Los excelentes nadadores emergen con frecuencia. La natación les da gloria durante unos años y luego desaparecen. Sus medallas, sus récords, sus huellas. Los prodigios, en cambio, se cuentan con los dedos de una mano. Los Weissmüller, Spitz, Phelps, Ledecky… Y en la misma mesa se sitúa Summer McIntosh, que en cinco días ha reventado la natación mundial con una actuación asombrosa en los campeonatos nacionales de Canadá. Si McIntosh hubiese nacido en Wysconsin y no en Toronto, podría incluso plantearse, en un ejercicio ‘himalayesco’, igualar los ocho oros olímpicos de Michael Phelps en Pekín 2008. Pero Canadá está un peldaño por debajo y no le acompañan los relevos.
La canadiense cierra acumula tres plusmarcas y dos de los tres mejores registros de la historia en los 800 libre y los 200 mariposa y se consagra como el mayor prodigio femenino de la historia
Los excelentes nadadores emergen con frecuencia. La natación les da gloria durante unos años y luego desaparecen. Sus medallas, sus récords, sus huellas. Los prodigios, en cambio, se cuentan con los dedos de una mano. Los Weissmüller, Spitz, Phelps, Ledecky… Y en la misma mesa se sitúa Summer McIntosh, que en cinco días ha reventado la natación mundial con una actuación asombrosa en los campeonatos nacionales de Canadá. Si McIntosh hubiese nacido en Wysconsin y no en Toronto, podría incluso plantearse, en un ejercicio ‘himalayesco’, igualar los ocho oros olímpicos de Michael Phelps en Pekín 2008. Pero Canadá está un peldaño por debajo y no le acompañan los relevos.
“Durante la competición no me gusta pensar en ello. Lo celebro, lo asimilo y me concentro en la siguiente carrera. Sé que puedo ir más rápido”, dijo así, de un plumazo, después de borrar de la faz de los récords a la húngara Katinka Hosszu y de hacer temblar el récord imposible de Katie Ledecky en los 800 libre y el de Liu Zige en los 200 mariposa. El camino de la canadiense de 18 años es aún inimaginable.
La última de sus proezas sucedió la pasada madrugada en España. McIntosh pulverizó el récord mundial que ella misma poseía, el de los 400 estilos, con un tiempo de 4:23.65. Nadó casi un segundo más rápido que el anterior y ya aventaja en tres a Hosszu. La prueba aúna todas sus virtudes: una extraordinaria mariposa, espalda y estilo libre, una braza notable. Unos virajes que ha ido mejorando para optimizar su nado y ganar también décimas por debajo del agua. “Es la nadadora que más se centra en lo que hace”, dijo Ben Titley, ahora en el CAR de Sant Cugat, quien fuera su primer entrenador en Toronto. McIntosh es la focalización del trabajo.
Antes de esos 400, la campeona olímpica, ganadora de tres oros y una plata en París 2024, ya había ganado los 200 estilos, con récord mundial. Enterró el de Iron Lady, con un tiempo de 2:05.70. Y también hizo lo mismo con el 400 libre, donde mantiene una particular batalla con la australiana Ariarne Titmus y la propia Ledecky. Ahora la plusmarca es 3:54.18.
La canadiense se quedó a escasas décimas de batir la marca de 200 mariposa
La mejora constante de McIntosh la convierte en favorita indiscutible para ganar estas pruebas y también los 200 mariposa. Allí, el listón estará en el récord mundial de la china Liu Zige, conseguido con bañador mágico en 2009, en 2:01.79. Ya se quedó en 2:02.26, logrando la segunda mejor marca de la historia. La canadiense estuvo unas semanas en el centro de alto rendimiento de Font Romeu con el exentrenador de Mireia Belmonte, Fred Vergnoux, curiosamente quien trazó el plan para que la española se proclamase campeón olímpica y mundial en esta prueba. McIntosh le agradeció la enseñanza al entrenador francés.
La última de las marcas la logró en los 800 libre, donde consiguió el tercer mejor tiempo mundial de la historia, unos 8:05.07 que la dejan a las puertas del récord de Katie Ledecky, que parecía imposible y que perduraría años, quizás décadas, pero ha aparecido otro prodigio que ha propulsado la natación mundial. Y lo que queda, con esos 200 libre en los que puede seguir mejorando o esos 1.500 que, con la marca del 800, aspiraría a cualquier oro sin discusión sin la norteamericana.
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