Una de las frases que mejor resume las circunstancias que rodean al uso de esteroides es la de que «el problema es que funcionan». Y muy bien, podríamos añadir. Para demostrar esto hay un conjunto de investigadores conocido como ‘el grupo de trabajo de Shalender Bhasin’ que, a día de hoy, tienen el mayor número de estudios en torno a sustancias farmacológicas, principalmente testosterona, administrados en dosis muy altas. Uno de los estudios de este grupo de científicos que más repercusión tuvo fue el que dividió una muestra en cuatro grupos: dos grupos iniciales en los que uno usaba testosterona y otro no. Estos a su vez se subdividieron cada uno en otros dos, unos entrenaban y otros no. Tras diez semanas se observó que el grupo que tomaba testosterona, pero no entrenaba obtuvo más ganancias de masa muscular que el grupo que entrenaba, pero no consumía testosterona. Dicho a lo burro, eso quiere decir que tumbado en un sillón y consumiendo esteroides, te irá mejor que entrenando duro en el gimnasio. Demoledor, tentador… Y engañoso a la larga. Hablar de esteroides nos puede llevar a pensar fácilmente en culturistas o atletas profesionales. Nunca creeremos que un amigo o un familiar cercano pueda estar consumiendo, pero esto en absoluto es así. De hecho, un estudio (Parkinson y Evans, 2006) llevado a cabo con 500 consumidores de esteroides anabolizantes que mostró que el 78.4% de esta muestra no era deportista ni competía en culturismo, entrenaban de forma recreativa.Se ha hablado mucho sobre la presión de los cuerpos de pasarela, pero hoy en día el modelo físico para muchos chavales son los súper héroes musculados cuyos físicos se han conseguido, según afirman los actores protagonistas sin el más mínimo sonrojo, con una buena dieta y una rutina concreta que les ha dado ese resultado en pocas semanas. Estos modelos imposibles, la frustración y las prisas por la falta de resultados, sumado a lo sencillo que resulta encontrar atajos con forma de pastillas, gotas o inyecciones acaban en lo inevitable, pero ¿merece la pena teniendo en cuenta los riesgos? Rotundamente, no. Repasemos brevemente una lista de efectos secundarios clínicamente reconocidos de los esteroides anabólicos.Un metaanálisis de 2021 concluyó que el abuso de esteroides anabólicos conlleva graves consecuencias en todos los tejidos y órganos del cuerpo, y también citó una serie de consecuencias negativas específicas:DepresiónCambios de humorDisminución del colesterol HDLDaño hepáticoAumento de la tasa de distensión muscularHipertensiónTrombosisAlteración de la función reproductiva¿Por qué aumenta su consumo pese a la cantidad de información disponible sobre sus efectos perniciosos?Hay cuerpos normales, cuerpos extraordinarios que son fruto de muchísimo esfuerzo unido a una buena genética y otros que, además de ese esfuerzo, se han valido de ayudas farmacológicas para alcanzar límites absolutamente fuera de lo normal. Definir qué es normal y qué no es donde empiezan las dudas, para intentar entender lo fácil o difícil que es conseguir un cuerpo definido muscularmente a la par que voluminoso necesitamos hablar del concepto del índice de masa libre de grasa ( FFMI, del inglés Fat Free Mass Index ) . Si tienes curiosidad por saber cuál es el tuyo puedes, por ejemplo, utilizar esta calculadora .El FFMI es el método más utilizado en las ciencias del deporte para calcular, precisamente, el máximo potencial natural de hipertrofia muscular. Un FFMI saludable debería estar en el rango de los 18-20kg/m2 en hombres y entre 14 – 16kg/m2 en mujeres. En realidad para tener una valoración objetiva de tu FFMI, deberíamos considerar otros factores como el porcentaje total de grasa corporal, la fuerza muscular o la densidad mineral ósea.Los cálculos precisos son técnicos y farragosos de explicar, pero de alguna manera determinan dónde estaría el hipotético umbral físico a partir del cual podríamos considerar que alguien ha conseguido un desarrollo muscular ‘sospechoso’. Hace algunas décadas se estableció que los hombres con un FFMI ≥ 25 y las mujeres con FFMI ≥ 22 tienen altas probabilidades de haber utilizado ayudas farmacológicas para aumentar su masa muscular. No obstante, en la actualidad hay campeones de culturismo natural de la WNBF que se elevan por encima de índices de FFMI de 26 puntos cuando están en competición, con más de 100 kg de peso corporal. Esto demuestra que el valor puede no ser exacto. Si queremos afinar más, también deberíamos tener en cuenta el