Un trabajador de un bar ha consultado al influencer de los camareros (Jesús Soriano) acerca de si resultaba lícito que el dueño se cobre de las propinas del personal por comida que se estropea o cosas que se rompen en el establecimiento por el uso. Las reacciones en redes ha sentenciado con contundencia.«Me envía esto un compañero y, al preguntarle si el jefe cumple todo a la perfección como para no permitir ningún error sin coste para el empleado (cosa ilegal) me responde esto», presenta Soriano.Su relato sorprende, sin duda. «Se acaba de tirar, porque estaba con moho , una bandeja de 22 pinchos de tres quesos que estaba sin etiquetar», expone el hostelero, para a continuación dar una orden expeditiva: «Hoy ponéis un sobre con 40 euros del bote en concepto de mermas 14/10».También justifica este rigor con las posibles consecuencias de esta incidencia de higiene. «Si esto lo ve Sanidad se nos cae el pelo; ojo con las mermas en invierno y todo bien guardado y plastificado, ¡todo se guarda con etiquetas, siempre!», explica el hostelero, lo que da a entender que responsabiliza a su personal porque esos alimentos se habían echado a perder. Nada que ver con si los clientes piden pinchitos o no.Sólo que, al parecer, la práctica de las propinas sufran también «mermas» está normalizada por múltiples causas. «Según tengo entendido, han hecho bote de todo el verano y lo han repartido en septiembre, del cual han quitado una parte de vajilla que se ha roto y los platos que salían mal, y aparte se han llevado dinero también, si no recuerdo mal», asegura este camarero.MÁS INFORMACIÓN noticia No El TSJCV reconoce 100.000 euros a una exgerente de FGV por «daños» derivados del dictamen sobre el accidente de metro de Valencia de 2006No obstante, reina el conformismo entre la plantilla: «En fin, llevo dos meses pelando allí para nada, porque todos están acostumbrados a eso».Y como el influencer Soriano le pregunta si el hostelero se aplica a sí mismo esa severidad, este trabajador destapa unas condiciones laborales irregulares. «¿Plus de nocturnidad? Ojalá, jajaja, pagan lo mismo la hora normal que la extra », asegura, además de añadir que «fliparían con los horarios , las horas que hacemos y las que tenemos en contrato : yo en agosto con un contrato de 25 horas hice 184 y no llegué a los 1.200 euros».La conclusión a este cúmulo de circunstancias resulta igualmente previsible. «No entiendo cómo no os unís y denuncias, es intolerable todo el dinero que os está robando», señala.En el hilo de este post en X hay múltiples reproches. «Menudo sinvergüenza : la vajilla, las mermas, etc. van a cargo del empresario, no del trabajador ni de sus propias», o también «empresaurios, esos que vienen de la explotación al empleado, utilizando, además, mañas y tretas para esquilmarles lo que les corresponde».Alguno matiza un poco las responsabilidades («la bronca me parece bien si la merma es culpa del trabajo mal realizado»), pero sin aprobar las formas («ahora, lo del sobre, el jefe es un sinvergüenza si les quita el bote»).Además, otro internauta aporta un análisis de contexto más amplio y que suele aparecer en estos hilos acerca de descontar dinero del bote. «El mayor obstáculo para la mejora son ustedes mismos, como gremio, esto es así porque ustedes mismos están a favor de las propinas , cuando son un factor clave de casi todos los problemas», es su reflexión. «Los dueños hosteleros cuentan así con un mecanismo ideal para precarizar la profesión y ustedes lo protegen», apostilla. Un trabajador de un bar ha consultado al influencer de los camareros (Jesús Soriano) acerca de si resultaba lícito que el dueño se cobre de las propinas del personal por comida que se estropea o cosas que se rompen en el establecimiento por el uso. Las reacciones en redes ha sentenciado con contundencia.«Me envía esto un compañero y, al preguntarle si el jefe cumple todo a la perfección como para no permitir ningún error sin coste para el empleado (cosa ilegal) me responde esto», presenta Soriano.Su relato sorprende, sin duda. «Se acaba de tirar, porque estaba con moho , una bandeja de 22 pinchos de tres quesos que estaba sin etiquetar», expone el hostelero, para a continuación dar una orden expeditiva: «Hoy ponéis un sobre con 40 euros del bote en concepto de mermas 14/10».También justifica este rigor con las posibles consecuencias de esta incidencia de higiene. «Si esto lo ve Sanidad se nos cae el pelo; ojo con las mermas en invierno y todo bien guardado y plastificado, ¡todo se guarda con etiquetas, siempre!», explica el hostelero, lo que da a entender que responsabiliza a su personal porque esos alimentos se habían echado a perder. Nada que ver con si los clientes piden pinchitos o no.Sólo que, al parecer, la práctica de las propinas sufran también «mermas» está normalizada por múltiples causas. «Según tengo entendido, han hecho bote de todo el verano y lo han repartido en septiembre, del cual han quitado una parte de vajilla que se ha roto y los platos que salían mal, y aparte se han llevado dinero también, si no recuerdo mal», asegura este camarero.MÁS INFORMACIÓN noticia No El TSJCV reconoce 100.000 euros a una exgerente de FGV por «daños» derivados del dictamen sobre