En el 2018, Naciones Unidas ya advirtió de que lo que Israel estaba haciendo en Gaza la condenaba a la extinción, justamente con ese término, muy fuerte. Si miramos los informes de los organismos de Naciones Unidas, como la FAO, podemos advertir que la hambruna que está sufriendo ahora Gaza es el resultado de una planificación político-militar de hace años, y con el propósito de eliminar cualquier posibilidad de creación de un Estado palestino, y al precio que sea. Lo que se busca es “limpiar” de palestinos todo el territorio de Gaza, y a ser posible de Cisjordania, enviarlos al exilio, y todo para desterrar cualquier proyecto político de la población palestina.
En el 2018, Naciones Unidas ya advirtió de que lo que Israel estaba haciendo en Gaza la condenaba a la extinción, justamente con ese término, muy fuerte. Si miramos los informes de los organismos de Naciones Unidas, como la FAO, podemos advertir que la hambruna que está sufriendo ahora Gaza es el resultado de una planificación político-militar de hace años, y con el propósito de eliminar cualquier posibilidad de creación de un Estado palestino, y al precio que sea. Lo que se busca es “limpiar” de palestinos todo el territorio de Gaza, y a ser posible de Cisjordania, enviarlos al exilio, y todo para desterrar cualquier proyecto político de la población palestina.Seguir leyendo…
En el 2018, Naciones Unidas ya advirtió de que lo que Israel estaba haciendo en Gaza la condenaba a la extinción, justamente con ese término, muy fuerte. Si miramos los informes de los organismos de Naciones Unidas, como la FAO, podemos advertir que la hambruna que está sufriendo ahora Gaza es el resultado de una planificación político-militar de hace años, y con el propósito de eliminar cualquier posibilidad de creación de un Estado palestino, y al precio que sea. Lo que se busca es “limpiar” de palestinos todo el territorio de Gaza, y a ser posible de Cisjordania, enviarlos al exilio, y todo para desterrar cualquier proyecto político de la población palestina.
En el 2002, la FAO advirtió que aumentaba el hambre en Gaza y que se encontraba en una grave situación de inseguridad alimentaria. En el 2007 comenzó el bloqueo terrestre, aéreo y marítimo de Israel sobre Gaza, y al año siguiente empezó a destruir sus infraestructuras básicas, incluidas las agrícolas, la electricidad y el agua. En el 2009, Gaza ya se quedó sin agua potable, y todo esto antes de que Netanyahu fuera nombrado primer ministro. Después, todo fue a peor. Había una estrategia de hacía tiempo para ir matando paulatinamente a la población de Gaza, que se consideraba “prescindible”. Israel se había incautado las pocas tierras productivas de los palestinos, limitando la pesca y prohibiendo la compra de alimentos en el exterior. En el 2018, la FAO estimó que el 54% de la población de Gaza estaba subalimentada. Ahora ya es el 95%.
Una deshumanización institucionalizada se ha convertido ahora en limpieza étnica
Esta permanente deshumanización institucionalizada es lo que ahora se ha convertido en la limpieza étnica, los desplazamientos masivos y continuos, y la destrucción de toda Gaza, sin contemplaciones, y se hace de dos formas, con bombas y hambreando, es decir, provocando hambre. Detrás de lo que vemos existe también un intento de “purificación” de un territorio islámico, con lo que se mezcla la política con la religión, una combinación explosiva alimentada por la influencia del ultranacionalismo judío en el Gobierno de Israel, que demoniza a los palestinos y se escuda en decir que cualquiera que critica la política israelí es antisemita. Pero lo cierto es que el odio hacia los palestinos permite justificar prácticas como el apartheid, la ocupación militar y el bloqueo alimenticio. Según un sondeo del Pennsylvania State University, publicado por el periódico Haaretz el pasado mes de marzo, un 82% de los ciudadanos israelíes apoyaba la expulsión de los palestinos de Gaza, y un alarmante 47% estaría de acuerdo con matar a todo el mundo, incluyendo mujeres y niños. Este proceso de animalización no es nuevo, sino que, como ya he dicho, viene de los años ochenta, y ha sido estudiado por Douglas Youvan, en un ensayo que se publicó el pasado mes de mayo, con el título de Palestinians as Subhuman . Recomiendo su lectura.

BASHAR TALEB / AFP
Foucault ya se refirió a la “animalización del hombre llevada a cabo por medio de las más refinadas técnicas políticas”, en esa extraña combinatoria de la capacidad humana para proteger la vida y permitir las grandes masacres, como ocurre en Gaza. Los cadáveres de los niños famélicos o los que están a punto de morir desmitifican totalmente la guerra que lleva a cabo Israel, que la ha sacralizado y presentado como una necesidad existencial. Y de la misma forma que el tratamiento de los cadáveres, su brutalidad, define también la tipología de las guerras y la identidad de los verdugos, es necesario restituir una individualidad específica de cada muerte, esto es, poner nombre, ver la cara del cuerpo invisibilizado, animalizado y deshumanizado.
Con el apoyo antes mencionado, el Gobierno israelí no se detendrá en su objetivo de expulsar a los gazatíes, seguirá destruyendo, desplazando. y los dejará morir de hambre, en un auténtico genocidio, a menos que a escala internacional se tomen todas las medidas posibles y necesarias para que el Gobierno de Israel se vaya quedando solo en esta tragedia, porque el problema también es nuestro, por poca humanidad que tengamos.
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