Índice de Musculatura Esquelética (SMI) , que sí valora exclusivamente la cantidad de músculo. Se calcula según la relación la masa muscular con la altura de un sujeto. Noticias relacionadas estandar No Disfrutar con moderación Las bebidas alcohólicas que más engordan y más consumidas del verano Elisa Escorihuela estandar No ¿Zumo o pieza de fruta? Así son los efectos que causa cada uno en el cuerpo Elisa EscorihuelaConsiderando tanto el FFMI como el SMI, aun así no quedan claros del todo los índices de referencia para evaluar la distancia al máximo potencial natural de hipertrofia muscular al que podríamos aspirar. Debido a todas estas circunstancias, nadie puede afirmar rotundamente cuál es el potencial genético de una persona; por lo menos, hasta que podamos hacer un análisis genético individual completo.Ante la duda a la hora de afirmar que alguien se ha ayudado de esteroides para conseguir determinado físico, no queda otra que tener precaución. La precaución, con excesiva facilidad, nos puede llevar a negar lo evidente o, al menos, mirar a otro lado ante la falta de certeza. Mientras tanto, en el tiempo de lectura necesario para haber llegado hasta aquí, unas cuantas personas se han animado a dar el paso y empezar a consumir esteroides. Pregunta abierta: si un actor con cuerpo de Superman afirma que esa musculatura que ha conseguido en tiempo récord es natural, entonces ¿por qué no le hacemos caso? La inmensa distancia entre las promesas y la realidad tiene la respuesta. Una de las frases que mejor resume las circunstancias que rodean al uso de esteroides es la de que «el problema es que funcionan». Y muy bien, podríamos añadir. Para demostrar esto hay un conjunto de investigadores conocido como ‘el grupo de trabajo de Shalender Bhasin’ que, a día de hoy, tienen el mayor número de estudios en torno a sustancias farmacológicas, principalmente testosterona, administrados en dosis muy altas. Uno de los estudios de este grupo de científicos que más repercusión tuvo fue el que dividió una muestra en cuatro grupos: dos grupos iniciales en los que uno usaba testosterona y otro no. Estos a su vez se subdividieron cada uno en otros dos, unos entrenaban y otros no. Tras diez semanas se observó que el grupo que tomaba testosterona, pero no entrenaba obtuvo más ganancias de masa muscular que el grupo que entrenaba, pero no consumía testosterona. Dicho a lo burro, eso quiere decir que tumbado en un sillón y consumiendo esteroides, te irá mejor que entrenando duro en el gimnasio. Demoledor, tentador… Y engañoso a la larga. Hablar de esteroides nos puede llevar a pensar fácilmente en culturistas o atletas profesionales. Nunca creeremos que un amigo o un familiar cercano pueda estar consumiendo, pero esto en absoluto es así. De hecho, un estudio (Parkinson y Evans, 2006) llevado a cabo con 500 consumidores de esteroides anabolizantes que mostró que el 78.4% de esta muestra no era deportista ni competía en culturismo, entrenaban de forma recreativa.Se ha hablado mucho sobre la presión de los cuerpos de pasarela, pero hoy en día el modelo físico para muchos chavales son los súper héroes musculados cuyos físicos se han conseguido, según afirman los actores protagonistas sin el más mínimo sonrojo, con una buena dieta y una rutina concreta que les ha dado ese resultado en pocas semanas. Estos modelos imposibles, la frustración y las prisas por la falta de resultados, sumado a lo sencillo que resulta encontrar atajos con forma de pastillas, gotas o inyecciones acaban en lo inevitable, pero ¿merece la pena teniendo en cuenta los riesgos? Rotundamente, no. Repasemos brevemente una lista de efectos secundarios clínicamente reconocidos de los esteroides anabólicos.Un metaanálisis de 2021 concluyó que el abuso de esteroides anabólicos conlleva graves consecuencias en todos los tejidos y órganos del cuerpo, y también citó una serie de consecuencias negativas específicas:DepresiónCambios de humorDisminución del colesterol HDLDaño hepáticoAumento de la tasa de distensión muscularHipertensiónTrombosisAlteración de la función reproductiva¿Por qué aumenta su consumo pese a la cantidad de información disponible sobre sus efectos perniciosos?Hay cuerpos normales, cuerpos extraordinarios que son fruto de muchísimo esfuerzo unido a una buena genética y otros que, además de ese esfuerzo, se han valido de ayudas farmacológicas para alcanzar límites absolutamente fuera de lo normal. Definir qué es normal y qué no es donde empiezan las dudas, para