Tras perder por desavenencias con la dirección del partido 9 de los 19 concejales obtenidos en 2021, Chega, la formación de la ultraderecha lusa liderada por André Ventura, se dispone a experimentar en las elecciones municipales de este domingo una intensa subida en relación con sus discretos resultados de hace cuatro años. Todo indica que ese ascenso le permitirá tocar poder por primera vez con alguna alcaldía y hasta podría suponerle la conquista del segundo ayuntamiento más poblado de Portugal, Sintra, de 400.000 habitantes.
Chega está en condiciones de tocar poder por primera vez, con algunas opciones de hacerse con el segundo municipio más poblado, Sintra, aunque no se espera que mantenga la segunda posición de las legislativas
Tras perder por desavenencias con la dirección del partido 9 de los 19 concejales obtenidos en 2021, Chega, la formación de la ultraderecha lusa liderada por André Ventura, se dispone a experimentar en las elecciones municipales de este domingo una intensa subida en relación con sus discretos resultados de hace cuatro años. Todo indica que ese ascenso le permitirá tocar poder por primera vez con alguna alcaldía y hasta podría suponerle la conquista del segundo ayuntamiento más poblado de Portugal, Sintra, de 400.000 habitantes.
En esta localidad conocida por su romántico atractivo y que es a la vez un gran suburbio lisboeta, el edil elegido hace cuatro años Nuno Afonso, abandonó el partido, del que había sido uno de los fundadores, acusándolo de ser “autocrático, totalitario”. Sin embargo, la joven diputada Rita Matías, el otro rostro más conocido de Chega, activista radical en las redes sociales, libra ahora en Sintra una disputada batalla a tres, con socialistas y conservadores, en la que aparece en desventaja en las encuestas, pero en empate técnico, pues las diferencias en la estimación de voto resultan inferiores al margen de error.
Unas elecciones inciertas
Socialistas y conservadores luchan por ser la primera fuerza y por las alcaldías de Oporto y Lisboa, empatadas en los sondeos
En contraste con su accidentado desempeño institucional en los ayuntamientos, en paralelo al que ha tenido también en el Parlamento, la previsión predominante indica que Chega seguirá capitalizando el malestar social, en especial masculino y del electorado menos avejentado, a través de la figura de su mesiánico presidente. Xenófobo y racista, se ha convertido en el comunicador imbatible de una política portuguesa que examina ahora en las urnas locales la pujanza de los ultras, convertidos en mayo en la segunda fuerza parlamentaria.
En las municipales esa posición parece fuera de su alcance, salvo por un efecto óptico en la tabla de resultados, pues Chega se presenta por separado en todo el territorio, mientras que los socialistas del PS y los conservadores del PSD crearon en los mayores municipios diversas coaliciones, con múltiples formatos. El maltrecho PS, con su nuevo líder, José Luís Carneiro, al frente, trata de conservar su hegemonía municipal, amenazada por el PSD, el partido del primer ministro, Luís Montenegro. Ambos aparecen empatados en las encuestas en Lisboa y Oporto.
El rey de las rotondas
Contra los usos de la política local lusa, Ventura aparece en los carteles por todo el país en su campaña personal perpetua
En Bragança, en la esquina nororiental de Portugal, un enorme cartel de André Ventura en compañía del aspirante a presidir el ayuntamiento decora la rotonda de entrada al centro desde la autovía. Es una estampa que se repite por todo el país. La omnipresencia del líder contrasta con los usos de las campañas municipales lusas, centradas por lo general en el cabeza de lista de cada partido, pues el más votado se convierte automáticamente en alcalde, mientras los concejales se reparten según el método d’Hondt, como en España.
Con esa estrategia de rey de las rotondas que critican sus competidores, tras constatar en el patinazo de las europeas sus limitaciones cuando Ventura no figura en la papeleta, Chega intenta movilizar todo su capital político, su líder. Este se proyecta también con vistas a las presidenciales de enero de 2026, la próxima estación de un frenesí electoral imparable en Portugal, con tres elecciones legislativas desde 2022.
Trayectoria institucional
Nueve de los 19 concejales de Chega en 2021 se fueron del partido, un show que también se dio en el parlamento, sin coste aparente
Ventura tapa así a los candidatos locales, tras el fiasco del último mandato local, en el que según el recuento del diario lisboeta Público 9 de los 19 concejales electos abandonaron el partido y hubo, además, otra que dimitió del cargo por motivos políticos. En unas elecciones municipales que movilizan a miles de personas, pues también se eligen las juntas parroquiales y las asambleas de los ayuntamientos, Chega ya ha tenido sus escándalos, entre los que destaca la detención del representante de su candidatura en Vendas Novas, en el Alentejo, por prácticas incendiarias durante la ola de fuego del verano. Ante casos de este tipo, Ventura presume de actuar con contundencia, frente a la tibieza del bipartidismo.
