En el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Catarroja continúa el desfile de testigos que intentan arrojar luz sobre la gestión de la catastrófica dana que dejó 228 muertos el pasado 29 de octubre en la provincia de Valencia.Este martes ha sido el turno del jefe de Unidad de Análisis y Seguimiento del Riesgo de Emergencias de la Generalitat Valenciana que ha reconocido que recibieron a las 18.43 horas el correo de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que advertía de la brutal crecida de la rambla del Poyo (1.700 metros cúbicos por segundo), según afirman a ABC fuentes conocedoras de la declaración.No lo trasladaron a la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi), el organismo que dirigía la crisis, porque ya había cinco representantes de la CHJ siguiendo el encuentro de forma telemática y entendieron que serían ellos quienes lo harían, pues tenían la obligación de informar, analizar los caudales y dar las explicaciones técnicas. Tras activarse a mediodía las alertas hidrológicas en el río Magro -que después se mantuvo constante- y en el Poyo -cuyo nivel incluso descendió-, el compareciente ha achacado lo ocurrido en esta última rambla, que multiplicó su caudal en horas, a una precipitación «terrible» y «un auténtico tsunami inverso» que sorprendió a todos.Este técnico fue quien se encargó de escribir en el sistema el mensaje ES-Alert emitido a las 20.11 horas a los teléfonos móviles de la población. Una alerta que la magistrada considera tardía -llegó cuando ya se había desencadenado la tragedia- y errónea en su contenido, pues pedía evitar desplazamientos y no hablaba de situarse en zonas elevadas.El testigo ha señalado que fue la entonces consellera de Justicia e Interior Salomé Pradas, imputada en la causa penal, quien le dictó el texto que ya llevaba escrito sobre las 19.45h. Él sólo se encargó de transcribir el mensaje y traducirlo al valenciano, pero desconoce quién lo había redactado, aunque entiende que saldría del Cecopi. Lo hizo bajo la atenta mirada de otros cargos, como el subdirector general de Emergencias, Jorge Suárez, o el presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó.Tras dictar el mensaje, Pradas salió de la sala y pidió que no se enviara hasta que diera el visto bueno, algo que ocurrió cinco o diez minutos después, de acuerdo con la versión aportada ante la instructora. Después, se puso en contacto por teléfono con otro compañero, que fue quién lo validó, como estipula el protocolo.El sistema ES-Alert estaba activado y preparado desde las 17 horas, justo cuando empezó la reunión Cecopi en el mismo complejo de l’Eliana -aunque en un edificio diferente- que sirve como sede al teléfono 112. El técnico ha explicado que él estaba en una sala cercana a la que se estaba celebrando ese encuentro y había interacción entre ambos espacios, pues les iban trasladando informes.Pasadas las seis de la tarde, Suárez le pidió que tuviera preparado el Es-Alert por el riesgo de rotura que presentaba la presa de Forata. A partir de las 18.30h, según su relato, la sala de emergencias fue una «puta locura». Un cuarto de hora después -18.45h- conocen la situación de la rambla del Poyo.El jefe de Unidad de Análisis y Seguimiento del Riesgo -cargo que ocupa desde junio de 2023- ha defendido que durante las jornadas previas se fue informando de los avisos que iba activando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que culminó con el rojo a primera hora del 29 de octubre. Una alerta que el técnico no considera excepcional. En ese sentido, ha criticado los bandazos que fue dando este organismo en sus predicciones.Cuestionado sobre por qué no se tomaron medidas preventivas -como si hizo, por ejemplo, la Universidad de Valencia al suspender su actividad- el testigo ha incidido en que la predicción que había en esos momentos no justificaba esas determinaciones. En el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Catarroja continúa el desfile de testigos que intentan arrojar luz sobre la gestión de la catastrófica dana que dejó 228 muertos el pasado 29 de octubre en la provincia de Valencia.Este martes ha sido el turno del jefe de Unidad de Análisis y Seguimiento del Riesgo de Emergencias de la Generalitat Valenciana que ha reconocido que recibieron a las 18.43 horas el correo de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que advertía de la brutal crecida de la rambla del Poyo (1.700 metros cúbicos por segundo), según afirman a ABC fuentes conocedoras de la declaración.No lo trasladaron a la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi), el organismo que dirigía la crisis, porque ya había cinco representantes de la CHJ siguiendo el encuentro de forma telemática y entendieron que serían ellos quienes lo harían, pues tenían la obligación de informar, analizar los caudales y dar las explicaciones técnicas. Tras activarse a mediodía las alertas hidrológicas en el río Magro -que después se mantuvo constante- y en el Poyo -cuyo nivel incluso descendió-, el compareciente ha achacado lo ocurrido en esta última rambla, que multiplicó su caudal en horas, a una precipitación «terrible» y «un auténtico tsunami inverso» que sorprendió a todos.Este técnico fue quien se encargó de escribir en el sistema el mensaje ES-Alert emitido a las 20.11 horas a los teléfonos móviles de la población. Una alerta que la magistrada considera tardía -llegó cuando ya se había desencadenado la tragedia- y errónea en su contenido, pues pedía evitar desplazamientos y no hablaba de situarse en zonas elevadas.El testigo ha señalado que fue la entonces consellera de Justicia e Interior Salomé Pradas, imputada en la causa penal, quien le dictó el texto que ya llevaba escrito sobre las 19.45h. Él sólo se encargó de transcribir el mensaje y traducirlo al valenciano, pero desconoce quién lo había redactado, aunque