intentar entender lo fácil o difícil que es conseguir un cuerpo definido muscularmente a la par que voluminoso necesitamos hablar del concepto del índice de masa libre de grasa ( FFMI, del inglés Fat Free Mass Index ) . Si tienes curiosidad por saber cuál es el tuyo puedes, por ejemplo, utilizar esta calculadora .El FFMI es el método más utilizado en las ciencias del deporte para calcular, precisamente, el máximo potencial natural de hipertrofia muscular. Un FFMI saludable debería estar en el rango de los 18-20kg/m2 en hombres y entre 14 – 16kg/m2 en mujeres. En realidad para tener una valoración objetiva de tu FFMI, deberíamos considerar otros factores como el porcentaje total de grasa corporal, la fuerza muscular o la densidad mineral ósea.Los cálculos precisos son técnicos y farragosos de explicar, pero de alguna manera determinan dónde estaría el hipotético umbral físico a partir del cual podríamos considerar que alguien ha conseguido un desarrollo muscular ‘sospechoso’. Hace algunas décadas se estableció que los hombres con un FFMI ≥ 25 y las mujeres con FFMI ≥ 22 tienen altas probabilidades de haber utilizado ayudas farmacológicas para aumentar su masa muscular. No obstante, en la actualidad hay campeones de culturismo natural de la WNBF que se elevan por encima de índices de FFMI de 26 puntos cuando están en competición, con más de 100 kg de peso corporal. Esto demuestra que el valor puede no ser exacto. Si queremos afinar más, también deberíamos tener en cuenta el Índice de Musculatura Esquelética (SMI) , que sí valora exclusivamente la cantidad de músculo. Se calcula según la relación la masa muscular con la altura de un sujeto. Noticias relacionadas estandar No Disfrutar con moderación Las bebidas alcohólicas que más engordan y más consumidas del verano Elisa Escorihuela estandar No ¿Zumo o pieza de fruta? Así son los efectos que causa cada uno en el cuerpo Elisa EscorihuelaConsiderando tanto el FFMI como el SMI, aun así no quedan claros del todo los índices de referencia para evaluar la distancia al máximo potencial natural de hipertrofia muscular al que podríamos aspirar. Debido a todas estas circunstancias, nadie puede afirmar rotundamente cuál es el potencial genético de una persona; por lo menos, hasta que podamos hacer un análisis genético individual completo.Ante la duda a la hora de afirmar que alguien se ha ayudado de esteroides para conseguir determinado físico, no queda otra que tener precaución. La precaución, con excesiva facilidad, nos puede llevar a negar lo evidente o, al menos, mirar a otro lado ante la falta de certeza. Mientras tanto, en el tiempo de lectura necesario para haber llegado hasta aquí, unas cuantas personas se han animado a dar el paso y empezar a consumir esteroides. Pregunta abierta: si un actor con cuerpo de Superman afirma que esa musculatura que ha conseguido en tiempo récord es natural, entonces ¿por qué no le hacemos caso? La inmensa distancia entre las promesas y la realidad tiene la respuesta.
Una de las frases que mejor resume las circunstancias que rodean al uso de esteroides es la de que «el problema es que funcionan». Y muy bien, podríamos añadir. Para demostrar esto hay un conjunto de investigadores conocido como ‘el grupo de trabajo de … Shalender Bhasin’ que, a día de hoy, tienen el mayor número de estudios en torno a sustancias farmacológicas, principalmente testosterona, administrados en dosis muy altas.
Uno de los estudios de este grupo de científicos que más repercusión tuvo fue el que dividió una muestra en cuatro grupos: dos grupos iniciales en los que uno usaba testosterona y otro no. Estos a su vez se subdividieron cada uno en otros dos, unos entrenaban y otros no. Tras diez semanas se observó que el grupo que tomaba testosterona, pero no entrenaba obtuvo más ganancias de masa muscular que el grupo que entrenaba, pero no consumía testosterona. Dicho a lo burro, eso quiere decir que tumbado en un sillón y consumiendo esteroides, te irá mejor que entrenando duro en el gimnasio. Demoledor, tentador… Y engañoso a la larga.
Hablar de esteroides nos puede llevar a pensar fácilmente en culturistas o atletas profesionales. Nunca creeremos que un amigo o un familiar cercano pueda estar consumiendo, pero esto en absoluto es así. De hecho, un estudio (Parkinson y Evans, 2006) llevado a cabo con 500 consumidores de esteroides anabolizantes que mostró que el 78.4% de esta muestra no era deportista ni competía en culturismo, entrenaban de forma recreativa.
