Ni un lujo ni un capricho ni un acto egoísta. Cuidarse, escucharse y mimarse es, además de una necesidad, un derecho, según plantean las psicólogas Patricia Ramírez ( @patri_psicologa ) y Yolanda Cuevas ( @yolandacuay ) en su libro ‘Autocuidado ‘ (Grijalbo). En su obra, escrita a cuatro manos, invitan a hacer un recorrido de 52 semanas a través de ejercicios, propuestas inspiradoras y dinámicas que ayudan a reconectar con uno mismo. Cada capítulo invita a nutrir, de una manera o de otra, el cuerpo, la mente y el corazón. Por eso a la hora de abordar su lectura proponen que se haga sin normas rígidas ni juicios, sino eligiendo aquello que se desea priorizar. Se trata, según aseguran, de atreverse a explorar las páginas con la curiosidad de un viajero deseoso de disfrutar y de sorprenderse con cada experiencia. Abordamos las claves de su libro en una conversación a tres en la que hubo reflexiones, risas, guiños cómplices, emociones, recuerdos compartidos, alguna que otra confesión y un deseo común de convencer a las mujeres de cualquier edad, pero especialmente a partir de los 45 años, de la necesidad de llevar el autocuidado por bandera… En la dedicatoria de vuestro libro aparece esta frase: «A todas las mujeres que se dejaron para dedicarse a otros». Toda una declaración de intenciones…Patri Psicóloga : Sí, porque además es uno de los motivos por los que las mujeres no dedican tiempo al autocuidado. Ese rol de cuidadoras se ha ido heredando. Y a pesar de que ahora muchas tengamos ideas más claras sobre la conciliación, el reparto justo de tareas y la cooperación, esos genes de cuidadora o de facilitadora de la vida de otras personas sigue ahí. Y eso implica dedicar mucho tiempo y energía que lleva a quitárselo a una misma. Y no solo eso, sino que además hemos aprendido que eso de cuidar significa ser buena esposa, buena madre, buena amiga y buena hija. Y por eso resulte difícil de despegarse de ese rol, pues si se hace puede interpretarse como egoísmo, ser criticada o incluso algunas mujeres pueden llegar a pensar que les pueden querer menos si empiezan a dedicar menos tiempo a los otros y más a ellas mismas. Está interiorizada la idea de que dedicarse tiempo es egoísmo. Pero lo que proponemos con ‘Autocuidado’ no es eso tan manido en las redes sociales de «Yo, mi, me, conmigo, yo me amo», pues para mí es un mensaje atroz. De lo que se trata es de amarse los unos a los otros pero que además tengas tiempo para ti y te cuides a ti. No hace falta ponerse la primera de la fila. De hecho, creo que hay que romper esa premisa de que que «si no te cuidas tú, no podrás cuidar a otros». Lo que sucede si no te cuidas, es que vas a estar mal física, mental y emocionalmente. Esa idea de que hay que cuidarse para cuidar nos mete de nuevo en la rueda del hámster de un rol de cuidadoras. Pero son muchas las personas que usan esa expresión como un mantra…Patri Psicóloga: Es que esas cosas se dicen siempre: «Hasta que no me cuide yo, no podré cuidar a los demás», «Hasta que no me quiera yo, no podré querer a los demás»… Igual tendríamos que comenzar a plantearnos que hay que cuidarse porque somos personas valiosas que merecemos ese cuidado y tenemos derecho a él. Y esto es tal vez más relevante a medida que se cumplen años…Patri Psicóloga: Sí, de hecho en el libro explicamos que hay que cuidarse tengas la edad que tengas, pero que es cierto que se debe hacer especialmente a partir de esa edad en la que se vive un cambio hormonal que les lleva a sufrir fatiga cognitiva, cansancio o problemas de sueño. Esa etapa de perimenopausia y menopausia en la que se revolucionan las hormonas es un momento en el que hay que plantearse en serio que si esa mujer no empieza a cuidarse y a prestar atención al cuerpo y la mente, le pasará factura, si es que no se la está pasando ya. Yolanda Cuevas : Y además hay que tener en cuenta, si echamos la vista atrás, que venimos también de familias en las que la madre tenía que llegar a todo, trabajase o no; pues la dinámica de la atención a los demás y del cuidado era la misma. Creo que con el paso de los años y viendo las consecuencias es importante aprender a tener ese equilibrio que nuestras madres no pudieron tener porque la posibilidad de trabajar fuera de casa les vino como una ola a la que se subieron como pudieron porque implicaba que se tenían que seguir ocupando del resto. Ahora tenemos la oportunidad de reflexionar y ver cómo organizarlo de otra manera.«Cuídate porque eres valiosa y lo mereces, no porque creas que tienes que estar bien para poder cuidar a otros» Patricia Ramírez Psicóloga¿Creéis que las mujeres más jóvenes abordan el autocuidado con menos culpa?Patri Psicóloga: Lo tienen mucho más claro y se dedican tiempo sin culpa. Dedican tiempo a la actividad física, a estar con sus amigas y hacer todo aquello que les hace sentirse mejor. Fíjate si lo tienen claro que a veces, como saben poner límites y tienen bien marcadas sus «red flags» y les cuesta hacer concesiones, por ejemplo, a la hora de encontrar en pareja. Creo que las mujeres jóvenes tienen ideas más claras de lo que quieren en la vida y cómo quieren plantearse el trabajo. Quieren viajar, quieren menos ataduras y a menudo eligen disfrutar. Pero tal vez habría que buscar el equilibrio o el término medio. Pero en general las mujeres más jóvenes tienen mas claro la importancia del autocuidado e incluso puede decirse que eligen vivir mejor, aunque implique, por ejemplo, ganar menos. En el caso de las generaciones de mujeres más mayores lo que sucede es que no disponíamos de nuestra vida porque estábamos a merced de lo que los padres esperaban de nosotras o incluso de lo que la sociedad esperaba de nosotros. Y también estábamos convencidas de que había que trabajar y trabajar porque eso nos convertía en una persona de provecho o incluso de esa idea de que el trabajo nos dignifica. Y eso hace que algunas personas sientan que al descansar ya no están produciendo. Odio la palabra productividad pero la tenemos como si fuese el summum del éxito en la vida. Yolanda Cuevas: Y es curioso porque esos padres que aguantaron muchas cosas son los que ahora les piden a sus hijos que no aguanten. Muestran cero tolerancia y nula flexibilidad y a veces se corre el riesgo de ir a los extremos. Por eso es tan importante encontrar el término medio. Patri Psicóloga : El autocuidado es elegir vivir mejor. La gente joven trabaja mucho más que sus madres ese amor propio y esa autocompasión. En algunas empresas lo califican como «la actual falta de compromiso o de pertenencia de los jóvenes»…Yolanda Cuevas : Ese compromiso y esa pertenencia es un trabajo en equipo, no puede venir solo del trabajador individual. Hay que preguntarse qué valores y qué filosofía tiene mi empresa