entiende que saldría del Cecopi. Lo hizo bajo la atenta mirada de otros cargos, como el subdirector general de Emergencias, Jorge Suárez, o el presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó.Tras dictar el mensaje, Pradas salió de la sala y pidió que no se enviara hasta que diera el visto bueno, algo que ocurrió cinco o diez minutos después, de acuerdo con la versión aportada ante la instructora. Después, se puso en contacto por teléfono con otro compañero, que fue quién lo validó, como estipula el protocolo.El sistema ES-Alert estaba activado y preparado desde las 17 horas, justo cuando empezó la reunión Cecopi en el mismo complejo de l’Eliana -aunque en un edificio diferente- que sirve como sede al teléfono 112. El técnico ha explicado que él estaba en una sala cercana a la que se estaba celebrando ese encuentro y había interacción entre ambos espacios, pues les iban trasladando informes.Pasadas las seis de la tarde, Suárez le pidió que tuviera preparado el Es-Alert por el riesgo de rotura que presentaba la presa de Forata. A partir de las 18.30h, según su relato, la sala de emergencias fue una «puta locura». Un cuarto de hora después -18.45h- conocen la situación de la rambla del Poyo.El jefe de Unidad de Análisis y Seguimiento del Riesgo -cargo que ocupa desde junio de 2023- ha defendido que durante las jornadas previas se fue informando de los avisos que iba activando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que culminó con el rojo a primera hora del 29 de octubre. Una alerta que el técnico no considera excepcional. En ese sentido, ha criticado los bandazos que fue dando este organismo en sus predicciones.Cuestionado sobre por qué no se tomaron medidas preventivas -como si hizo, por ejemplo, la Universidad de Valencia al suspender su actividad- el testigo ha incidido en que la predicción que había en esos momentos no justificaba esas determinaciones.
En el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Catarroja continúa el desfile de testigos que intentan arrojar luz sobre la gestión de la catastrófica dana que dejó 228 muertos el pasado 29 de octubre en la provincia de Valencia.
Este martes ha … sido el turno del jefe de Unidad de Análisis y Seguimiento del Riesgo de Emergencias de la Generalitat Valenciana que ha reconocido que recibieron a las 18.43 horas el correo de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que advertía de la brutal crecida de la rambla del Poyo (1.700 metros cúbicos por segundo), según afirman a ABC fuentes conocedoras de la declaración.
No lo trasladaron a la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi), el organismo que dirigía la crisis, porque ya había cinco representantes de la CHJ siguiendo el encuentro de forma telemática y entendieron que serían ellos quienes lo harían, pues tenían la obligación de informar, analizar los caudales y dar las explicaciones técnicas.
Tras activarse a mediodía las alertas hidrológicas en el río Magro -que después se mantuvo constante- y en el Poyo -cuyo nivel incluso descendió-, el compareciente ha achacado lo ocurrido en esta última rambla, que multiplicó su caudal en horas, a una precipitación «terrible» y «un auténtico tsunami inverso» que sorprendió a todos.
Este técnico fue quien se encargó de escribir en el sistema el mensaje ES-Alert emitido a las 20.11 horas a los teléfonos móviles de la población. Una alerta que la magistrada considera tardía -llegó cuando ya se había desencadenado la tragedia- y errónea en su contenido, pues pedía evitar desplazamientos y no hablaba de situarse en zonas elevadas.
El testigo ha señalado que fue la entonces consellera de Justicia e Interior Salomé Pradas, imputada en la causa penal, quien le dictó el texto que ya llevaba escrito sobre las 19.45h. Él sólo se encargó de transcribir el mensaje y traducirlo al valenciano, pero desconoce quién lo había redactado, aunque entiende que saldría del Cecopi. Lo hizo bajo la atenta mirada de otros cargos, como el subdirector general de Emergencias, Jorge Suárez, o el presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó.
Tras dictar el mensaje, Pradas salió de la sala y pidió que no se enviara hasta que diera el visto bueno, algo que ocurrió cinco o diez minutos después, de acuerdo con la versión aportada ante la instructora. Después, se puso en contacto por teléfono con otro compañero, que fue quién lo validó, como estipula el protocolo.
El sistema ES-Alert estaba activado y preparado desde las 17 horas, justo cuando empezó la reunión Cecopi en el mismo complejo de l’Eliana -aunque en un edificio diferente- que sirve como sede al teléfono 112. El técnico ha explicado que él estaba en una sala cercana a la que se estaba celebrando ese encuentro y había interacción entre ambos espacios, pues les iban trasladando informes.
Pasadas las seis de la tarde, Suárez le pidió que tuviera preparado el Es-Alert por el riesgo de rotura que presentaba la presa de Forata. A partir de las 18.30h, según su relato, la sala de emergencias fue una «puta locura». Un cuarto de hora después -18.45h- conocen la situación de la rambla del Poyo.
El jefe de Unidad de Análisis y Seguimiento del Riesgo -cargo que ocupa desde junio de 2023- ha defendido que durante las jornadas previas se fue informando de los avisos que iba activando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que culminó con el rojo a primera hora del 29 de octubre. Una alerta que el técnico no considera excepcional. En ese sentido, ha criticado los bandazos que fue dando este organismo en sus predicciones.
Cuestionado sobre por qué no se tomaron medidas preventivas -como si hizo, por ejemplo, la Universidad de Valencia al suspender su actividad- el testigo ha incidido en que la predicción que había en esos momentos no justificaba esas determinaciones.
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