Más de 52.000 asistentes, la más numerosa de España, la Marcha Valladolid contra el Cáncer se ha coronado de nuevo en esta XIV edición. Corredores, marchadores, voluntarios, investigadores … las voces e historias que han conformado la marea verde son múltiples y diversas. «Mi abuela ha tenido dos veces cáncer y es la única forma que veo de poder ayudar«, cuenta Celia Ortuño. La Marcha ponía especial foco en la investigación de un cáncer que conoce de primera mano, el de pulmón: «Es de los más difíciles, a mi abuela le ha dejado más secuelas que el de mama». La amiga de Ortuño, Raquel Beltrán, también ha sufrido el cáncer en su familia. Para ella, la Marcha es una manera en que «la ayuda crece» y su incremento en participantes se debe a que «las personas son más conscientes del cáncer y quieren ayudar, como puedan». «Cada día las personas se conciencian más de esta maldita enfermedad, esta año hay 4000 dorsales más encargados y ni Sevilla ni Valencia pueden competir con nosotros», concuerda Conchi Rodríguez desde los puestos de venta. Quién perdió a su marido ante el cáncer ahora dedica sus horas al voluntariado en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid.Hacia la medicina personalizada Una de las profesionales del «stand» de investigadores financiados por la Asociación Española Contra el Cáncer es Carolina González de Castro. » Un montón de personas te cuenta su caso y tú no puedes ayudar, pero sí escuchar y dar un poco de soporte. Es muy emocionante. Siempre lloro», describe.Ella investiga el cáncer de hígado en estados primarios y el de vejiga cuando ya ha avanzado. La científica trabaja con biomarcadores, unas moléculas que pueden encontrarse en los líquidos o tejidos de las personas. González observa si en las células del sistema inmune de sus pacientes hay algún biomarcador que le permita predecir su evolución. Así, a futuros pacientes se les podría hacer un análisis para conocer si, por ejemplo, tienen el biomarcador de aquellos a los que les fue bien . «Sabiendo si el pronóstico es mejor, sé que les puede dar un tratamiento u otro», explica, en lo que constituye un paso «por evolucionar hacia la medicina especializada y la gestión temprana de los pacientes. Para no perder recursos y tiempo en un tratamiento que no sabe si va a funcionar». Califica su presencia en la Marcha de «muy útil», tanto para ella y sus compañeros como para las personas que se les acercan, y habla de «esa conexión entre nosotros, que al final estamos todo el día en el laboratorio, y ellos, que ven que existimos, sobre todo los niños». En este sentido, Gónzalez deja claro que «todo el dinero que se recauda va a la investigación de verdad, o sea, se emplea en nosotros y en proyectos importantes que suponen un avance real».Noticia Relacionada EDUCACIÓN EMOCIONAL estandar Si El cole que quiere enseñar a «aprender a vivir» Henar Díaz El CEIP vallisoletano Pedro Gómez Bosque se ha convertido en el primer centro público de Castilla y León con un área específica para intentar prevenir el aumento de problemas en la infancia y juventud Al igual que su compañera, Alejandro del Llano se pregunta «si hay algún tipo de biomarcador que sirva para ver qué tratamiento es más efectivo para cada paciente». A diferencia de ella, estudia el diagnostico y la terapia del cáncer de colón: «Es interesante porque es el tercer cáncer más común en el ámbito global y en España el primero, pero sobre todo porque afecta a muchas zonas de Castilla y León» . ¿Por qué? El investigador apunta al «consumo de carne roja» y señala que en «zonas donde se fomenta», como Ávila y El Bierzo, existe un «incremento de incidencia» de este tipo de cáncer.Su proyecto se centra en el diagnóstico de manera no invasiva a través de la sangre. Además, investiga si las células inmunes de la sangre y el colón afectadas por el cáncer han cambiado «algún tipo de patrón de protección» contra el cáncer. Juan de la Puente y Alejandra Méndez se enfocan en los glioblastomas, tumores cerebrales que afecta a las células acompañantes de las neuronas. La investigación hace falta. «Para este cáncer no existen curas, solo cabe retrasarlo con cirugía», lamenta Méndez, quién analiza si las alteraciones del metabolismo del calcio pueden acabar causando la transformación de las células, que pasarían de sanas a malignas.»Mi enfoque consiste en estudiar una gran cantidad de parámetros del tumor. Por ejemplo, todos los relacionados con las proteínas o los genes», desarrolla de la Puente. Con la información que consigue quiere crear un modelo basado en inteligencia artificial para intentar, de forma similar a sus compañeros, llegar a «un tratamiento personalizado para los pacientes». Más de 52.000 asistentes, la más numerosa de España, la Marcha Valladolid contra el Cáncer se ha