Este sábado por la tarde, los seguidores del rito tridentino podrán asistir a una misa en la basílica de San Pedro como las que se celebraban antes del Concilio Vaticano II. El Papa Francisco limitó estas ceremonias desde el año 2021 pues consideraba que no contribuyen a poner en práctica las reformas del Concilio Vaticano II ni a la unidad de toda la Iglesia. Con la aprobación del Papa León, la celebrará uno de los defensores del regreso de este rito, el cardenal Raymond Burke, en ocasión de una peregrinación de católicos tradicionalistas por el Jubileo. «Se trata de la peregrinación de los ‘Summorum Pontificum’, es decir, de aquellos que están apegados al ‘usus antiquior’ (de la misa) y dan gracias al Príncipe de los Apóstoles y a su sucesor, demostrando así su adhesión a la Iglesia de Roma», explica uno de sus organizadores, Christian Marquant en la web del evento. Según sus promotores, participarán personas de 100 países. Los peregrinos primero recorrerán en procesión unos mil metros hasta llegar a la basílica vaticana y luego atravesarán la Puerta Santa para ganar el Jubileo. Durante la ceremonia, Burke seguirá la edición del misal tridentino que aprobó Juan XXIII en 1962 y que Benedicto XVI aprobó en 2007 como «rito extraordinario» pero F rancisco limitó en 2021. La misa se celebrará en el llamado «Altar de la cátedra», el segundo más importante de la basílica vaticana. Allí los organizadores de esta misma peregrinación celebraron la misa según el rito tridentino desde 2012 hasta 2021, cuando Francisco lo limitó y no obtuvieron el permiso para repetirlo. El entonces pontífice autorizaba que se celebrara en ocasiones en una pequeña capilla con espacio para unas 15 o 20 personas cerca de la tumba de San Pedro , la Capilla Clementina, pero no en la zona más amplia de la basílica, donde hay espacio para unas mil personas.Noticia Relacionada 500 años después estandar No El histórico rezo del Rey de Inglaterra con el Papa Javier Martínez-BrocalPara entender el significado de esta ceremonia hay que recordar que uno de los símbolos del Concilio Vaticano II es el nuevo rito de la misa, introducido por el Papa Pablo VI, que adaptó las rúbricas de la Eucaristía al lenguaje de su tiempo, introdujo mayor variedad de lecturas bíblicas y consintió que las oraciones no fueran en latín. La medida incluyó la prohibición del ritual celebrado hasta entonces, la llamada «Misa Tridentina». Haciendo balance, años más tarde, el cardenal Joseph Ratzinger reconoció que la decisión había dado pie también a abusos litúrgicos y por eso, ya como Papa, en 2007, para intentar que algunas comunidades tradicionalistas cismáticas y quasi-cismáticas se reconciliaran con Roma y miraran con buenos ojos el Concilio Vaticano II, permitió volver a celebrar la Misa Tridentina en las iglesias cuando fuera considerada oportuna.Años más tarde, en 2021, el Papa Francisco dispuso que se regresara a la decisión tomada tras el Concilio Vaticano II de vetar esta forma de la misa, pues consideraba que quienes participaban, en lugar de acercarse, tomaban distancia de Roma y de las reformas del Concilio. Desde entonces, y hasta la actualidad, para celebrarla es necesario un permiso especial, que se concede en ocasiones muy limitadas. La medida fue muy contestada pues algunos la leyeron como un gesto del Pontífice contra los conservadores.Un gesto de esperanza para estos sectoresEl gesto del Papa León XIV de permitir que se celebre en uno de los lugares más importantes para los católicos, la basílica de San Pedro, ha sido vista por estos sectores tradicionalistas como un gesto de esperanza. «Sentimos la alegría de la paz y la gratitud por regresar, gracias al Cielo y al Papa León, y a nuestros santos hábitos espirituales y litúrgicos», destaca Christian Marquant.No está claro si es una excepción o una normalización. «Esperemos que este episodio no sea aislado, sino que se levanten por completo las restricciones totalmente injustas, contrarias