Sergio Muñoz, quinta generación de pastores, dejó a sus 600 de ovejas y a sus perros en Carriches, un pueblo de 266 habitantes en la comarca de Torrijos, y se vino a Toledo a vender sus quesos, que «no tienen conservantes, aditivos y tampoco lactosa». Tiene 35 años y, pese a que «he probado otras cosas», volvió al sitio de su recreo cuando se dio cuenta «de que lo tuyo es lo más importante que vas a tener siempre, de que hay que luchar por tus sueños y no por los de otros». La Quesería Fuentevieja trabaja con distribuidores «por toda España» y «lo que hacemos se basa en la receta de mi bisabuela». «No vendo quesos, vendo salud», decía a quienes se acercaban a su puesto en el Corral de Don Diego , donde este sábado hubo un mercado de productos artesanos para celebrar el primer aniversario de la recuperación de este espacio y del Salón Rico, escondidos en el Casco Histórico, a medio camino entre Zocodover y el Teatro de Rojas. Allí también estaban Orosio Gómez-Caro, cuya licoreria de Yepes anda «a caballo entre lo artesano y lo industrial» y ofrece una ginebra que se llama ‘1085’, el año en el que el rey Alfonso VI conquistó Toledo. O Gonzalo Hernández, que ha montado ‘El Ingenio’ en el centro comercial de Santa Teresa, en Toledo capital, con productos gurmé como, por ejemplo, café de especialidad, panadería, sobaos pasiegos, chocolate o conservas.Mientras, de Méntrida llegaron las ‘bercianitas’ , las tradicionales rosquillas que las abuelas llevaban a la romería de la Virgen y que ahora tres jóvenes venden en Madrid. Desde Madridejos se desplazó Ana María Gutiérrez, cuarta generación de una familia dedicada al azafrán ; y Miguel Ballesteros trasladó del Poligono al Corral de Don Diego su tienda ‘Monster Beer’, donde vende su cerveza artesana Speranto y 450 tipos más. Una vez al mes«Es un mercado con productos de proximidad, todos de primera calidad. A los quesos hemos querido darles un especial protagonismo. Son 15 puestos, cuatro de bebidas y el resto de comida, dulce y salada, de gente que trabaja en el campo, agricultores de toda la vida. El objetivo es repetirlo una vez al mes a partir de septiembre», explicó Nuria Fernández-Pacheco, que recibió el encargo del Consorcio de organizar el evento. Por su parte, Soledad Sánchez-Chiquito, directora de Gestión Patrimonial del Consorcio, añadió que a en este último año ha habido actividades de todo tipo, como danza, teatro, presentaciones de libros, mercadillo navideño o conciertos, además de las visitas guiadas al Salón Rico gratuitas. Sergio Muñoz, quinta generación de pastores, dejó a sus 600 de ovejas y a sus perros en Carriches, un pueblo de 266 habitantes en la comarca de Torrijos, y se vino a Toledo a vender sus quesos, que «no tienen conservantes, aditivos y tampoco lactosa». Tiene 35 años y, pese a que «he probado otras cosas», volvió al sitio de su recreo cuando se dio cuenta «de que lo tuyo es lo más importante que vas a tener siempre, de que hay que luchar por tus sueños y no por los de otros». La Quesería Fuentevieja trabaja con distribuidores «por toda España» y «lo que hacemos se basa en la receta de mi bisabuela». «No vendo quesos, vendo salud», decía a quienes se acercaban a su puesto en el Corral de Don Diego , donde este sábado hubo un mercado de productos artesanos para celebrar el primer aniversario de la recuperación de este espacio y del Salón Rico, escondidos en el Casco Histórico, a medio camino entre Zocodover y el Teatro de Rojas. Allí también estaban Orosio Gómez-Caro, cuya licoreria de Yepes anda «a caballo entre lo artesano y lo industrial» y ofrece una ginebra que se llama ‘1085’, el año en el que el rey Alfonso VI conquistó Toledo. O Gonzalo Hernández, que ha montado ‘El Ingenio’ en el centro comercial de Santa Teresa, en Toledo capital, con productos gurmé como, por ejemplo, café de especialidad, panadería, sobaos pasiegos, chocolate