y qué hace en la práctica, porque una cosa es la teoría y otra es la práctica. El compromiso no es solo responsabilidad del trabajador, sino que también la empresa tiene responsabilidad en ello. Patri Psicóloga : Tengo un post-it creado que lo dice muy claro: «Si tu jefe te dice que trabajar más horas de lo que pone en tu contrato es compromiso, dile que no, que es abuso». Se puede entender que algún día haya un pico de trabajo que haga trabajar más horas, pero al día siguiente tiene que haber una flexibilidad para irse antes al gimnasio o donde esa persona considere. Yolanda Cuevas: Claro, porque parece que solo se entiende que la flexibilidad la tiene el trabajador para estar dos horas más ese día, pero al día siguiente no existe tal flexibilidad porque lo que pone en el contrato es que hagas ocho horas. Creo que no están bien definidos los conceptos de compromiso y de flexibilidad. Y sobre este tema no podemos pasar por alto que en realidad ha crecido mucho el porcentaje de jóvenes menores de 30 años de baja laboral por salud mental. Habría que preguntarse que está pasando en el entorno para que se estén disparando esas cifras. Noticias relacionadas estandar No Nina, sobre la menopausia «Dejas de ser quien eras, pero eres otra con más conocimientos y con las ideas claras» l. Pintos / R. alcolea visual No ‘Nosotras, las menopáusicas’ Pódcast | De la culpa a la incertidumbre: las emociones en menopausia ABC PódcastEn ‘Autocuidado’ proponéis reflexiones para ir abordando a lo largo de 52 semanas (1 año), ¿es importante seguirlas en orden?Patri Psicóloga : El libro no sigue un orden determinado, es decir, que no es necesario leer el primer capítulo para entender el tercero o el cuarto, por ejemplo. A la hora de plantear el libro Yolanda y yo fuimos lanzando esas reflexiones sin un orden concreto y de una forma espontánea, es decir, guiadas por las ideas que teníamos en la cabeza sobre el autocuidado. Tal vez lo ideal puede ser guiarse por el índice y comenzar a trabajar por la reflexión o la idea que más apetezca a esa persona, se puede empezar por el principio también, o por el final o incluso elegir tu propia forma de leer el libro. Yolanda Cuevas: Y también a la hora de plantearlo hemos sido consciente de que no todo el mundo no parte de la misma necesidad. Por tanto quizá te resuene más un tema que otro y puedas empezar por aquello que creas que te va a venir mejor. La idea es que sea una guía y puede haber personas que tengan muy interiorizado, por ejemplo, el cuidado físico, pero tal vez tengan que trabajar más el emocional, el mental o incluso el relacional. De hecho pueden incluso alargar la práctica en lugar de una semana, dos semanas. «Algo que ayuda al autocuidado es la respiración, el mindfulness, el escaneo corporal, la meditación y la atención en el presente. Es como trabajar con abdominales o con pesas en la zona del cerebro, ya que todo eso ayuda a reconectar con las sensaciones corporales» Yolanda Cuevas PsicólogaMuchas personas están convencidas de que se cuidan, pero a menudo lo que sucede es que no saben lo que es cuidarse… ¿Qué señales indican que no lo estamos haciendo bien?Patri Psicóloga : Hay que atender a las señales que da el cuerpo. Y a menudo lo que sucede es que no las atendemos porque la mayoría de esas señales son incómodas, pero que no nos inhabilitan para la vida. Te voy a dar algunos ejemplos: si esa persona siempre ha sido divertida y ahora es en un vinagre en el trabajo, si se pone a gritar a diestro y siniestro, si se comunica con su pareja a base de reproches, si suele tener problemas de sueño, si se siente física y cognitivamente agotada, si pierde la memoria de vez en cuando, si no es capaz de cumplir con sus hábitos saludables porque a la hora de cenar prefiere una pizza porque piensa que comerse un pescado a la plancha es fastidiarse aún más el día o si habitualmente regula sus emociones con comida, compras, consumo de redes sociales, alcohol o drogas… Si dos o tres de estas cosas que he citado se le juntan a una persona, tiene que tener claro que está sobrepasada y que su cuerpo y su mente están dando una señales que no está atendiendo porque en realidad puede seguir funcionando en el día a día si fuerza un poco la máquina. ¿Y cuáles son las consecuencias?Patri Psicóloga: Pues que como todo esto puede generar trastornos psicosomáticos y alteraciones del sistema inmune, puede suceder que un día la vida te pegue un viaje porque no atendiste a las señales del cuerpo. De hecho, algunos trastornos psicosomáticos potentes pueden manifestarse en forma de hemiplejia, pérdida de visión de un ojo o alguna enfermedad grave del sistema inmune. Hay un montón de cosas que pueden hacer que pares la vida tres meses, seis meses o un año por no haber atendido lo que tendríamos que atender. ¿Y sabes por qué sucede eso? Por el puñetero ego que tenemos. A veces nos creemos totalmente imprescindibles: si no lo hago yo, no lo va a hacer nadie, si no lo acabo esto en el trabajo, no lo acabará nadie; si no recojo la ropa en casa, no se hará como yo quiero; si no estoy pendiente yo de los deberes de lo niños, nunca los hacen; si no contesto al chat de padres del colegio, es que no lo hace nadie…. Hay que quitarse esa necesidad de controlarlo todo o de que todo sea perfecto. Yolanda Cuevas: Eso es, bajemos velocidad y no intentemos cumplir siempre esas expectativas, ese perfeccionismo y ese control que al final lo que hace es normalizar la sintomatología. Es frecuente decir eso de: «bueno, ya bajo el ritmo cuando pase este pico de trabajo», «bueno, cuando llegue Navidad y acabe el año», «bueno, cuando llegue el verano»… Y nunca viene bien. El autocuidado es un compromiso diario y consciente. Patri Psicóloga: Es fundamental aprender a identificar nuestras señales. La mía es sentir que no se me ocurre nada, que no puedo ser creativa. Si no me nacen ideas de forma natural o si me entran ganas de llorar sin saber por qué (aunque en realidad soy una llorona) y sin que haya necesidad de hacerlo es porque en realidad estoy sobrepasada y ahí es importante parar, regularse y comenzar a decir los «noes» que no se están diciendo.Noticias relacionadas estandar Si Tomas Navarro, psicólogo: «Más acción y menos queja: pasemos del victimismo al protagonismo» Raquel Alcolea estandar Si Mario Alonso Puig, médico y divulgador «Vivimos en una sociedad enferma que ha dejado de lado su dimensión espiritual» Raquel AlcoleaPero para identificar esas señales hay que aprender a escucharse…Patri Psicóloga: Algunas mujeres aún entiende que el autocuidado es cogerse la tarde libre para irse a un spa o para irse sola al cine. Autocuidado es una filosofía de vida, algo que se tiene que mantener de forma regular y que implica darse un espacio para