosidad de un hombre, ahora de 47 años, que decidió fugarse para evitar su entrada en prisión. Antes, trató de revertir la decisión de la Audiencia recurriendo ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que entendió que el infierno que le había hecho pasar a la menor se merecía una pena de 13 años de prisión. Los dos escritos destacan el «sadismo» con el que el docente actuaba sobre una niña que conocía desde los 3 años y de la que sabía que venía de un entorno familiar vulnerable. Una presa fácil a la que, recogen los tribunales tras la prueba practicada, «dio fuertes puñetazos en el pecho, en el culo y en las costillas, implorándole varias veces la niña que parase y abandonándola después postrada en un monte cerca de una capilla«.
La historia de este profesor de Música que militó en Ourense en Común y En Marea, y que era un habitual en los actos feministas que se celebraban en la provincia, se quebró al mismo tiempo que la denunciante rompió con la relación que la mantuvo cautiva durante cuatro años. Lo hizo cuando, ya con 16 años, lo bloqueó en las redes sociales para no volver a tener contacto con él. La última vez que lo vio la sometió a prácticas sádicas y la obligó a que le practicase una felación. Unos meses después, al empezar el nuevo curso, en septiembre de 2021, la menor expuso todo lo ocurrido en el centro escolar, formalizando en compañía de su padre la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil.
En este punto, los tribunales le reprocharon al profesor que hubiese sido conocedor de la «fragilidad emocional» de la niña, derivada de una grave problemática familiar, «autolesionándose y cortándose», presentándose al acusado ante ella como una figura de referencia. Frente a estas acusaciones, Martiño fue parco en palabras. Durante la fase de instrucción se negó a hablar, y en el juicio se agarró a que el baño donde la menor decía que mantenía relaciones «tenía unos ventanales muy grandes» por los que todo el mundo los hubiera podido ver, o a que los horarios de Primaria y Secundaria eran distintos y él ni siquiera sabía dónde vivía ella. Sus explicaciones, vagas e incoherentes, no convencieron a los magistrados, que sí dieron carta de veracidad al detalle con el que la menor narró los últimos años de su vida.
Explicó que el docente entabló contacto con ella a través de dos perfiles y cuando ya la había engatusado, un día se desenmascaró en la sala de Música y le dijo que él era la persona que le había estado pidiendo fotografías íntimas por Internet. «La menor se quedó en estado de shock y el acusado la abrazó, le dijo que la quería mucho, que la apoya, la sentó en sus piernas y la besó en la boca« recoge el fallo al que ha tenido acceso ABC. Ella tenía 12 años. A partir de ahí, los encuentros se volvieron más habituales y violentos, hasta que la obligó a introducirse en el maletero de su coche, dándole instrucciones precisas de dónde lo había dejado y de que dejaría las puertas abiertas. Era su forma de mantenerse lejos de la comunidad educativa a la que ambos pertenecían.
Durante su declaración, la menor admitió que había sufrido bullying en el colegio y que los profesores no la apoyaban. Con el móvil de su hermana se creó el perfil en una red social y ahí conoció al docente. Lo vio «como un apoyo» recalcan los jueces, que no pasan por alto que él le comentó a la niña que «le gustaba pegarle porque le gustaba hacerle daño. Luego se dio cuenta de que a otras alumnas les preguntaba si les interesaba el BDSM y el sadomasoquismo« afirman. Durante este tiempo, la víctima llegó a contarle a una amiga lo que le estaba pasando, pero nunca reveló la identidad de su agresor, del que decía que «se ponía muy rojo» cuando mantenían encuentros. Ella, dijo al tribunal, se sentía «como si la hubiesen violado varias personas», por lo que al llegar a casa «se duchaba varias veces».
Le dijeron que se marchase, «por si se suicidaba»
Sobre cómo el centro gestionó los hecho, la menor declaró que una vez se quebró y se lo contó todo a su padre, los dos fueron al instituto y mantuvieron una reunión con la orientadora y dos profesoras que «la hicieron dudar de sí misma». «Le dijeron que eran imaginaciones suyas y que era mejor que se marchase del colegio por si se suicidaba y se tiraba de una ventana porque ellas lo conocían (al profesor denunciado) y confiaban en su palabra.
El pasado septiembre los agentes se presentaron en la vivienda de Martiño después de una dudosa gestión de la situación, por la que el condenado quedó libre a espera de la decisión del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, sin valorar un posible riesgo de fuga. Cuando llamaron a la puerta ya no estaba. La orden de búsqueda y captura se fechó el 15 de septiembre. Desde entonces, nada.
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de espana