por completo a la tradición y al derecho, a la celebración del llamado Rito de San Pío V y que el rito tradicional pueda ser celebrado libremente por todos los sacerdotes que lo deseen», publican en su web los seguidores del obispo cismático Marcel Lefebvre, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.PolarizaciónLo cierto es que León XIV ya se pronunció sobre esta cuestión en la larga entrevista que concedió a la periodista Elise Ann Allen para el libro «Ciudadano del mundo, Misionero del siglo XXI». «Sé que parte de ese problema, desafortunadamente, ha hecho que algunos usen la liturgia como una excusa para promover otros temas. Se ha convertido en una herramienta política», explicó. En esa entrevista, León también reconoció que los abusos de la misa posterior al Concilio Vaticano II «no fueron útiles para las personas que buscaban una experiencia más profunda de oración, de contacto con el misterio de la fe, que parecían encontrar en la celebración de la misa tridentina. Nos hemos polarizado, de modo que planteamos eso en lugar de decir: ‘Bueno, si celebramos la liturgia del Vaticano II de una manera adecuada, ¿realmente encuentras tanta diferencia entre esta experiencia y esa experiencia?’.» «Se ha convertido en el tipo de tema que está tan polarizado que la gente, a menudo, no está dispuesta a escucharse mutuamente», concluyó.Quizá la ceremonia de este sábado sea el inicio de esa conversación. Este sábado por la tarde, los seguidores del rito tridentino podrán asistir a una misa en la basílica de San Pedro como las que se celebraban antes del Concilio Vaticano II. El Papa Francisco limitó estas ceremonias desde el año 2021 pues consideraba que no contribuyen a poner en práctica las reformas del Concilio Vaticano II ni a la unidad de toda la Iglesia. Con la aprobación del Papa León, la celebrará uno de los defensores del regreso de este rito, el cardenal Raymond Burke, en ocasión de una peregrinación de católicos tradicionalistas por el Jubileo. «Se trata de la peregrinación de los ‘Summorum Pontificum’, es decir, de aquellos que están apegados al ‘usus antiquior’ (de la misa) y dan gracias al Príncipe de los Apóstoles y a su sucesor, demostrando así su adhesión a la Iglesia de Roma», explica uno de sus organizadores, Christian Marquant en la web del evento. Según sus promotores, participarán personas de 100 países. Los peregrinos primero recorrerán en procesión unos mil metros hasta llegar a la basílica vaticana y luego atravesarán la Puerta Santa para ganar el Jubileo. Durante la ceremonia, Burke seguirá la edición del misal tridentino que aprobó Juan XXIII en 1962 y que Benedicto XVI aprobó en 2007 como «rito extraordinario» pero F rancisco limitó en 2021. La misa se celebrará en el llamado «Altar de la cátedra», el segundo más importante de la basílica vaticana. Allí los organizadores de esta misma peregrinación celebraron la misa según el rito tridentino desde 2012 hasta 2021, cuando Francisco lo limitó y no obtuvieron el permiso para repetirlo. El entonces pontífice autorizaba que se celebrara en ocasiones en una pequeña capilla con espacio para unas 15 o 20 personas cerca de la tumba de San Pedro , la Capilla Clementina, pero no en la zona más amplia de la basílica, donde hay espacio para unas mil personas.Noticia Relacionada 500 años después estandar No El histórico rezo del Rey de Inglaterra con el Papa Javier Martínez-BrocalPara entender el significado de esta ceremonia hay que recordar que uno de los símbolos del Concilio Vaticano II es el nuevo rito de la misa, introducido por el Papa Pablo VI, que adaptó las rúbricas de la Eucaristía al lenguaje de su tiempo, introdujo mayor variedad de lecturas bíblicas y consintió que las oraciones no fueran en latín. La medida incluyó la prohibición del ritual celebrado hasta entonces, la llamada «Misa Tridentina». Haciendo balance, años más tarde, el cardenal Joseph Ratzinger reconoció que la decisión había dado pie también a