La organización bielorrusa de derechos humanos Viasna, galardonada con el Nobel de la Paz, estimó hoy en más de 100.000 los casos de persecución penal y represión ocurridos en este país desde las protestas opositoras contra el fraude electoral del 2020.
Ha habido más de cuatro mil presos políticos, de los que 1.187 siguen en prisión
La organización bielorrusa de derechos humanos Viasna, galardonada con el Nobel de la Paz, estimó hoy en más de 100.000 los casos de persecución penal y represión ocurridos en este país desde las protestas opositoras contra el fraude electoral del 2020.
Estos casos incluyen detenciones, penas de cárcel, tortura, registros, interrogatorios, deportaciones e incluso muerte, señala Viasna en su página web.
Balance de la organización de derechos humanos Viasna, galardonada con el Nobel de la Paz
En total, en el último lustro más de 4.000 personas han sido catalogadas como presos políticos en la antigua república soviética, de las que 1.187 siguen entre rejas, 47 veces más que en el 2020. Según esta fuente, 3.673 personas fueron procesadas por participar en acciones de protesta contra el régimen de Alexánder Lukashenko, presidente desde 1994, el político que más tiempo lleva en el poder en Europa.
A su vez, 360 personas han sido liberadas, pero más de 200 aún se encuentran en alto riesgo en prisión por motivos de salud, familiares o por su internamiento en instituciones psiquiátricas, y ocho incluso han muerto.
A finales de junio Minsk liberó a uno de los presos políticos más conocidos, Serguéi Tijanovski, y a otros 13 presos políticos después de la visita del enviado estadounidense Keith Kellog. Tijanovski fue encarcelado en el 2021 por “organizar disturbios masivos, incitar al odio e impulsar acciones que alteran gravemente el orden público”, en relación con las protestas que estallaron en agosto del 2020 tras la reelección de Lukashenko entre acusaciones de fraude de la oposición y Occidente.
Las masivas protestas, que reclamaban la victoria electoral de la esposa de Tijanovski, Tatiana Tijanóvskaya, fueron reprimidas con la ayuda de las fuerzas de seguridad rusas. Una vez liberado, Tijanovski pidió desde su exilio en Lituania al presidente estadounidense, Donald Trump, que ayude a liberar a todos los presos políticos en el país.
Amnistía Internacional denunció en su último informe en abril que las autoridades bielorrusas continúan cinco años después la campaña de persecución de los participantes en las protestas postelectorales y que el país está en el punto históricamente más bajo en materia de abusos de los derechos humanos.
Lukashenko, el principal aliado del Kremlin en la guerra de Ucrania, reelegido en enero por otros cinco años, descartó esta semana que su sucesor vaya a ser su hijo.
Mientras, los lazos con Rusia se estrechan. La pasada semana, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció la producción en serie de los misiles balísticos hipersónicos de medio alcance Oréshnik, que pueden alcanzar el cuartel general de la OTAN en menos de 17 minutos y que serán desplegados en Bielorrusia.
“Esta es una nueva realidad que tendrán que tener en cuenta todos nuestros adversarios. Esperen nuevos pasos”, escribió en X el expresidente Dmitri Medvédev, quien protagonizó la pasada semana un rifirrafe con el presidente de EE.UU.
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