dedicarse tiempo y dinero para actividades, relaciones o momentos que permitan cuidar de la salud física y mental. Eso de creer que cuidarse es un spa es muy habitual, pero vosotras planteáis en ‘Autocuidado’ un plan de vida…Patri Psicóloga: Para que haya un autocuidado real no puede construirse a base de parches o de pegotes. Hay que empezar cambiando nuestras creencias, las que sabotean el autocuidado. Un ejemplo es creer que cuidarse es egoísta. Y también hay que pensar en nuestra escala de valores, en qué deseamos que sea nuestra guía y qué es lo que nos ayuda realmente a caminar en la dirección que queremos ir. Porque si no se tienen claros esos valores, no podrá ponerse el foco en lo que nos importa y seguiré cediendo a las peticiones de las personas que quieren que hagan lo que les viene bien a ellas. Tus valores se conocen pensando qué queremos para nuestra vida: qué tipo de trabajo, qué tipo de relaciones, qué tipo de ocio, cuáles son mis banderas rojas y mis límites… Y todo eso es lo que nos ayudará a decidir qué autocuidado cabe en nuestra agenda y con qué nos podemos comprometer. Yolanda Cuevas: Sí, es tener una hoja ruta. Y aquí también es importante saber desde dónde nace ese autocuidado. La idea no es hacer algo puntual como por ejemplo tomar un desayuno bonito, tranquilo y saludable. El tema es preguntarse qué ha pasado antes para que yo decida hacerlo que puede venir, por ejemplo, de una decisión consciente de no querer ir al trabajo sin desayunar o de no querer hacerlo todo corriendo. No hay que mirar solo lo superficial o la foto, sino todo lo que rodea a ese momento. El autocuidado, desde luego, es una filosofía de vida. Y para seguirla hay que atenderse y escucharse. Muchas personas están desconectadas del cuerpo y cuando uno vive en piloto automático llega un momento en el que el cerebro no sabe sentir. Algo que puede ayudar es la respiración, el mindfulness, el escaneo corporal, la meditación y la atención en el presente permite dar un espacio a entrenar la mente. Es como si trabajásemos con abdominales o con pesas en la zona del cerebro, ya que todo eso ayuda a reconectar con las sensaciones corporales. La información efectiva es la que va del cuerpo a la mente. Si solo estoy en mis pensamientos, estoy muy en el futuro o muy en el pasado y dejo mi presente vacío. Las sensaciones están en el presente y hay que estar pendientes de ellas. Hay que parar y dejar de hacer y hacer. Para escuchar y tener sintonía con el cuerpo y las emociones hay que parar y escucharse. El autocuidado también va de crear una buena relación con las emociones, con los pensamientos, con la forma en la que me hablo, si lo que digo o hago está en consonancia o no con mi escala de valores… Todo eso también es cuidarse. Y no hace falta que haya una pandemia de por medio o una crisis personal fuerte como una pérdida, un divorcio, un problema laboral para decidir empezar a cuidarse, sino que se trata de ir creando esos micro espacios para resintonizar con nosotros y descubrir si la vida está siendo lo más ajustada posible a lo que quiero. Vuestro libro es además un cuaderno de trabajo. Toca remangarse y escribir. No es fácil escribir emociones, deseos, sentimientos, pensamientos, acciones, planes, decisiones…Patri Psicóloga: Es un reto, sí. Es complicado porque te lleva a indagar en tu parte vulnerable. Y lo cierto es que en esta vida parecemos tener interiorizado que lo importante es tener éxito y esa parte ficcionada por las redes sociales, cuando uno empieza a pensar qué necesita realmente nos podemos dar cuenta de que realmente estamos mal y no nos apetece. Y por eso vamos poniendo un parcha a todo y seguimos chapoteando para no ahogarnos. Pero es importante bucear un poco en lo que sentimos. Yolanda Cuevas: No es lo mismo tenerlo en la cabeza que verlo escrito, además. Porque verlo reflejado ahí es una toma de conciencia que a veces puede doler porque a veces uno se da cuenta de la cantidad de tiempo que está postergando algo que ya tenía pensado hace mucho tiempo. Uno se da cuenta de lo que le limita, le condiciona o le hace sentirse mal. ¿Con qué reflexiones de las que nos habéis planteado en esta obra conectáis más personalmente cada una de vosotras?Patri Psicóloga: Yo soy más de ejercicio y hábitos saludables y a Yoli le gusta más trabajar con la respiración, la meditación y el mindfulness. Yolanda Cuevas: En mi caso estoy muy metida en el poder de la respiración porque hay muchos avances científicos en este sentido, especialmente en torno a los beneficios de respirar por la nariz en lugar de por la boca. Igualmente me parece interesante el mindfulness y la meditación. Necesita práctica pero tiene un potencial enorme. Creo que es algo que habría que entrenar desde la infancia, al igual que todo lo que tiene que ver con la relación sana con nuestras emociones. Ni un lujo ni un capricho ni un acto egoísta. Cuidarse, escucharse y mimarse es, además de una necesidad, un derecho, según plantean las psicólogas Patricia Ramírez ( @patri_psicologa ) y Yolanda Cuevas ( @yolandacuay ) en su libro ‘Autocuidado ‘ (Grijalbo). En su obra, escrita a cuatro manos, invitan a hacer un recorrido de 52 semanas a través de ejercicios, propuestas inspiradoras y dinámicas que ayudan a reconectar con uno mismo. Cada capítulo invita a nutrir, de una manera o de otra, el cuerpo, la mente y el corazón. Por eso a la hora de abordar su lectura proponen que se haga sin normas rígidas ni juicios, sino eligiendo aquello que se desea priorizar. Se trata, según aseguran, de atreverse a explorar las páginas con la curiosidad de un viajero deseoso de disfrutar y de sorprenderse con cada experiencia. Abordamos las claves de su libro en una conversación a tres en la que hubo reflexiones, risas, guiños cómplices, emociones, recuerdos compartidos, alguna que otra confesión y un deseo común de convencer a las mujeres de cualquier edad, pero especialmente a partir de los 45 años, de la necesidad de llevar el autocuidado por bandera… En la dedicatoria de vuestro libro aparece esta frase: «A todas las mujeres que se dejaron para dedicarse a otros». Toda una declaración de intenciones…Patri Psicóloga : Sí, porque además es uno de los motivos por los que las mujeres no dedican tiempo al autocuidado. Ese rol de cuidadoras se ha ido heredando. Y a pesar de que ahora muchas tengamos ideas más claras sobre la conciliación, el reparto justo de tareas y la cooperación, esos genes de cuidadora o de facilitadora de la vida de otras personas sigue ahí. Y eso implica dedicar mucho tiempo y energía que lleva a quitárselo a una misma. Y no solo eso, sino que además hemos aprendido que eso de cuidar significa ser buena esposa, buena madre, buena amiga y buena hija. Y por eso resulte difícil