Un chaparrón sorprendió a los deportistas en la sofocante tarde singapurense, mientras un grupo de jóvenes bailaba ‘breakdance’ a las puertas del Arena -cubiertos por una amplia marquesina-, piscina improvisada en la que desde este domingo (eliminatorias a las 4:00 h española) intentarán ganarle de nuevo al tiempo. Porque más allá de las medallas y los récords mundiales reservados para una elite, la natación española solo puede a día de hoy soñar con mejorar sus propios registros. Singapur es una competición ‘sembrática’, por citar uno de sus términos que se han ido adueñando del lenguaje de los entrenadores de todos los deportes. En este grupo de nadadores, el calificativo está más que justificado.
Weiler, Coll y Carrasco son quienes más opciones tienen de nadar finales, mientras que el torpedo Luca Hoek se estrena en unos Mundiales
Un chaparrón sorprendió a los deportistas en la sofocante tarde singapurense, mientras un grupo de jóvenes bailaba ‘breakdance’ a las puertas del Arena -cubiertos por una amplia marquesina-, piscina improvisada en la que desde este domingo (eliminatorias a las 4:00 h española) intentarán ganarle de nuevo al tiempo. Porque más allá de las medallas y los récords mundiales reservados para una elite, la natación española solo puede a día de hoy soñar con mejorar sus propios registros. Singapur es una competición ‘sembrática’, por citar uno de sus términos que se han ido adueñando del lenguaje de los entrenadores de todos los deportes. En este grupo de nadadores, el calificativo está más que justificado.
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Cuando Santi Veiga llegó a la dirección técnica en sustitución de Sean Kelly, el pasado septiembre, distinguió dos grupos. El primero, aquellos que ya llevaban una experiencia y encima y a los que había que exigirles resultados. Es el caso de Carles Coll, campeón del mundo de 200 braza en piscina corta el pasado diciembre, quien llega en “buen estado de forma” a Singapur a trasladar ese nivel. Pero son palabras mayores. Coll, que sobresale en las ‘filipinas’ -las patadas de braza en piscina corta- se encuentra otra liga en piscina de 50 metros, donde hay verdaderos especiales. “Parecen dos pruebas distintas”, apuntan. Esa mejora se debe ver en Singapur tras soluciones sus problemas de visado. Una final sería una gran noticia.
Tras Coll está Carmen Weiler. Compité en casa -se crió y sus padres viven en Singapur- y ya fue novena en los Juegos de París. “Cada vez es más madura, controla las carreras, sabe lo que hace y es consistente”, advierte Veiga. Su mejora lógica es que pueda nadar alguna de las finales de 100 o 200. La medalla es otra película. Ahora mismo el nivel de la espalda, entre australianas y americanas, tiene una tasa muy alta.
Weiler cada vez es más madura, controla la carrera y es consistente”
Santi VeigaTécnico de la RFEN
También lejos de las medallas pero tocando las finales debe estar Emma Carrasco, que ha ido mejorando paso a paso hasta convertirse en una nadadora fiable en los 200 y 400 estilos. Se produce en su caso una paradoja. Aunque prepara más el 200, tiene más opciones en el 400 porque hay menos competencia. La prueba fetiche de Mireia Belmonte o Katinka Hoszzu cuenta, desde hace años, con menos participantes. Ahora prima la velocidad, el fondo o la especialización. Alba Vázquez, que fuera campeona mundial júnior, quiere volver a sentirse competitiva en la alta competición. También participará en esos 400.
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Los últimos de este primer grupo son Adrián Santos, del CN Sant Andreu, y Arbidel González. El primero lleva dos mundiales, pero los 50 espalda no era olímpicos y no fue a París. Ahora sí lo son. Otro aliciente para empezar a crecer en Singapur. El segundo buscará las semifinales en los 200, donde tiene el récord de España.
El resto de nadadores, primerizos, acuden a vivir la experiencia pero a estar en sus mejores marcas. No deben “notar la presión de un resultado, no se les exigirá”, pero en cambio sí deben empezar a construir porque en Los Ángeles deben formar parte del equipo. Y en algunos casos echar la puerta abajo. Uno de ellos es Luca Hoek, el campeón europeo júnior de 17 años que logró estar entre los ocho más rápidos de la historia menores de 18 años en un 100 libre. Se codeó con nombres gigantescos. Pinta bien pero “paso a paso”.
Con menos expectativas internacionales pero con un “proyecto de nadador” en ciernes está Nil Cadevall, nadador de Arena y del CN Sant Andreu, que la próxima temporada se entrenará con los Gators en la Universidad de Florida. Un centro dónde solo van los elegidos. Competirá en las pruebas de braza donde podrá pelear por nadar en las semifinales. Este campeonato será también una prueba de su rendimiento en contextos de alta exigencia.
Menos podrán alcanzar Jiema Ruiz, María Daza o Miguel Pérez Godoy. Algo más Estella Tonrath, que voló en los trials. Las pruebas de hoy serán la cosecha del mañana. En los relevos, España intentará alcanzar la final, “que es muy difícil”, de los 4×100 libre masculino y 4×100 libre mixtos, mientras que en el resto de relevos dependerá del estado de forma y del rendimiento internacional.
Los nadadores españoles por pruebas
El listado completo
Carles Coll (200 braza)
Luca Hoek (100 libre)
Nil Cadevall (50 y 100 braza y 200 estilos)
Miguel Pérez-Godoy (200 libre)
Arbidel González (100 y 200 mariposa)
Sergio de Celis (50 libre)
Ignacio Campos (Relevos)
Iván Martínez (50 y 200 espalda)
Adrián Santos (50 y 100 espalda)
Carmen Weiler (50, 100 y 200 espalda)
Emma Carrasco (200 braza, 200 y 400 estilos)
María Daza (50, 100 y 200 libre)
Jimena Ruiz (50 y 100 braza)
Estella Tonrath (200 espalda)
Alba Vázquez (400 estilos)
Laura Cabanes (200 estilos y 200 mariposa)
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