A lo largo de su carrera política, asumió con orgullo su nostalgia por la dictadura en Brasil. Ya como presidente, desafió a las instituciones. Ahora, Jair Bolsonaro está amenazado con ir a prisión por un presunto plan de golpe de Estado. A sus 70 años, poco después de haberse sometido a una delicada operación abdominal para tratar secuelas de un apuñalamiento en 2018, deberá ser interrogado esta semana por la Corte Suprema, en una etapa clave de un juicio histórico.
La acusación pide pena de prisión para el expresidente por los incidentes del 8 de enero de 2023, cuando cientos de sus partidarios denunciaron un flaso fraude electoral y pidieron la intervención militar
A lo largo de su carrera política, asumió con orgullo su nostalgia por la dictadura en Brasil. Ya como presidente, desafió a las instituciones. Ahora, Jair Bolsonaro está amenazado con ir a prisión por un presunto plan de golpe de Estado. A sus 70 años, poco después de haberse sometido a una delicada operación abdominal para tratar secuelas de un apuñalamiento en 2018, deberá ser interrogado esta semana por la Corte Suprema, en una etapa clave de un juicio histórico.
Aquel al que sus seguidores llaman el Mito clama su inocencia, asegurando que “nunca deseó ni sugirió la posibilidad de una ruptura democrática”. Está siendo juzgado por la Corte Suprema por una supuesta conspiración para impedir el regreso al poder de su gran rival de izquierdas, Luiz Inácio Lula da Silva, quien lo derrotó en las elecciones de 2022 y actualmente es presidente.
Ya inhabilitado hasta 2030 por sus ataques infundados contra la fiabilidad de las urnas electrónicas, Jair Bolsonaro se enfrenta ahora a una posible condena de más de 40 años de prisión. Un riesgo enorme para quien, con salidas de tono y una intuición aguda del giro conservador de la sociedad brasileña, logró alcanzar las más altas esferas del poder.
Abrupta carrera presidencial
Durante la campaña presidencial de 2018, fue apuñalado durante un acto en medio de una multitud, un atentado que le provocó graves heridas abdominales. Aunque prometió “restablecer el orden” en su investidura en enero de 2019, su turbulento mandato estuvo marcado por crisis, pese a que el balance económico fue relativamente positivo.
Su gestión de la pandemia de covid, considerada desastrosa por los expertos, dio lugar a intensos enfrentamientos con la Corte Suprema. Calificó al virus —que provocó casi 700.000 muertes en Brasil— de “gripecita”, se opuso al confinamiento, al uso de mascarilla y ridiculizó las vacunas, afirmando incluso que podrían “convertir a las personas en cocodrilos”.

João Guilherme Arenazio / EFE
Negacionista del cambio climático, durante su mandato aumentó considerablemente la deforestación en la Amazonía. En la segunda vuelta de 2022, Bolsonaro perdió por un estrecho margen. Aturdido, se trasladó a Florida dos días antes de finalizar su mandato.
Disturbios golpistas
Pero el 8 de enero de 2023, una semana después de la investidura de Lula, miles de simpatizantes bolsonaristas asaltaron el palacio presidencial, el Parlamento y la Corte Suprema, denunciando un supuesto fraude electoral y llamando a una intervención militar.
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Para la acusación, esos disturbios forman parte integral de un plan golpista. Él lo niega rotundamente. El cerco judicial se estrecha como nunca sobre Jair Bolsonaro, pero espera poder contar con ayuda desde Estados Unidos: la “influencia” de su “amigo” y modelo político Donald Trump, quien considera al brasileño como “un gran señor”.
En mayo, el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, consideró “muy posible” que Washington sancione a Alexandre de Moraes, poderoso juez de la Corte Suprema encargado del juicio contra el expresidente y considerado el enemigo número uno de los bolsonaristas.
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