de despegarse de ese rol, pues si se hace puede interpretarse como egoísmo, ser criticada o incluso algunas mujeres pueden llegar a pensar que les pueden querer menos si empiezan a dedicar menos tiempo a los otros y más a ellas mismas. Está interiorizada la idea de que dedicarse tiempo es egoísmo. Pero lo que proponemos con ‘Autocuidado’ no es eso tan manido en las redes sociales de «Yo, mi, me, conmigo, yo me amo», pues para mí es un mensaje atroz. De lo que se trata es de amarse los unos a los otros pero que además tengas tiempo para ti y te cuides a ti. No hace falta ponerse la primera de la fila. De hecho, creo que hay que romper esa premisa de que que «si no te cuidas tú, no podrás cuidar a otros». Lo que sucede si no te cuidas, es que vas a estar mal física, mental y emocionalmente. Esa idea de que hay que cuidarse para cuidar nos mete de nuevo en la rueda del hámster de un rol de cuidadoras. Pero son muchas las personas que usan esa expresión como un mantra…Patri Psicóloga: Es que esas cosas se dicen siempre: «Hasta que no me cuide yo, no podré cuidar a los demás», «Hasta que no me quiera yo, no podré querer a los demás»… Igual tendríamos que comenzar a plantearnos que hay que cuidarse porque somos personas valiosas que merecemos ese cuidado y tenemos derecho a él. Y esto es tal vez más relevante a medida que se cumplen años…Patri Psicóloga: Sí, de hecho en el libro explicamos que hay que cuidarse tengas la edad que tengas, pero que es cierto que se debe hacer especialmente a partir de esa edad en la que se vive un cambio hormonal que les lleva a sufrir fatiga cognitiva, cansancio o problemas de sueño. Esa etapa de perimenopausia y menopausia en la que se revolucionan las hormonas es un momento en el que hay que plantearse en serio que si esa mujer no empieza a cuidarse y a prestar atención al cuerpo y la mente, le pasará factura, si es que no se la está pasando ya. Yolanda Cuevas : Y además hay que tener en cuenta, si echamos la vista atrás, que venimos también de familias en las que la madre tenía que llegar a todo, trabajase o no; pues la dinámica de la atención a los demás y del cuidado era la misma. Creo que con el paso de los años y viendo las consecuencias es importante aprender a tener ese equilibrio que nuestras madres no pudieron tener porque la posibilidad de trabajar fuera de casa les vino como una ola a la que se subieron como pudieron porque implicaba que se tenían que seguir ocupando del resto. Ahora tenemos la oportunidad de reflexionar y ver cómo organizarlo de otra manera.«Cuídate porque eres valiosa y lo mereces, no porque creas que tienes que estar bien para poder cuidar a otros» Patricia Ramírez Psicóloga¿Creéis que las mujeres más jóvenes abordan el autocuidado con menos culpa?Patri Psicóloga: Lo tienen mucho más claro y se dedican tiempo sin culpa. Dedican tiempo a la actividad física, a estar con sus amigas y hacer todo aquello que les hace sentirse mejor. Fíjate si lo tienen claro que a veces, como saben poner límites y tienen bien marcadas sus «red flags» y les cuesta hacer concesiones, por ejemplo, a la hora de encontrar en pareja. Creo que las mujeres jóvenes tienen ideas más claras de lo que quieren en la vida y cómo quieren plantearse el trabajo. Quieren viajar, quieren menos ataduras y a menudo eligen disfrutar. Pero tal vez habría que buscar el equilibrio o el término medio. Pero en general las mujeres más jóvenes tienen mas claro la importancia del autocuidado e incluso puede decirse que eligen vivir mejor, aunque implique, por ejemplo, ganar menos. En el caso de las generaciones de mujeres más mayores lo que sucede es que no disponíamos de nuestra vida porque estábamos a merced de lo que los padres esperaban de nosotras o incluso de lo que la sociedad esperaba de nosotros. Y también estábamos convencidas de que había que trabajar y trabajar porque eso nos convertía en una persona de provecho o incluso de esa idea de que el trabajo nos dignifica. Y eso hace que algunas personas sientan que al descansar ya no están produciendo. Odio la palabra productividad pero la tenemos como si fuese el summum del éxito en la vida. Yolanda Cuevas: Y es curioso porque esos padres que aguantaron muchas cosas son los que ahora les piden a sus hijos que no aguanten. Muestran cero tolerancia y nula flexibilidad y a veces se corre el riesgo de ir a los extremos. Por eso es tan importante encontrar el término medio. Patri Psicóloga : El autocuidado es elegir vivir mejor. La gente joven trabaja mucho más que sus madres ese amor propio y esa autocompasión. En algunas empresas lo califican como «la actual falta de compromiso o de pertenencia de los jóvenes»…Yolanda Cuevas : Ese compromiso y esa pertenencia es un trabajo en equipo, no puede venir solo del trabajador individual. Hay que preguntarse qué valores y qué filosofía tiene mi empresa y qué hace en la práctica, porque una cosa es la teoría y otra es la práctica. El compromiso no es solo responsabilidad del trabajador, sino que también la empresa tiene responsabilidad en ello. Patri Psicóloga : Tengo un post-it creado que lo dice muy claro: «Si tu jefe te dice que trabajar más horas de lo que pone en tu contrato es compromiso, dile que no, que es abuso». Se puede entender que algún día haya un pico de trabajo que haga trabajar más horas, pero al día siguiente tiene que haber una flexibilidad para irse antes al gimnasio o donde esa persona considere. Yolanda Cuevas: Claro, porque parece que solo se entiende que la flexibilidad la tiene el trabajador para estar dos horas más ese día, pero al día siguiente no existe tal flexibilidad porque lo que pone en el contrato es que hagas ocho horas. Creo que no están bien definidos los conceptos de compromiso y de flexibilidad. Y sobre este tema no podemos pasar por alto que en realidad ha crecido mucho el porcentaje de jóvenes menores de 30 años de baja laboral por salud mental. Habría que preguntarse que está pasando en el entorno para que se estén disparando esas cifras. Noticias relacionadas estandar No Nina, sobre la menopausia «Dejas de ser quien eras, pero eres otra con más conocimientos y con las ideas claras» l. Pintos / R. alcolea visual No ‘Nosotras, las menopáusicas’ Pódcast | De la culpa a la incertidumbre: las emociones en menopausia ABC PódcastEn ‘Autocuidado’ proponéis reflexiones para ir abordando a lo largo de 52 semanas (1 año), ¿es importante seguirlas en orden?Patri Psicóloga : El libro no sigue un orden determinado, es decir, que no es necesario leer el primer capítulo para entender el tercero o el cuarto, por ejemplo. A la hora de plantear el libro Yolanda y yo fuimos lanzando esas reflexiones sin un orden concreto y de una forma espontánea, es decir, guiadas por las ideas que teníamos en la cabeza