El primer aniversario de la dana ocupó este martes todos los programas de televisión. No podía ser de otra manera, pues el dolor y la indignación siguen muy presentes. Pablo Motos fue una de las personas que perdió a un ser querido. Ha sido siempre muy criticó con Carlos Mazón y con Pedro Sánchez, anoche no pudo contenerse Leer El primer aniversario de la dana ocupó este martes todos los programas de televisión. No podía ser de otra manera, pues el dolor y la indignación siguen muy presentes. Pablo Motos fue una de las personas que perdió a un ser querido. Ha sido siempre muy criticó con Carlos Mazón y con Pedro Sánchez, anoche no pudo contenerse Leer
El Hormiguero de anoche iba a ser (tenía que ser) especial. Además de tener a Arturo Valls, casi de la casa, para presentar la segunda temporada de El 1%, al programa también iba a asistir Christopher Lloyd, el actor que dio vida al mítico Doc en Regreso al futuro. Sin embargo, este miércoles no era un miércoles más para nadie. Se cumplía un año desde la trágica dana en la que fallecieron 229 personas; se cumplía un año del pánico de aquellos días; se cumplía un año de la mayor muestra de solidaridad de la sociedad española en mucho tiempo; se cumplía un año de la vergüenza de los políticos; se cumplía un año de la indignación; se cumplía un año de familias con un vacío o con muchos. No, no era un día normal; no, no iba a ser un Hormiguero normal.
Hace un año, cuando el pueblo valenciano estaba viviendo sus horas más trágicas, Pablo Motos, valenciano, también, era una de esas personas a las que el vacío les había tocado. Un amigo muy cercano había muerto en la dana. Lo contó días después sin entrar en demasiado detalle, sólo para que todos entendiéramos la rabia, la indignación y el dolor que impregnaban todo aquellos días.
Durante todo este año han sido muchas las veces que Pablo Motos ha aprovechado cualquier ocasión para recordar al pueblo valenciano y para sacar los colores a la clase política, especialmente, al presidente de la Generalitar, Carlos Mazón, al que ha pedido su dimisión decenas de veces, pero también al Gobierno de Pedro Sánchez por no activar el estado de Emergencia mucho antes. Ha sacado los colores a unos y a otros, recordando a las víctimas que ya no están y a las que aún siguen intentando reconstruir sus vidas.
Anoche, pese a lo cerca que le ha tocado y ha sentido la tragedia, no estaba previsto que Pablo Motos fuera a paralizar El Hormiguero, se fuera a plantar en medio del plató y se fuera a «pasar de la raya» -como se llama la sección en la que el presentador hace sus análisis- para avergonzar a quien se lo merece, para recordar a los que nunca deben ser olvidados y para visibilizar el horror que aún hoy se sigue viviendo.
La televisión también es esto, es plantarse, es expresar, es explicar, es mostrar, es emocionarse, es situarse en el lado correcto, en el que hay que estar. Este miércoles, todos los medios de comunicación estuvieron con las víctimas, estuvieron en la dana un año después, estuvieron con quienes había que estar, pero sin olvidar y sin que nadie olvide a quienes tendrían que haber estado y no estuvieron y siguen sin estarlo.
Porque la indignación, lo que hizo que el pueblo valenciano y muchos españoles se sublevaran, al igual que el dolor, sigue estando un año después y seguirá estando durante mucho tiempo. Nunca se olvidará. Se instala bajo la piel como un tatuaje que nos recordará siempre qué ocurrió, qué perdimos y quién no hizo lo que tenía que hacer.
Por eso, anoche, en mitad de la entrevista a Arturo Valls, también valenciano, Pablo Motos aprovechó para recordar la dana. Parecía una pregunta más de la entrevista: «Tu y yo somos valencianos y hoy se cumple un año de la dana: ¿Cómo lo viviste?».