o conservas.Mientras, de Méntrida llegaron las ‘bercianitas’ , las tradicionales rosquillas que las abuelas llevaban a la romería de la Virgen y que ahora tres jóvenes venden en Madrid. Desde Madridejos se desplazó Ana María Gutiérrez, cuarta generación de una familia dedicada al azafrán ; y Miguel Ballesteros trasladó del Poligono al Corral de Don Diego su tienda ‘Monster Beer’, donde vende su cerveza artesana Speranto y 450 tipos más. Una vez al mes«Es un mercado con productos de proximidad, todos de primera calidad. A los quesos hemos querido darles un especial protagonismo. Son 15 puestos, cuatro de bebidas y el resto de comida, dulce y salada, de gente que trabaja en el campo, agricultores de toda la vida. El objetivo es repetirlo una vez al mes a partir de septiembre», explicó Nuria Fernández-Pacheco, que recibió el encargo del Consorcio de organizar el evento. Por su parte, Soledad Sánchez-Chiquito, directora de Gestión Patrimonial del Consorcio, añadió que a en este último año ha habido actividades de todo tipo, como danza, teatro, presentaciones de libros, mercadillo navideño o conciertos, además de las visitas guiadas al Salón Rico gratuitas.
El Consorcio de Toledo celebra con este evento el primer aniversario de la recuperación de tal espacio y del Salón Rico
Sergio Muñoz, quinta generación de pastores, dejó a sus 600 de ovejas y a sus perros en Carriches, un pueblo de 266 habitantes en la comarca de Torrijos, y se vino a Toledo a vender sus quesos, que «no tienen conservantes, aditivos y tampoco lactosa». Tiene 35 años y, pese a que «he probado otras cosas», volvió al sitio de su recreo cuando se dio cuenta «de que lo tuyo es lo más importante que vas a tener siempre, de que hay que luchar por tus sueños y no por los de otros».
La Quesería Fuentevieja trabaja con distribuidores «por toda España» y «lo que hacemos se basa en la receta de mi bisabuela». «No vendo quesos, vendo salud», decía a quienes se acercaban a su puesto en el Corral de Don Diego, donde este sábado hubo un mercado de productos artesanos para celebrar el primer aniversario de la recuperación de este espacio y del Salón Rico, escondidos en el Casco Histórico, a medio camino entre Zocodover y el Teatro de Rojas.
Allí también estaban Orosio Gómez-Caro, cuya licoreria de Yepes anda «a caballo entre lo artesano y lo industrial» y ofrece una ginebra que se llama ‘1085’, el año en el que el rey Alfonso VI conquistó Toledo. O Gonzalo Hernández, que ha montado ‘El Ingenio’ en el centro comercial de Santa Teresa, en Toledo capital, con productos gurmé como, por ejemplo, café de especialidad, panadería, sobaos pasiegos, chocolate o conservas.
Mientras, de Méntrida llegaron las ‘bercianitas’, las tradicionales rosquillas que las abuelas llevaban a la romería de la Virgen y que ahora tres jóvenes venden en Madrid. Desde Madridejos se desplazó Ana María Gutiérrez, cuarta generación de una familia dedicada al azafrán; y Miguel Ballesteros trasladó del Poligono al Corral de Don Diego su tienda ‘Monster Beer’, donde vende su cerveza artesana Speranto y 450 tipos más.
Una vez al mes
«Es un mercado con productos de proximidad, todos de primera calidad. A los quesos hemos querido darles un especial protagonismo. Son 15 puestos, cuatro de bebidas y el resto de comida, dulce y salada, de gente que trabaja en el campo, agricultores de toda la vida. El objetivo es repetirlo una vez al mes a partir de septiembre», explicó Nuria Fernández-Pacheco, que recibió el encargo del Consorcio de organizar el evento.
Por su parte, Soledad Sánchez-Chiquito, directora de Gestión Patrimonial del Consorcio, añadió que a en este último año ha habido actividades de todo tipo, como danza, teatro, presentaciones de libros, mercadillo navideño o conciertos, además de las visitas guiadas al Salón Rico gratuitas.
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