sobre el autocuidado. Tal vez lo ideal puede ser guiarse por el índice y comenzar a trabajar por la reflexión o la idea que más apetezca a esa persona, se puede empezar por el principio también, o por el final o incluso elegir tu propia forma de leer el libro. Yolanda Cuevas: Y también a la hora de plantearlo hemos sido consciente de que no todo el mundo no parte de la misma necesidad. Por tanto quizá te resuene más un tema que otro y puedas empezar por aquello que creas que te va a venir mejor. La idea es que sea una guía y puede haber personas que tengan muy interiorizado, por ejemplo, el cuidado físico, pero tal vez tengan que trabajar más el emocional, el mental o incluso el relacional. De hecho pueden incluso alargar la práctica en lugar de una semana, dos semanas. «Algo que ayuda al autocuidado es la respiración, el mindfulness, el escaneo corporal, la meditación y la atención en el presente. Es como trabajar con abdominales o con pesas en la zona del cerebro, ya que todo eso ayuda a reconectar con las sensaciones corporales» Yolanda Cuevas PsicólogaMuchas personas están convencidas de que se cuidan, pero a menudo lo que sucede es que no saben lo que es cuidarse… ¿Qué señales indican que no lo estamos haciendo bien?Patri Psicóloga : Hay que atender a las señales que da el cuerpo. Y a menudo lo que sucede es que no las atendemos porque la mayoría de esas señales son incómodas, pero que no nos inhabilitan para la vida. Te voy a dar algunos ejemplos: si esa persona siempre ha sido divertida y ahora es en un vinagre en el trabajo, si se pone a gritar a diestro y siniestro, si se comunica con su pareja a base de reproches, si suele tener problemas de sueño, si se siente física y cognitivamente agotada, si pierde la memoria de vez en cuando, si no es capaz de cumplir con sus hábitos saludables porque a la hora de cenar prefiere una pizza porque piensa que comerse un pescado a la plancha es fastidiarse aún más el día o si habitualmente regula sus emociones con comida, compras, consumo de redes sociales, alcohol o drogas… Si dos o tres de estas cosas que he citado se le juntan a una persona, tiene que tener claro que está sobrepasada y que su cuerpo y su mente están dando una señales que no está atendiendo porque en realidad puede seguir funcionando en el día a día si fuerza un poco la máquina. ¿Y cuáles son las consecuencias?Patri Psicóloga: Pues que como todo esto puede generar trastornos psicosomáticos y alteraciones del sistema inmune, puede suceder que un día la vida te pegue un viaje porque no atendiste a las señales del cuerpo. De hecho, algunos trastornos psicosomáticos potentes pueden manifestarse en forma de hemiplejia, pérdida de visión de un ojo o alguna enfermedad grave del sistema inmune. Hay un montón de cosas que pueden hacer que pares la vida tres meses, seis meses o un año por no haber atendido lo que tendríamos que atender. ¿Y sabes por qué sucede eso? Por el puñetero ego que tenemos. A veces nos creemos totalmente imprescindibles: si no lo hago yo, no lo va a hacer nadie, si no lo acabo esto en el trabajo, no lo acabará nadie; si no recojo la ropa en casa, no se hará como yo quiero; si no estoy pendiente yo de los deberes de lo niños, nunca los hacen; si no contesto al chat de padres del colegio, es que no lo hace nadie…. Hay que quitarse esa necesidad de controlarlo todo o de que todo sea perfecto. Yolanda Cuevas: Eso es, bajemos velocidad y no intentemos cumplir siempre esas expectativas, ese perfeccionismo y ese control que al final lo que hace es normalizar la sintomatología. Es frecuente decir eso de: «bueno, ya bajo el ritmo cuando pase este pico de trabajo», «bueno, cuando llegue Navidad y acabe el año», «bueno, cuando llegue el verano»… Y nunca viene bien. El autocuidado es un compromiso diario y consciente. Patri Psicóloga: Es fundamental aprender a identificar nuestras señales. La mía es sentir que no se me ocurre nada, que no puedo ser creativa. Si no me nacen ideas de forma natural o si me entran ganas de llorar sin saber por qué (aunque en realidad soy una llorona) y sin que haya necesidad de hacerlo es porque en realidad estoy sobrepasada y ahí es importante parar, regularse y comenzar a decir los «noes» que no se están diciendo.Noticias relacionadas estandar Si Tomas Navarro, psicólogo: «Más acción y menos queja: pasemos del victimismo al protagonismo» Raquel Alcolea estandar Si Mario Alonso Puig, médico y divulgador «Vivimos en una sociedad enferma que ha dejado de lado su dimensión espiritual» Raquel AlcoleaPero para identificar esas señales hay que aprender a escucharse…Patri Psicóloga: Algunas mujeres aún entiende que el autocuidado es cogerse la tarde libre para irse a un spa o para irse sola al cine. Autocuidado es una filosofía de vida, algo que se tiene que mantener de forma regular y que implica darse un espacio para dedicarse tiempo y dinero para actividades, relaciones o momentos que permitan cuidar de la salud física y mental. Eso de creer que cuidarse es un spa es muy habitual, pero vosotras planteáis en ‘Autocuidado’ un plan de vida…Patri Psicóloga: Para que haya un autocuidado real no puede construirse a base de parches o de pegotes. Hay que empezar cambiando nuestras creencias, las que sabotean el autocuidado. Un ejemplo es creer que cuidarse es egoísta. Y también hay que pensar en nuestra escala de valores, en qué deseamos que sea nuestra guía y qué es lo que nos ayuda realmente a caminar en la dirección que queremos ir. Porque si no se tienen claros esos valores, no podrá ponerse el foco en lo que nos importa y seguiré cediendo a las peticiones de las personas que quieren que hagan lo que les viene bien a ellas. Tus valores se conocen pensando qué queremos para nuestra vida: qué tipo de trabajo, qué tipo de relaciones, qué tipo de ocio, cuáles son mis banderas rojas y mis límites… Y todo eso es lo que nos ayudará a decidir qué autocuidado cabe en nuestra agenda y con qué nos podemos comprometer. Yolanda Cuevas: Sí, es tener una hoja ruta. Y aquí también es importante saber desde dónde nace ese autocuidado. La idea no es hacer algo puntual como por ejemplo tomar un desayuno bonito, tranquilo y saludable. El tema es preguntarse qué ha pasado antes para que yo decida hacerlo que puede venir, por ejemplo, de una decisión consciente de no querer ir al trabajo sin desayunar o de no querer hacerlo todo corriendo. No hay que mirar solo lo superficial o la foto, sino todo lo que rodea a ese momento. El autocuidado, desde luego, es una filosofía de vida. Y para seguirla hay que atenderse y escucharse. Muchas personas están desconectadas del cuerpo y cuando uno vive en piloto automático llega un momento en el que el cerebro no sabe sentir. Algo que puede ayudar es la respiración, el