abusos litúrgicos y por eso, ya como Papa, en 2007, para intentar que algunas comunidades tradicionalistas cismáticas y quasi-cismáticas se reconciliaran con Roma y miraran con buenos ojos el Concilio Vaticano II, permitió volver a celebrar la Misa Tridentina en las iglesias cuando fuera considerada oportuna.Años más tarde, en 2021, el Papa Francisco dispuso que se regresara a la decisión tomada tras el Concilio Vaticano II de vetar esta forma de la misa, pues consideraba que quienes participaban, en lugar de acercarse, tomaban distancia de Roma y de las reformas del Concilio. Desde entonces, y hasta la actualidad, para celebrarla es necesario un permiso especial, que se concede en ocasiones muy limitadas. La medida fue muy contestada pues algunos la leyeron como un gesto del Pontífice contra los conservadores.Un gesto de esperanza para estos sectoresEl gesto del Papa León XIV de permitir que se celebre en uno de los lugares más importantes para los católicos, la basílica de San Pedro, ha sido vista por estos sectores tradicionalistas como un gesto de esperanza. «Sentimos la alegría de la paz y la gratitud por regresar, gracias al Cielo y al Papa León, y a nuestros santos hábitos espirituales y litúrgicos», destaca Christian Marquant.No está claro si es una excepción o una normalización. «Esperemos que este episodio no sea aislado, sino que se levanten por completo las restricciones totalmente injustas, contrarias por completo a la tradición y al derecho, a la celebración del llamado Rito de San Pío V y que el rito tradicional pueda ser celebrado libremente por todos los sacerdotes que lo deseen», publican en su web los seguidores del obispo cismático Marcel Lefebvre, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.PolarizaciónLo cierto es que León XIV ya se pronunció sobre esta cuestión en la larga entrevista que concedió a la periodista Elise Ann Allen para el libro «Ciudadano del mundo, Misionero del siglo XXI». «Sé que parte de ese problema, desafortunadamente, ha hecho que algunos usen la liturgia como una excusa para promover otros temas. Se ha convertido en una herramienta política», explicó. En esa entrevista, León también reconoció que los abusos de la misa posterior al Concilio Vaticano II «no fueron útiles para las personas que buscaban una experiencia más profunda de oración, de contacto con el misterio de la fe, que parecían encontrar en la celebración de la misa tridentina. Nos hemos polarizado, de modo que planteamos eso en lugar de decir: ‘Bueno, si celebramos la liturgia del Vaticano II de una manera adecuada, ¿realmente encuentras tanta diferencia entre esta experiencia y esa experiencia?’.» «Se ha convertido en el tipo de tema que está tan polarizado que la gente, a menudo, no está dispuesta a escucharse mutuamente», concluyó.Quizá la ceremonia de este sábado sea el inicio de esa conversación.
Este sábado por la tarde, los seguidores del rito tridentino podrán asistir a una misa en la basílica de San Pedro como las que se celebraban antes del Concilio Vaticano II. El Papa Francisco limitó estas ceremonias desde el año 2021 pues consideraba que … no contribuyen a poner en práctica las reformas del Concilio Vaticano II ni a la unidad de toda la Iglesia. Con la aprobación del Papa León, la celebrará uno de los defensores del regreso de este rito, el cardenal Raymond Burke, en ocasión de una peregrinación de católicos tradicionalistas por el Jubileo.
«Se trata de la peregrinación de los ‘Summorum Pontificum’, es decir, de aquellos que están apegados al ‘usus antiquior’ (de la misa) y dan gracias al Príncipe de los Apóstoles y a su sucesor, demostrando así su adhesión a la Iglesia de Roma», explica uno de sus organizadores, Christian Marquant en la web del evento. Según sus promotores, participarán personas de 100 países. Los peregrinos primero recorrerán en procesión unos mil metros hasta llegar a la basílica vaticana y luego atravesarán la Puerta Santa para ganar el Jubileo.