el accidente de metro de Valencia de 2006No obstante, reina el conformismo entre la plantilla: «En fin, llevo dos meses pelando allí para nada, porque todos están acostumbrados a eso».Y como el influencer Soriano le pregunta si el hostelero se aplica a sí mismo esa severidad, este trabajador destapa unas condiciones laborales irregulares. «¿Plus de nocturnidad? Ojalá, jajaja, pagan lo mismo la hora normal que la extra », asegura, además de añadir que «fliparían con los horarios , las horas que hacemos y las que tenemos en contrato : yo en agosto con un contrato de 25 horas hice 184 y no llegué a los 1.200 euros».La conclusión a este cúmulo de circunstancias resulta igualmente previsible. «No entiendo cómo no os unís y denuncias, es intolerable todo el dinero que os está robando», señala.En el hilo de este post en X hay múltiples reproches. «Menudo sinvergüenza : la vajilla, las mermas, etc. van a cargo del empresario, no del trabajador ni de sus propias», o también «empresaurios, esos que vienen de la explotación al empleado, utilizando, además, mañas y tretas para esquilmarles lo que les corresponde».Alguno matiza un poco las responsabilidades («la bronca me parece bien si la merma es culpa del trabajo mal realizado»), pero sin aprobar las formas («ahora, lo del sobre, el jefe es un sinvergüenza si les quita el bote»).Además, otro internauta aporta un análisis de contexto más amplio y que suele aparecer en estos hilos acerca de descontar dinero del bote. «El mayor obstáculo para la mejora son ustedes mismos, como gremio, esto es así porque ustedes mismos están a favor de las propinas , cuando son un factor clave de casi todos los problemas», es su reflexión. «Los dueños hosteleros cuentan así con un mecanismo ideal para precarizar la profesión y ustedes lo protegen», apostilla.
Un trabajador de un bar ha consultado al influencer de los camareros (Jesús Soriano) acerca de si resultaba lícito que el dueño se cobre de las propinas del personal por comida que se estropea o cosas que se rompen … en el establecimiento por el uso. Las reacciones en redes ha sentenciado con contundencia.
«Me envía esto un compañero y, al preguntarle si el jefe cumple todo a la perfección como para no permitir ningún error sin coste para el empleado (cosa ilegal) me responde esto», presenta Soriano.
Su relato sorprende, sin duda. «Se acaba de tirar, porque estaba con moho, una bandeja de 22 pinchos de tres quesos que estaba sin etiquetar», expone el hostelero, para a continuación dar una orden expeditiva: «Hoy ponéis un sobre con 40 euros del bote en concepto de mermas 14/10».
También justifica este rigor con las posibles consecuencias de esta incidencia de higiene. «Si esto lo ve Sanidad se nos cae el pelo; ojo con las mermas en invierno y todo bien guardado y plastificado, ¡todo se guarda con etiquetas, siempre!», explica el hostelero, lo que da a entender que responsabiliza a su personal porque esos alimentos se habían echado a perder. Nada que ver con si los clientes piden pinchitos o no.
Sólo que, al parecer, la práctica de las propinas sufran también «mermas» está normalizada por múltiples causas. «Según tengo entendido, han hecho bote de todo el verano y lo han repartido en septiembre, del cual han quitado una parte de vajilla que se ha roto y los platos que salían mal, y aparte se han llevado dinero también, si no recuerdo mal», asegura este camarero.
No obstante, reina el conformismo entre la plantilla: «En fin, llevo dos meses pelando allí para nada, porque todos están acostumbrados a eso».
Y como el influencer Soriano le pregunta si el hostelero se aplica a sí mismo esa severidad, este trabajador destapa unas condiciones laborales irregulares. «¿Plus de nocturnidad? Ojalá, jajaja, pagan lo mismo la hora normal que la extra», asegura, además de añadir que «fliparían con los horarios, las horas que hacemos y las que tenemos en contrato: yo en agosto con un contrato de 25 horas hice 184 y no llegué a los 1.200 euros».
La conclusión a este cúmulo de circunstancias resulta igualmente previsible. «No entiendo cómo no os unís y denuncias, es intolerable todo el dinero que os está robando», señala.
En el hilo de este post en X hay múltiples reproches. «Menudo sinvergüenza: la vajilla, las mermas, etc. van a cargo del empresario, no del trabajador ni de sus propias», o también «empresaurios, esos que vienen de la explotación al empleado, utilizando, además, mañas y tretas para esquilmarles lo que les corresponde».
Alguno matiza un poco las responsabilidades («la bronca me parece bien si la merma es culpa del trabajo mal realizado»), pero sin aprobar las formas («ahora, lo del sobre, el jefe es un sinvergüenza si les quita el bote»).
Además, otro internauta aporta un análisis de contexto más amplio y que suele aparecer en estos hilos acerca de descontar dinero del bote. «El mayor obstáculo para la mejora son ustedes mismos, como gremio, esto es así porque ustedes mismos están a favor de las propinas, cuando son un factor clave de casi todos los problemas», es su reflexión. «Los dueños hosteleros cuentan así con un mecanismo ideal para precarizar la profesión y ustedes lo protegen», apostilla.
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