mindfulness, el escaneo corporal, la meditación y la atención en el presente permite dar un espacio a entrenar la mente. Es como si trabajásemos con abdominales o con pesas en la zona del cerebro, ya que todo eso ayuda a reconectar con las sensaciones corporales. La información efectiva es la que va del cuerpo a la mente. Si solo estoy en mis pensamientos, estoy muy en el futuro o muy en el pasado y dejo mi presente vacío. Las sensaciones están en el presente y hay que estar pendientes de ellas. Hay que parar y dejar de hacer y hacer. Para escuchar y tener sintonía con el cuerpo y las emociones hay que parar y escucharse. El autocuidado también va de crear una buena relación con las emociones, con los pensamientos, con la forma en la que me hablo, si lo que digo o hago está en consonancia o no con mi escala de valores… Todo eso también es cuidarse. Y no hace falta que haya una pandemia de por medio o una crisis personal fuerte como una pérdida, un divorcio, un problema laboral para decidir empezar a cuidarse, sino que se trata de ir creando esos micro espacios para resintonizar con nosotros y descubrir si la vida está siendo lo más ajustada posible a lo que quiero. Vuestro libro es además un cuaderno de trabajo. Toca remangarse y escribir. No es fácil escribir emociones, deseos, sentimientos, pensamientos, acciones, planes, decisiones…Patri Psicóloga: Es un reto, sí. Es complicado porque te lleva a indagar en tu parte vulnerable. Y lo cierto es que en esta vida parecemos tener interiorizado que lo importante es tener éxito y esa parte ficcionada por las redes sociales, cuando uno empieza a pensar qué necesita realmente nos podemos dar cuenta de que realmente estamos mal y no nos apetece. Y por eso vamos poniendo un parcha a todo y seguimos chapoteando para no ahogarnos. Pero es importante bucear un poco en lo que sentimos. Yolanda Cuevas: No es lo mismo tenerlo en la cabeza que verlo escrito, además. Porque verlo reflejado ahí es una toma de conciencia que a veces puede doler porque a veces uno se da cuenta de la cantidad de tiempo que está postergando algo que ya tenía pensado hace mucho tiempo. Uno se da cuenta de lo que le limita, le condiciona o le hace sentirse mal. ¿Con qué reflexiones de las que nos habéis planteado en esta obra conectáis más personalmente cada una de vosotras?Patri Psicóloga: Yo soy más de ejercicio y hábitos saludables y a Yoli le gusta más trabajar con la respiración, la meditación y el mindfulness. Yolanda Cuevas: En mi caso estoy muy metida en el poder de la respiración porque hay muchos avances científicos en este sentido, especialmente en torno a los beneficios de respirar por la nariz en lugar de por la boca. Igualmente me parece interesante el mindfulness y la meditación. Necesita práctica pero tiene un potencial enorme. Creo que es algo que habría que entrenar desde la infancia, al igual que todo lo que tiene que ver con la relación sana con nuestras emociones.
Ni un lujo ni un capricho ni un acto egoísta. Cuidarse, escucharse y mimarse es, además de una necesidad, un derecho, según plantean las psicólogas Patricia Ramírez (@patri_psicologa) y Yolanda Cuevas (@yolandacuay) en su libro ‘Autocuidado‘ (Grijalbo). En su obra, escrita a … cuatro manos, invitan a hacer un recorrido de 52 semanas a través de ejercicios, propuestas inspiradoras y dinámicas que ayudan a reconectar con uno mismo.
Cada capítulo invita a nutrir, de una manera o de otra, el cuerpo, la mente y el corazón. Por eso a la hora de abordar su lectura proponen que se haga sin normas rígidas ni juicios, sino eligiendo aquello que se desea priorizar. Se trata, según aseguran, de atreverse a explorar las páginas con la curiosidad de un viajero deseoso de disfrutar y de sorprenderse con cada experiencia.
Abordamos las claves de su libro en una conversación a tres en la que hubo reflexiones, risas, guiños cómplices, emociones, recuerdos compartidos, alguna que otra confesión y un deseo común de convencer a las mujeres de cualquier edad, pero especialmente a partir de los 45 años, de la necesidad de llevar el autocuidado por bandera…
En la dedicatoria de vuestro libro aparece esta frase: «A todas las mujeres que se dejaron para dedicarse a otros». Toda una declaración de intenciones…
Patri Psicóloga: Sí, porque además es uno de los motivos por los que las mujeres no dedican tiempo al autocuidado. Ese rol de cuidadoras se ha ido heredando. Y a pesar de que ahora muchas tengamos ideas más claras sobre la conciliación, el reparto justo de tareas y la cooperación, esos genes de cuidadora o de facilitadora de la vida de otras personas sigue ahí. Y eso implica dedicar mucho tiempo y energía que lleva a quitárselo a una misma. Y no solo eso, sino que además hemos aprendido que eso de cuidar significa ser buena esposa, buena madre, buena amiga y buena hija. Y por eso resulte difícil de despegarse de ese rol, pues si se hace puede interpretarse como egoísmo, ser criticada o incluso algunas mujeres pueden llegar a pensar que les pueden querer menos si empiezan a dedicar menos tiempo a los otros y más a ellas mismas.
Está interiorizada la idea de que dedicarse tiempo es egoísmo. Pero lo que proponemos con ‘Autocuidado’ no es eso tan manido en las redes sociales de «Yo, mi, me, conmigo, yo me amo», pues para mí es un mensaje atroz. De lo que se trata es de amarse los unos a los otros pero que además tengas tiempo para ti y te cuides a ti. No hace falta ponerse la primera de la fila. De hecho, creo que hay que romper esa premisa de que que «si no te cuidas tú, no podrás cuidar a otros». Lo que sucede si no te cuidas, es que vas a estar mal física, mental y emocionalmente. Esa idea de que hay que cuidarse para cuidar nos mete de nuevo en la rueda del hámster de un rol de cuidadoras.
Pero son muchas las personas que usan esa expresión como un mantra…
Patri Psicóloga: Es que esas cosas se dicen siempre: «Hasta que no me cuide yo, no podré cuidar a los demás», «Hasta que no me quiera yo, no podré querer a los demás»… Igual tendríamos que comenzar a plantearnos que hay que cuidarse porque somos personas valiosas que merecemos ese cuidado y tenemos derecho a él.
Y esto es tal vez más relevante a medida que se cumplen años…
Patri Psicóloga: Sí, de hecho en el libro explicamos que hay que cuidarse tengas la edad que tengas, pero que es cierto que se debe hacer especialmente a partir de esa edad en la que se vive un cambio hormonal que les lleva a sufrir fatiga cognitiva, cansancio o problemas de sueño. Esa etapa de perimenopausia y menopausia en la que se revolucionan las hormonas es un momento en el que hay que plantearse en serio que si esa mujer no empieza a cuidarse y a prestar atención al cuerpo y la mente, le pasará factura, si es que no se la está pasando ya.