coronado de nuevo en esta XIV edición. Corredores, marchadores, voluntarios, investigadores … las voces e historias que han conformado la marea verde son múltiples y diversas. «Mi abuela ha tenido dos veces cáncer y es la única forma que veo de poder ayudar«, cuenta Celia Ortuño. La Marcha ponía especial foco en la investigación de un cáncer que conoce de primera mano, el de pulmón: «Es de los más difíciles, a mi abuela le ha dejado más secuelas que el de mama». La amiga de Ortuño, Raquel Beltrán, también ha sufrido el cáncer en su familia. Para ella, la Marcha es una manera en que «la ayuda crece» y su incremento en participantes se debe a que «las personas son más conscientes del cáncer y quieren ayudar, como puedan». «Cada día las personas se conciencian más de esta maldita enfermedad, esta año hay 4000 dorsales más encargados y ni Sevilla ni Valencia pueden competir con nosotros», concuerda Conchi Rodríguez desde los puestos de venta. Quién perdió a su marido ante el cáncer ahora dedica sus horas al voluntariado en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid.Hacia la medicina personalizada Una de las profesionales del «stand» de investigadores financiados por la Asociación Española Contra el Cáncer es Carolina González de Castro. » Un montón de personas te cuenta su caso y tú no puedes ayudar, pero sí escuchar y dar un poco de soporte. Es muy emocionante. Siempre lloro», describe.Ella investiga el cáncer de hígado en estados primarios y el de vejiga cuando ya ha avanzado. La científica trabaja con biomarcadores, unas moléculas que pueden encontrarse en los líquidos o tejidos de las personas. González observa si en las células del sistema inmune de sus pacientes hay algún biomarcador que le permita predecir su evolución. Así, a futuros pacientes se les podría hacer un análisis para conocer si, por ejemplo, tienen el biomarcador de aquellos a los que les fue bien . «Sabiendo si el pronóstico es mejor, sé que les puede dar un tratamiento u otro», explica, en lo que constituye un paso «por evolucionar hacia la medicina especializada y la gestión temprana de los pacientes. Para no perder recursos y tiempo en un tratamiento que no sabe si va a funcionar». Califica su presencia en la Marcha de «muy útil», tanto para ella y sus compañeros como para las personas que se les acercan, y habla de «esa conexión entre nosotros, que al final estamos todo el día en el laboratorio, y ellos, que ven que existimos, sobre todo los niños». En este sentido, Gónzalez deja claro que «todo el dinero que se recauda va a la investigación de verdad, o sea, se emplea en nosotros y en proyectos importantes que suponen un avance real».Noticia Relacionada EDUCACIÓN EMOCIONAL estandar Si El cole que quiere enseñar a «aprender a vivir» Henar Díaz El CEIP vallisoletano Pedro Gómez Bosque se ha convertido en el primer centro público de Castilla y León con un área específica para intentar prevenir el aumento de problemas en la infancia y juventud Al igual que su compañera, Alejandro del Llano se pregunta «si hay algún tipo de biomarcador que sirva para ver qué tratamiento es más efectivo para cada paciente». A diferencia de ella, estudia el diagnostico y la terapia del cáncer de colón: «Es interesante porque es el tercer cáncer más común en el ámbito global y en España el primero, pero sobre todo porque afecta a muchas zonas de Castilla y León» . ¿Por qué? El investigador apunta al «consumo de carne roja» y señala que en «zonas donde se fomenta», como Ávila y El Bierzo, existe un «incremento de incidencia» de este tipo de cáncer.Su proyecto se centra en el diagnóstico de manera no invasiva a través de la sangre. Además, investiga si las células inmunes de la sangre y el colón afectadas por el cáncer han cambiado «algún tipo de patrón de protección» contra el cáncer. Juan de la Puente y Alejandra Méndez se enfocan en los glioblastomas, tumores cerebrales que afecta a las células acompañantes de las neuronas. La investigación hace falta. «Para este cáncer no existen curas, solo cabe retrasarlo con cirugía», lamenta Méndez, quién analiza si las alteraciones del metabolismo del calcio pueden acabar causando la transformación de las células, que pasarían de sanas a malignas.»Mi enfoque consiste en estudiar una gran cantidad de parámetros del tumor. Por ejemplo, todos los relacionados con las proteínas o los genes», desarrolla de la Puente. Con la información que consigue quiere crear un modelo basado en inteligencia artificial para intentar, de forma similar a sus compañeros, llegar a «un tratamiento personalizado para los pacientes».
Marchadores, voluntarios, investigadores… las voces e historias que han conformado la mayor marea verde de España son múltiples y diversas
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