El ataque de este domingo de Estados Unidos fue una sorpresa en Irán, al menos para la población. No ha sido ni una ni dos veces en estas últimas décadas que Irán estuvo a punto de ser atacado por EE.UU. La posibilidad surgía con cada crisis, que han sido muchas desde la creación de la República Islámica en 1979, pero siempre terminaba por encontrarse una alternativa.
El Guía Supremo, Ali Jamenei, guarda silencio pese a la gravedad del momento
El ataque de este domingo de Estados Unidos fue una sorpresa en Irán, al menos para la población. No ha sido ni una ni dos veces en estas últimas décadas que Irán estuvo a punto de ser atacado por EE.UU. La posibilidad surgía con cada crisis, que han sido muchas desde la creación de la República Islámica en 1979, pero siempre terminaba por encontrarse una alternativa.
La última, llegó cuando el presidente Donald Trump dio un plazo a Irán de 60 días para alcanzar un acuerdo sobre el programa nuclear, fecha que se cumplió el 13 de junio, día que Israel tomó la palabra del mandatario estadounidense y, sin esperar a una nueva ronda de negociaciones entre los enviados de Washington y Teherán, lanzó un ataque.
Teherán se acostó el sábado sin dar importancia a los primeros movimientos militares de EE.UU.
Si bien fue sorpresivo, lo fue más la fecha. Nadie se esperaba que sucediera antes del encuentro de Omán. Israel cerraba así las vías a la diplomacia. Lo mismo sucedió en la madrugada de este domingo cuando los bombarderos estadounidenses se adentraron en territorio iraní y lanzaron las bombas subterráneas creadas para penetrar las rocosas montañas del centro de Irán donde se encuentran las plantas de Fordo, Natanz e Isfahán. En los días previos, el presidente Donald Trump había dado un plazo de dos semanas a Irán para negociar. Por eso, los iraníes se fueron a la cama tranquilos el sábado a pesar de que ya se conocía la noticia de que un grupo de bombarderos y cazas habían partido de sus bases en el norte del continente americano. No era la primera vez que Washington hacía movimientos militares destinados a poner en alerta a Teherán, así que nadie se lo tomó en serio.
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“Yo considero que mi país debe defenderse, pero yo quiero vivir en paz, no quiero guerras”, decía ayer Mahnaz, una ingeniera de 36 años en Teherán que aseguró temer las declaraciones de Trump de que podría continuar los ataques si Irán no detenía su programa nuclear. Pero esta realidad se ve lejana, al menos por el momento. Las pocas declaraciones de la República Islámica aseguran que seguirá con su programa nuclear y contestarán a la agresión, sin descatar ninguna opción.
El primero en plantearlo fue el ministro de Exteriores Abbas Araqchí que se encontraba en Estambul. Allí dijo que Estados Unidos violaba la Carta de las Naciones Unidas y que el mundo entero debería condenar el ataque. La puerta a la diplomacia siempre está abierta pero no mientras el país sea atacado, afirmó. “Tenemos varios caminos por delante”, respondió ante la pregunta de cuál sería la manera en la que respondería Irán.
La Guardia Revolucionaria emitió un comunicado en que sentenciaba que el “agresor recibirá una respuesta lamentable”. También aseguraba que Washington estaba repitiendo los mismos errores de siempre. “Demuestra la incompetencia estratégica y el descuido de realidades de la región”, aseguraban. Un video mostró al nuevo comandante en jefe de la Guardia, el general Mohamad Pakpour, en el salón de control de la guerra, junto a otros comandantes. Todo un desafío a Israel que desde el primer día de los ataques lanzó una campaña para asesinar a los altos rangos de esta fuerza, incluido su antecesor el general Hussein Salami. El presidente Massoud Pesezhkian también desafió a los israelíes y apareció este domingo al final de la tarde en una demostración patriótica en el centro de Teherán. La capital registró un fuerte despliegue policial, con la detención de un número indeterminado de inmigrantes afganos.
El Parlamento, por su parte, aprobó una propuesta para cerrar el estrecho de Ormuz que tendrá que ser aprobada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, liderado por el Líder Supremo, Ali Jamenei, callado hasta el momento. “Echo en falta que diga algo, que diga en qué dirección vamos. En cualquier país eso es lo que los dirigentes harían”, aseguró Mahnaz que, como muchos, teme por su futuro y el de su país.
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