Yolanda Cuevas: Y además hay que tener en cuenta, si echamos la vista atrás, que venimos también de familias en las que la madre tenía que llegar a todo, trabajase o no; pues la dinámica de la atención a los demás y del cuidado era la misma. Creo que con el paso de los años y viendo las consecuencias es importante aprender a tener ese equilibrio que nuestras madres no pudieron tener porque la posibilidad de trabajar fuera de casa les vino como una ola a la que se subieron como pudieron porque implicaba que se tenían que seguir ocupando del resto. Ahora tenemos la oportunidad de reflexionar y ver cómo organizarlo de otra manera.
«Cuídate porque eres valiosa y lo mereces, no porque creas que tienes que estar bien para poder cuidar a otros»
Patricia Ramírez
Psicóloga
¿Creéis que las mujeres más jóvenes abordan el autocuidado con menos culpa?
Patri Psicóloga: Lo tienen mucho más claro y se dedican tiempo sin culpa. Dedican tiempo a la actividad física, a estar con sus amigas y hacer todo aquello que les hace sentirse mejor. Fíjate si lo tienen claro que a veces, como saben poner límites y tienen bien marcadas sus «red flags» y les cuesta hacer concesiones, por ejemplo, a la hora de encontrar en pareja. Creo que las mujeres jóvenes tienen ideas más claras de lo que quieren en la vida y cómo quieren plantearse el trabajo. Quieren viajar, quieren menos ataduras y a menudo eligen disfrutar. Pero tal vez habría que buscar el equilibrio o el término medio. Pero en general las mujeres más jóvenes tienen mas claro la importancia del autocuidado e incluso puede decirse que eligen vivir mejor, aunque implique, por ejemplo, ganar menos.
En el caso de las generaciones de mujeres más mayores lo que sucede es que no disponíamos de nuestra vida porque estábamos a merced de lo que los padres esperaban de nosotras o incluso de lo que la sociedad esperaba de nosotros. Y también estábamos convencidas de que había que trabajar y trabajar porque eso nos convertía en una persona de provecho o incluso de esa idea de que el trabajo nos dignifica. Y eso hace que algunas personas sientan que al descansar ya no están produciendo. Odio la palabra productividad pero la tenemos como si fuese el summum del éxito en la vida.
Yolanda Cuevas: Y es curioso porque esos padres que aguantaron muchas cosas son los que ahora les piden a sus hijos que no aguanten. Muestran cero tolerancia y nula flexibilidad y a veces se corre el riesgo de ir a los extremos. Por eso es tan importante encontrar el término medio.
Patri Psicóloga: El autocuidado es elegir vivir mejor. La gente joven trabaja mucho más que sus madres ese amor propio y esa autocompasión.
En algunas empresas lo califican como «la actual falta de compromiso o de pertenencia de los jóvenes»…
Yolanda Cuevas: Ese compromiso y esa pertenencia es un trabajo en equipo, no puede venir solo del trabajador individual. Hay que preguntarse qué valores y qué filosofía tiene mi empresa y qué hace en la práctica, porque una cosa es la teoría y otra es la práctica. El compromiso no es solo responsabilidad del trabajador, sino que también la empresa tiene responsabilidad en ello.
Patri Psicóloga: Tengo un post-it creado que lo dice muy claro: «Si tu jefe te dice que trabajar más horas de lo que pone en tu contrato es compromiso, dile que no, que es abuso». Se puede entender que algún día haya un pico de trabajo que haga trabajar más horas, pero al día siguiente tiene que haber una flexibilidad para irse antes al gimnasio o donde esa persona considere.
Yolanda Cuevas: Claro, porque parece que solo se entiende que la flexibilidad la tiene el trabajador para estar dos horas más ese día, pero al día siguiente no existe tal flexibilidad porque lo que pone en el contrato es que hagas ocho horas. Creo que no están bien definidos los conceptos de compromiso y de flexibilidad. Y sobre este tema no podemos pasar por alto que en realidad ha crecido mucho el porcentaje de jóvenes menores de 30 años de baja laboral por salud mental. Habría que preguntarse que está pasando en el entorno para que se estén disparando esas cifras.
En ‘Autocuidado’ proponéis reflexiones para ir abordando a lo largo de 52 semanas (1 año), ¿es importante seguirlas en orden?
Patri Psicóloga: El libro no sigue un orden determinado, es decir, que no es necesario leer el primer capítulo para entender el tercero o el cuarto, por ejemplo. A la hora de plantear el libro Yolanda y yo fuimos lanzando esas reflexiones sin un orden concreto y de una forma espontánea, es decir, guiadas por las ideas que teníamos en la cabeza sobre el autocuidado. Tal vez lo ideal puede ser guiarse por el índice y comenzar a trabajar por la reflexión o la idea que más apetezca a esa persona, se puede empezar por el principio también, o por el final o incluso elegir tu propia forma de leer el libro.
Yolanda Cuevas: Y también a la hora de plantearlo hemos sido consciente de que no todo el mundo no parte de la misma necesidad. Por tanto quizá te resuene más un tema que otro y puedas empezar por aquello que creas que te va a venir mejor. La idea es que sea una guía y puede haber personas que tengan muy interiorizado, por ejemplo, el cuidado físico, pero tal vez tengan que trabajar más el emocional, el mental o incluso el relacional. De hecho pueden incluso alargar la práctica en lugar de una semana, dos semanas.
«Algo que ayuda al autocuidado es la respiración, el mindfulness, el escaneo corporal, la meditación y la atención en el presente. Es como trabajar con abdominales o con pesas en la zona del cerebro, ya que todo eso ayuda a reconectar con las sensaciones corporales»
Yolanda Cuevas
Psicóloga
Muchas personas están convencidas de que se cuidan, pero a menudo lo que sucede es que no saben lo que es cuidarse… ¿Qué señales indican que no lo estamos haciendo bien?
Patri Psicóloga: Hay que atender a las señales que da el cuerpo. Y a menudo lo que sucede es que no las atendemos porque la mayoría de esas señales son incómodas, pero que no nos inhabilitan para la vida. Te voy a dar algunos ejemplos: si esa persona siempre ha sido divertida y ahora es en un vinagre en el trabajo, si se pone a gritar a diestro y siniestro, si se comunica con su pareja a base de reproches, si suele tener problemas de sueño, si se siente física y cognitivamente agotada, si pierde la memoria de vez en cuando, si no es capaz de cumplir con sus hábitos saludables porque a la hora de cenar prefiere una pizza porque piensa que comerse un pescado a la plancha es fastidiarse aún más el día o si habitualmente regula sus emociones con comida, compras, consumo de redes sociales, alcohol o drogas…
Si dos o tres de estas cosas que he citado se le juntan a una persona, tiene que tener claro que está sobrepasada y que su cuerpo y su mente están dando una señales que no está atendiendo porque en realidad puede seguir funcionando en el día a día si fuerza un poco la máquina.
¿Y cuáles son las consecuencias?