«Lo viví con mucha impotencia y mucha tristeza, por estar aquí y no poder estar allí. Tuve suerte que a nadie cercano le afectó, pero se puso una vez más de manifiesto que los únicos que estuvieron a la altura fueron los propios valencianos, el pueblo», respondió Arturo Valls. En ese momento, Pablo Motos le pidió permiso a Arturo Valls para ponerse en pie y sin medias tintas se colocó en el centro del plató, se subió a su atril e hizo lo que había que hacer: recordar a las víctimas, al pueblo valenciano y a quien todavía a día hoy sigue sin asumir lo que no hicieron y siguen sin hacer: la vergüenza.
«Cuando los muertos se convierten en un número; cuando pasa un año los muertos se convierten en un número menos para ti. Nadie se puede poner en tu piel, nadie puede entender qué forma tan profunda de dolor se ha quedado contigo, porque es un dolor que no desaparece con el tiempo, solamente aprendes a llevarlo de forma diferente. Algunos días se siente más ligero, otros te aplasta de nuevo, pero siempre está ahí viviendo a tu lado. El dolor siempre está ahí», arrancó el presentador visiblemente emocionado.
«Has aprendido a construir una vida alrededor de los vacíos, pero el dolor sigue ahí. Un año después tienes que seguir reconstruyéndote a ti mismo y hay días que no sabes de dónde sacar las fuerzas», continuó.
«Y todavía tienes que soportar un año después preguntas que se van a quedar sin respuesta», dijo Pablo Motos para a continuación enumerar todas esas preguntas que aún hoy nadie ha respondido y parece que nadie va a responder: «¿Por qué sigue ahí Mazón? ¿Por qué no declaró el estado de emergencia? ¿Por qué Pedro Sánchez, viendo a la gente ahogarse, no declaró el estado de emergencia por encima del impresentable de Mazón?«.
Y Pablo Motos se respondió con lo único que este miércoles podía servir de respuesta: «Me gustaría saber si hoy han pasado un poco de verguenza, que no lo sé, porque para tener verguenza hay que tener honor».
«No sé si hemos aprendido algo de la dana. Lo único que parece claro es que si hay un problema grave, estamos abandonados a nuestra suerte. Esa es la cruda realidad. No queda más opción que cambiar y ser una persona distinta, darnos cuenta de que tenemos mucha más resistencia de la que creíamos y dar el siguiente paso«, sentenció.
Pablo Motos dedicó sus últimas palabras a las víctimas, a los que han perdido a un ser querido, a los que todavía siguen intentando reconstruir su vida envueltos en ese dolor que sólo ellos pueden entende y sentir: «Esa persona que se ha ido, ¿cómo querría verte? ¿te querría ver triste, sin ganas de luchar, o te querría ver feliz, saliendo adelante? Porque entoncesno hay mejor forma de honrar su memoria que volver a dibujar en tu cara una sonrisa, salir adelante y animarte a ser feliz sin sentirte culpable». El silencio del plató se convirtió en un estruendoso aplauso y Pablo Motos regresó a su mesa, intentando retomar El Hormiguero. Difícil.
«Si no lo digo reviento», le dijo a Arturo Valls ya sentado. «Es que esta mañana eran los mensajes, era el volver a revivir todo. Es mucho dolor y ahora lo que tiene la gente de Valencia es tristeza y soledad. Y quedan muchas cosas por arreglar», le señaló al presentador de El 1%.
«E indignación», interrumpió Arturo Valls. «Es que hay cosas que no se pueden entender. Quieres ejercer de presidente de la Generalitat cuando el día que tenías que ejercer de presidente estabas alargando una sobremesa», remató Valls.
Pensamos que Pablo Motos dio a quien tenía que dar, pero la realidad es que el discurso de anoche de Pablo Motos fue la mejor muestra de lo que es un acto de contención. Medir las palabras cuando tu cerebro y tu corazón lo único que quieren es expresar ese dolor y esa rabia es un ejercicio más que complicado. Durante todo este año Pablo Motos, como muchos otros rostros, es lo que han hecho: contenerse. Si por todos ellos fueran, el «cabrón» y el «asesino» que este miércoles inundaron el funeral por las víctimas con la voz de los familiares de los fallecidos y de los valencianos, serían las palabras con las que empezarían cada referencia a aquel terrible 29 de octubre de 2024.
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