Si bien las dinámicas locales juegan un papel esencial en las municipales, reforzado por la forma presidencialista de designar al alcalde, ese estado de campaña electoral permanente que vive Portugal, en especial desde 2024, favorece a Chega, así como el desarrollo de la recta final de esta semana, en la que emergieron sus dos banderas esenciales, corrupción e inmigración. Se conoció una filtración de que los fiscales del caso de la consultora familiar del primer ministro, Spinumviva, querrían abrir una investigación formal, que podría derivar en una imputación, si bien la posición oficial del ministerio público consiste en que está a la espera de que Montenegro entregue toda la documentación reclamada. Y el Gobierno tuvo que poner en libertad a los 38 inmigrantes marroquíes que llegaron en agosto en una patera al Algarve, al agotarse el plazo de retención sin completar los trámites de expulsión, asunto con el que Ventura cerró el viernes la campaña en Viana do Castelo. Convirtió como siempre un caso concreto en un hecho generalizado, aderezado a menudo de datos falsos.
Metas electorales
Tras ganar en 60 de los 308 municipios en mayo, Ventura fijó el objetivo de sacar 30 alcaldías pero después lo difuminó
En 2021, con apenas dos años de vida y sólo un diputado, frente a los 60 de ahora, Chega sacó un 4,2% en las locales y falló en su objetivo de hacerse con al menos un ayuntamiento. Sería una gran sorpresa que ahora no conquistase alguno. La cuestión estriba en cuántos y dónde. En mayo fue la primera fuerza en 60 de los 308 municipios de Portugal, situados en la mitad sur del país, en antiguos feudos progresistas. Ventura ya se desdijo de su objetivo inicial de conquistar 30 ayuntamientos, reducido después a una decena por su coordinador de campaña, y eludió una fijar una meta concreta.
Además de en Sintra, hay encuestas que atribuyen a Chega opciones, menos intensas, en Setúbal. Y según diversos analistas estaría en condiciones de vencer en poblaciones relevantes del Algarve, como Portimão o Albufeira, además de en algunos pequeños municipios. También se espera que, por lo menos en votos, arrebate a los debilitados comunistas la tercera posición nacional que mantienen desde 1976. La frontera entre el éxito y el fracaso, con sus diferentes matices, reside en Sintra y Setúbal, así como entre los 30 ayuntamientos del objetivo inicial y en la decena del revisado.
La tragedia de septiembre
La gestión de la catástrofe del funicular de Lisboa desgastó al alcalde en los sondeos frente a la candidata socialista

TIAGO PETINGA / EFE
Tras algunos grandes patinazos de los últimos años, como el de anunciar la clara derrota en Lisboa en 2021 del finalmente ganador, el conservador Carlos Moedas, el diagnóstico demoscópico que predomina ahora en Portugal es el del empate técnico. En el caso de la capital su desconcertante gestión del accidente del funicular de A Gloria del 3 septiembre, en el que murieron 16 personas, hizo que se desvaneciese la ventaja que el alcalde Moedas mantenía sobre la socialista Alexandra Leitão, aliada con toda la izquierda a excepción de los comunistas.
En Oporto la retirada del alcalde independiente de derechas Rui Moreira, tras agotar el máximo de tres mandatos, da paso a una incierta lucha entre el conservador Pedro Duarte y el socialista Manuel Pizarro. Cuando se cumplen doce años desde que se aplicó por primera vez la limitación de mandatos, 89 alcaldes en ejercicio no pueden presentarse, a los que se suman otros 46 que, en la misma situación, renunciaron al puesto en los últimos dos años, según el Expresso. El partido más afectado es el PS.
Los efectos de las municipales
Las locales tumbaron al premier en 2001 y al jefe de la oposición en 2017, pero ahora está en juego una mutación del sistema
De gran relevancia en un país tan centralista en el que salvo en los archipiélagos no hay ninguna instancia intermedia entre los ayuntamientos y el poder central, las municipales provocaron en el pasado algunos terremotos políticos. En la noche electoral local de 2001 el ahora secretario general de la ONU, António Guterres, entonces primer ministro socialista, anunció su dimisión. En 2017 el resultado provocó la caída del jefe de la oposición, el conservador y ex premier Pedro Passos Coelho. Esta vez no se esperan movimientos sísmicos de esta índole, sino señales del que está en curso, de largo alcance, de mutación del sistema de partidos por el ascenso de Chega.
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