Patri Psicóloga: Pues que como todo esto puede generar trastornos psicosomáticos y alteraciones del sistema inmune, puede suceder que un día la vida te pegue un viaje porque no atendiste a las señales del cuerpo. De hecho, algunos trastornos psicosomáticos potentes pueden manifestarse en forma de hemiplejia, pérdida de visión de un ojo o alguna enfermedad grave del sistema inmune. Hay un montón de cosas que pueden hacer que pares la vida tres meses, seis meses o un año por no haber atendido lo que tendríamos que atender. ¿Y sabes por qué sucede eso? Por el puñetero ego que tenemos. A veces nos creemos totalmente imprescindibles: si no lo hago yo, no lo va a hacer nadie, si no lo acabo esto en el trabajo, no lo acabará nadie; si no recojo la ropa en casa, no se hará como yo quiero; si no estoy pendiente yo de los deberes de lo niños, nunca los hacen; si no contesto al chat de padres del colegio, es que no lo hace nadie…. Hay que quitarse esa necesidad de controlarlo todo o de que todo sea perfecto.
Yolanda Cuevas: Eso es, bajemos velocidad y no intentemos cumplir siempre esas expectativas, ese perfeccionismo y ese control que al final lo que hace es normalizar la sintomatología. Es frecuente decir eso de: «bueno, ya bajo el ritmo cuando pase este pico de trabajo», «bueno, cuando llegue Navidad y acabe el año», «bueno, cuando llegue el verano»… Y nunca viene bien. El autocuidado es un compromiso diario y consciente.
Patri Psicóloga: Es fundamental aprender a identificar nuestras señales. La mía es sentir que no se me ocurre nada, que no puedo ser creativa. Si no me nacen ideas de forma natural o si me entran ganas de llorar sin saber por qué (aunque en realidad soy una llorona) y sin que haya necesidad de hacerlo es porque en realidad estoy sobrepasada y ahí es importante parar, regularse y comenzar a decir los «noes» que no se están diciendo.
Pero para identificar esas señales hay que aprender a escucharse…
Patri Psicóloga: Algunas mujeres aún entiende que el autocuidado es cogerse la tarde libre para irse a un spa o para irse sola al cine. Autocuidado es una filosofía de vida, algo que se tiene que mantener de forma regular y que implica darse un espacio para dedicarse tiempo y dinero para actividades, relaciones o momentos que permitan cuidar de la salud física y mental.
Eso de creer que cuidarse es un spa es muy habitual, pero vosotras planteáis en ‘Autocuidado’ un plan de vida…
Patri Psicóloga: Para que haya un autocuidado real no puede construirse a base de parches o de pegotes. Hay que empezar cambiando nuestras creencias, las que sabotean el autocuidado. Un ejemplo es creer que cuidarse es egoísta. Y también hay que pensar en nuestra escala de valores, en qué deseamos que sea nuestra guía y qué es lo que nos ayuda realmente a caminar en la dirección que queremos ir. Porque si no se tienen claros esos valores, no podrá ponerse el foco en lo que nos importa y seguiré cediendo a las peticiones de las personas que quieren que hagan lo que les viene bien a ellas. Tus valores se conocen pensando qué queremos para nuestra vida: qué tipo de trabajo, qué tipo de relaciones, qué tipo de ocio, cuáles son mis banderas rojas y mis límites… Y todo eso es lo que nos ayudará a decidir qué autocuidado cabe en nuestra agenda y con qué nos podemos comprometer.
Yolanda Cuevas: Sí, es tener una hoja ruta. Y aquí también es importante saber desde dónde nace ese autocuidado. La idea no es hacer algo puntual como por ejemplo tomar un desayuno bonito, tranquilo y saludable. El tema es preguntarse qué ha pasado antes para que yo decida hacerlo que puede venir, por ejemplo, de una decisión consciente de no querer ir al trabajo sin desayunar o de no querer hacerlo todo corriendo. No hay que mirar solo lo superficial o la foto, sino todo lo que rodea a ese momento.
El autocuidado, desde luego, es una filosofía de vida. Y para seguirla hay que atenderse y escucharse. Muchas personas están desconectadas del cuerpo y cuando uno vive en piloto automático llega un momento en el que el cerebro no sabe sentir. Algo que puede ayudar es la respiración, el mindfulness, el escaneo corporal, la meditación y la atención en el presente permite dar un espacio a entrenar la mente. Es como si trabajásemos con abdominales o con pesas en la zona del cerebro, ya que todo eso ayuda a reconectar con las sensaciones corporales.
La información efectiva es la que va del cuerpo a la mente. Si solo estoy en mis pensamientos, estoy muy en el futuro o muy en el pasado y dejo mi presente vacío. Las sensaciones están en el presente y hay que estar pendientes de ellas. Hay que parar y dejar de hacer y hacer. Para escuchar y tener sintonía con el cuerpo y las emociones hay que parar y escucharse. El autocuidado también va de crear una buena relación con las emociones, con los pensamientos, con la forma en la que me hablo, si lo que digo o hago está en consonancia o no con mi escala de valores… Todo eso también es cuidarse.
Y no hace falta que haya una pandemia de por medio o una crisis personal fuerte como una pérdida, un divorcio, un problema laboral para decidir empezar a cuidarse, sino que se trata de ir creando esos micro espacios para resintonizar con nosotros y descubrir si la vida está siendo lo más ajustada posible a lo que quiero.
Vuestro libro es además un cuaderno de trabajo. Toca remangarse y escribir. No es fácil escribir emociones, deseos, sentimientos, pensamientos, acciones, planes, decisiones…
Patri Psicóloga: Es un reto, sí. Es complicado porque te lleva a indagar en tu parte vulnerable. Y lo cierto es que en esta vida parecemos tener interiorizado que lo importante es tener éxito y esa parte ficcionada por las redes sociales, cuando uno empieza a pensar qué necesita realmente nos podemos dar cuenta de que realmente estamos mal y no nos apetece. Y por eso vamos poniendo un parcha a todo y seguimos chapoteando para no ahogarnos. Pero es importante bucear un poco en lo que sentimos.
Yolanda Cuevas: No es lo mismo tenerlo en la cabeza que verlo escrito, además. Porque verlo reflejado ahí es una toma de conciencia que a veces puede doler porque a veces uno se da cuenta de la cantidad de tiempo que está postergando algo que ya tenía pensado hace mucho tiempo. Uno se da cuenta de lo que le limita, le condiciona o le hace sentirse mal.
¿Con qué reflexiones de las que nos habéis planteado en esta obra conectáis más personalmente cada una de vosotras?
Patri Psicóloga: Yo soy más de ejercicio y hábitos saludables y a Yoli le gusta más trabajar con la respiración, la meditación y el mindfulness.
Yolanda Cuevas: En mi caso estoy muy metida en el poder de la respiración porque hay muchos avances científicos en este sentido, especialmente en torno a los beneficios de respirar por la nariz en lugar de por la boca. Igualmente me parece interesante el mindfulness y la meditación. Necesita práctica pero tiene un potencial enorme. Creo que es algo que habría que entrenar desde la infancia, al igual que todo lo que tiene que ver con la relación sana con nuestras emociones.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de bienestar