Se ha hablado mucho sobre la presión de los cuerpos de pasarela, pero hoy en día el modelo físico para muchos chavales son los súper héroes musculados cuyos físicos se han conseguido, según afirman los actores protagonistas sin el más mínimo sonrojo, con una buena dieta y una rutina concreta que les ha dado ese resultado en pocas semanas.
Estos modelos imposibles, la frustración y las prisas por la falta de resultados, sumado a lo sencillo que resulta encontrar atajos con forma de pastillas, gotas o inyecciones acaban en lo inevitable, pero ¿merece la pena teniendo en cuenta los riesgos? Rotundamente, no. Repasemos brevemente una lista de efectos secundarios clínicamente reconocidos de los esteroides anabólicos.
Un metaanálisis de 2021 concluyó que el abuso de esteroides anabólicos conlleva graves consecuencias en todos los tejidos y órganos del cuerpo, y también citó una serie de consecuencias negativas específicas:
Depresión
Cambios de humor
Disminución del colesterol HDL
Daño hepático
Aumento de la tasa de distensión muscular
Hipertensión
Trombosis
Alteración de la función reproductiva
¿Por qué aumenta su consumo pese a la cantidad de información disponible sobre sus efectos perniciosos?
Hay cuerpos normales, cuerpos extraordinarios que son fruto de muchísimo esfuerzo unido a una buena genética y otros que, además de ese esfuerzo, se han valido de ayudas farmacológicas para alcanzar límites absolutamente fuera de lo normal. Definir qué es normal y qué no es donde empiezan las dudas, para intentar entender lo fácil o difícil que es conseguir un cuerpo definido muscularmente a la par que voluminoso necesitamos hablar del concepto del índice de masa libre de grasa (FFMI, del inglés Fat Free Mass Index). Si tienes curiosidad por saber cuál es el tuyo puedes, por ejemplo, utilizar esta calculadora.
El FFMI es el método más utilizado en las ciencias del deporte para calcular, precisamente, el máximo potencial natural de hipertrofia muscular. Un FFMI saludable debería estar en el rango de los 18-20kg/m2 en hombres y entre 14 – 16kg/m2 en mujeres. En realidad para tener una valoración objetiva de tu FFMI, deberíamos considerar otros factores como el porcentaje total de grasa corporal, la fuerza muscular o la densidad mineral ósea.
Los cálculos precisos son técnicos y farragosos de explicar, pero de alguna manera determinan dónde estaría el hipotético umbral físico a partir del cual podríamos considerar que alguien ha conseguido un desarrollo muscular ‘sospechoso’. Hace algunas décadas se estableció que los hombres con un FFMI ≥ 25 y las mujeres con FFMI ≥ 22 tienen altas probabilidades de haber utilizado ayudas farmacológicas para aumentar su masa muscular.
No obstante, en la actualidad hay campeones de culturismo natural de la WNBF que se elevan por encima de índices de FFMI de 26 puntos cuando están en competición, con más de 100 kg de peso corporal. Esto demuestra que el valor puede no ser exacto.
Si queremos afinar más, también deberíamos tener en cuenta el Índice de Musculatura Esquelética (SMI), que sí valora exclusivamente la cantidad de músculo. Se calcula según la relación la masa muscular con la altura de un sujeto.
Considerando tanto el FFMI como el SMI, aun así no quedan claros del todo los índices de referencia para evaluar la distancia al máximo potencial natural de hipertrofia muscular al que podríamos aspirar. Debido a todas estas circunstancias, nadie puede afirmar rotundamente cuál es el potencial genético de una persona; por lo menos, hasta que podamos hacer un análisis genético individual completo.
Ante la duda a la hora de afirmar que alguien se ha ayudado de esteroides para conseguir determinado físico, no queda otra que tener precaución. La precaución, con excesiva facilidad, nos puede llevar a negar lo evidente o, al menos, mirar a otro lado ante la falta de certeza. Mientras tanto, en el tiempo de lectura necesario para haber llegado hasta aquí, unas cuantas personas se han animado a dar el paso y empezar a consumir esteroides.
Pregunta abierta: si un actor con cuerpo de Superman afirma que esa musculatura que ha conseguido en tiempo récord es natural, entonces ¿por qué no le hacemos caso? La inmensa distancia entre las promesas y la realidad tiene la respuesta.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de bienestar