Ya está pasando. Es como ver un tren a punto de descarrilar sin que nadie haga nada. A cámara lenta. Se ve venir. Lamine Yamal se está convirtiendo en ingobernable y eso es una muy mala noticia para él y para el Barça. La suma del binomio Barça y Lamine Yamal es una fórmula de éxito. ¿Pero qué pasa si ninguna de las dos partes acaban de cumplir sus deberes? El club es perfectamente conocedor de los orígenes, la realidad, la edad y la madurez del futbolista. Sabía que era imprescindible ayudarlo con un buen acompañamiento en sus años de formación en la Masia y, más todavía, en su etapa de emancipación con la eclosión de su éxito personal. Y, de momento, no está saliendo adelante.
Ya está pasando. Es como ver un tren a punto de descarrilar sin que nadie haga nada. A cámara lenta. Se ve venir. Lamine Yamal se está convirtiendo en ingobernable y eso es una muy mala noticia para él y para el Barça. La suma del binomio Barça y Lamine Yamal es una fórmula de éxito. ¿Pero qué pasa si ninguna de las dos partes acaban de cumplir sus deberes? El club es perfectamente conocedor de los orígenes, la realidad, la edad y la madurez del futbolista. Sabía que era imprescindible ayudarlo con un buen acompañamiento en sus años de formación en la Masia y, más todavía, en su etapa de emancipación con la eclosión de su éxito personal. Y, de momento, no está saliendo adelante.Seguir leyendo…
Ya está pasando. Es como ver un tren a punto de descarrilar sin que nadie haga nada. A cámara lenta. Se ve venir. Lamine Yamal se está convirtiendo en ingobernable y eso es una muy mala noticia para él y para el Barça. La suma del binomio Barça y Lamine Yamal es una fórmula de éxito. ¿Pero qué pasa si ninguna de las dos partes acaban de cumplir sus deberes? El club es perfectamente conocedor de los orígenes, la realidad, la edad y la madurez del futbolista. Sabía que era imprescindible ayudarlo con un buen acompañamiento en sus años de formación en la Masia y, más todavía, en su etapa de emancipación con la eclosión de su éxito personal. Y, de momento, no está saliendo adelante.

La otra parte del binomio, Lamine Yamal, tiene un compromiso, emocional pero también y sobre todo contractual, con un club que lo acogió y formó, que le ha dado confianza y que lo ha catapultado. Y tampoco está cumpliendo.
Los incumplimientos son pequeños pero incesantes, como la lluvia que se filtra por una gotera. El último, que el jugador exhibió con total impunidad, ha sido el viaje a Croacia en medio del proceso de recuperación de la pubalgia. Él no se esconde. E, incluso, hay un infructuoso intento del club para vender la versión “oficial” que todo era acordado, que estaba siguiendo la recuperación durante esta escapada. Un intento estéril de disimular que se marcha cuando quiere, sin avisar ni consultar, interrumpiendo durante unos días su proceso de recuperación y dejando tirados a los profesionales que trabajan con él. Eso ha pasado.
Y también ha pasado que Lamine Yamal ha llegado tarde a la hora marcada por Hansi Flick. Y, siguiendo su disciplina germánica, el técnico lo ha dejado fuera del once inicial en el siguiente partido, como había hecho en otras ocasiones con Koundé o Raphinha. Lo que pasa es que públicamente no lo hemos llegado a ver nunca porque injerencias externas en la estricta intimidad del vestuario lo han detenido. Con el consecuente descrédito que eso comporta para Flick ante el grupo que lidera, claro está. Y especialmente ante Lamine Yamal, que empieza a estar muy convencido de su impunidad.
Los incumplimientos son pequeños pero incesantes, como la lluvia que se filtra por una gotera
Tantas comparaciones del mataronés con Messi y nadie se pone manos a la obra con la más evidente. Lamine Yamal necesita urgentemente su propio Pep Guardiola. Alguien que se involucre en su vida y le dé las herramientas necesarias, la confianza y la determinación para ordenarla. Alguien que lo gobierne o que lo haga gobernable. Un guía, un referente, un mentor. Tal como el entrenador de Santpedor hizo con Messi.
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Pero, de momento, cada capítulo que pasa evidencia que el Barça está perdiendo esta batalla con Lamine Yamal y que Hansi Flick ha dimitido de la misión ante las constantes injerencias. El descarrilamiento se está viendo venir, a cámara lenta, pero todavía no es tarde para intentar revertir la situación. Eso sí, hace falta la voluntad firme de todos los implicados.
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