Netflix no necesitó ni tres semanas para tomar una decisión con respecto a Animal, su comedia con Luis Zahera y Lucía Caraballo. La comedia ambientada en Galicia ya ha sido renovada por una segunda temporada.
La serie ha sorprendido por su rendimiento, consiguiendo el liderazgo en España, Uruguay y Argentina
Netflix no necesitó ni tres semanas para tomar una decisión con respecto a Animal, su comedia con Luis Zahera y Lucía Caraballo. La comedia ambientada en Galicia ya ha sido renovada por una segunda temporada.
“En la segunda temporada de Animal, volvemos a sumergirnos en el fascinante vínculo entre animales y humanos de la mano de Antón y Uxía. No faltan a la cita Kawanda – con sus kawanditos y sus frases de taza – ni el retrato de un mundo rural en lucha constante por sobrevivir. En resumen: más peluditos, más granjas, más Antón y Uxía y, por supuesto, más comedia”, ha adelantado Jota Aceytuno, productor ejecutivo de Alea Media, la productora de la serie.
La decisión no puede sorprender a nadie. Siguiendo la estela de títulos como Dos tumbas, El refugio atómico o Ángela (y como comentábamos la semana pasada), Animal ha tenido buenos datos de audiencia, sobre todo por tratarse de una producción sencilla con espíritu feel-good y un presupuesto modesto.
Si en su primer fin de semana se conformó con una séptima posición a partir de 2,9 millones de visionados entre las series de habla no inglesa, en su segunda semana se colocó en segunda posición otros 5,2 millones más de visionados. Esto le permitió entrar entre las más vistas en 44 países y colocarse en primera posición en mercados como España, Argentina y Uruguay. No está nada mal para una ficción que alguien podría confundir como local.

En ella, Luis Zahera es Antón, una víctima de la precariedad del sector ganadero en Galicia. Los granjeros de la zona apenas se pueden permitir sus servicios y, en consecuencia, se ve obligado a aceptar un trabajo para subsistir: hacer de veterinario en una tienda y clínica de mascotas donde los clientes tratan a sus animales como si fueran humanos. Adaptarse a la clientela pija es todo un desafío para él aunque también le sirve para conectar con Uxía, su sobrina, que trabaja como encargada en el negocio.
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