Durante la ceremonia, Burke seguirá la edición del misal tridentino que aprobó Juan XXIII en 1962 y que Benedicto XVI aprobó en 2007 como «rito extraordinario» pero Francisco limitó en 2021. La misa se celebrará en el llamado «Altar de la cátedra», el segundo más importante de la basílica vaticana. Allí los organizadores de esta misma peregrinación celebraron la misa según el rito tridentino desde 2012 hasta 2021, cuando Francisco lo limitó y no obtuvieron el permiso para repetirlo. El entonces pontífice autorizaba que se celebrara en ocasiones en una pequeña capilla con espacio para unas 15 o 20 personas cerca de la tumba de San Pedro, la Capilla Clementina, pero no en la zona más amplia de la basílica, donde hay espacio para unas mil personas.
Para entender el significado de esta ceremonia hay que recordar que uno de los símbolos del Concilio Vaticano II es el nuevo rito de la misa, introducido por el Papa Pablo VI, que adaptó las rúbricas de la Eucaristía al lenguaje de su tiempo, introdujo mayor variedad de lecturas bíblicas y consintió que las oraciones no fueran en latín. La medida incluyó la prohibición del ritual celebrado hasta entonces, la llamada «Misa Tridentina».
Haciendo balance, años más tarde, el cardenal Joseph Ratzinger reconoció que la decisión había dado pie también a abusos litúrgicos y por eso, ya como Papa, en 2007, para intentar que algunas comunidades tradicionalistas cismáticas y quasi-cismáticas se reconciliaran con Roma y miraran con buenos ojos el Concilio Vaticano II, permitió volver a celebrar la Misa Tridentina en las iglesias cuando fuera considerada oportuna.
Años más tarde, en 2021, el Papa Francisco dispuso que se regresara a la decisión tomada tras el Concilio Vaticano II de vetar esta forma de la misa, pues consideraba que quienes participaban, en lugar de acercarse, tomaban distancia de Roma y de las reformas del Concilio. Desde entonces, y hasta la actualidad, para celebrarla es necesario un permiso especial, que se concede en ocasiones muy limitadas. La medida fue muy contestada pues algunos la leyeron como un gesto del Pontífice contra los conservadores.
Un gesto de esperanza para estos sectores
El gesto del Papa León XIV de permitir que se celebre en uno de los lugares más importantes para los católicos, la basílica de San Pedro, ha sido vista por estos sectores tradicionalistas como un gesto de esperanza. «Sentimos la alegría de la paz y la gratitud por regresar, gracias al Cielo y al Papa León, y a nuestros santos hábitos espirituales y litúrgicos», destaca Christian Marquant.
No está claro si es una excepción o una normalización. «Esperemos que este episodio no sea aislado, sino que se levanten por completo las restricciones totalmente injustas, contrarias por completo a la tradición y al derecho, a la celebración del llamado Rito de San Pío V y que el rito tradicional pueda ser celebrado libremente por todos los sacerdotes que lo deseen», publican en su web los seguidores del obispo cismático Marcel Lefebvre, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
Polarización
Lo cierto es que León XIV ya se pronunció sobre esta cuestión en la larga entrevista que concedió a la periodista Elise Ann Allen para el libro «Ciudadano del mundo, Misionero del siglo XXI». «Sé que parte de ese problema, desafortunadamente, ha hecho que algunos usen la liturgia como una excusa para promover otros temas. Se ha convertido en una herramienta política», explicó.
En esa entrevista, León también reconoció que los abusos de la misa posterior al Concilio Vaticano II «no fueron útiles para las personas que buscaban una experiencia más profunda de oración, de contacto con el misterio de la fe, que parecían encontrar en la celebración de la misa tridentina. Nos hemos polarizado, de modo que planteamos eso en lugar de decir: ‘Bueno, si celebramos la liturgia del Vaticano II de una manera adecuada, ¿realmente encuentras tanta diferencia entre esta experiencia y esa experiencia?’.» «Se ha convertido en el tipo de tema que está tan polarizado que la gente, a menudo, no está dispuesta a escucharse mutuamente», concluyó.
Quizá la ceremonia de este sábado sea el inicio de esa conversación.
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