Beniamin Netanyahu hace frente a la creciente presión interna para acabar con la guerra en Gaza, que se acerca a su segundo aniversario. En una carta dirigida al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, más de 600 veteranos del Ejército israelí demandaron el fin del conflicto y el regreso de los cerca de 20 israelíes apresados por Hamas el 7 de octubre del 2023 que aún permanecen dentro del enclave.
“Detengan la guerra en Gaza”, reclaman ex altos cargos de la seguridad y el ejército en Israel
Beniamin Netanyahu hace frente a la creciente presión interna para acabar con la guerra en Gaza, que se acerca a su segundo aniversario. En una carta dirigida al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, más de 600 veteranos del Ejército israelí demandaron el fin del conflicto y el regreso de los cerca de 20 israelíes apresados por Hamas el 7 de octubre del 2023 que aún permanecen dentro del enclave.
Entre los miembros del Commanders for Israel Security (CIS), se encuentran figuras destacadas del ámbito militar como el exjefe del Mossad Tamir Pardo, el exjefe del Shin Bet, Ami Ayalon y el anterior director adjunto de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Matan Vilnai.
“¡Detengan la guerra en Gaza!”, reclaman a Trump. “Las FDI ya lograron hace tiempo los dos objetivos que podían alcanzarse por la vía militar: desmantelar las formaciones militares de Hamas y su estructura de gobierno. El tercero, y más importante, sólo puede lograrse mediante un acuerdo: traer a todos los rehenes de vuelta a casa”, aseguraba el texto, publicado también en su cuenta de X. “Usted lo hizo en Líbano. Es hora de hacerlo también en Gaza”.
No es el primer llamamiento de este tipo del grupo de veteranos, a quienes les preocupa la pérdida de legitimidad internacional tras la repercusión de las imágenes de hambruna en la Franja, que han hecho que diversos gobiernos como Francia o Reino Unido valoren el reconocimiento de un Estado palestino.
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Según ellos, el presidente estadounidense tiene “credibilidad ante la gran mayoría de los israelíes”, lo que “refuerza su capacidad para guiar al primer ministro Netanyahu y a su gobierno en la dirección correcta”. En ese sentido, proponen “poner fin a la guerra, traer a los rehenes, detener el sufrimiento y formar una coalición regional e internacional que ayude a la Autoridad Palestina (una vez reformada) a ofrecer a los gazatíes y a todos los palestinos una alternativa a Hamas y su ideología violenta”.
La carta llega tras una nueva ronda de negociaciones fracasadas y casi dos años después del ataque de Hamas, que acabó con la vida de más de 1.200 personas. En Gaza, el número de muertos, según el ministerio de Salud de la Franja, ya ha superado los 60.000 y los que quedan hacen frente al hambre severa provocada por el bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria.
Netanyahu sostiene que, para alcanzar un alto el fuego permanente, Hamas debe desaparecer de Gaza y desarmarse, algo que la milicia no ha aceptado. Estos, sin embargo, sí que estarían dispuestos a liberar a los rehenes que quedan dentro del enclave si cesan los ataques. Miembros de la oposición trasladaron al líder israelí que están dispuestos a sostener su gobierno por un tiempo limitado si llega a un acuerdo con Hamas, pero él también ha rechazado esa opción.
Según la asociación de veteranos, Israel ya ha conseguido sus principales objetivos militares en la Franja
Por su parte, el CIS quiere que Israel acepte el marco internacional propuesto por Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, junto con una Autoridad Palestina reformada, para que esta última asuma el control del enclave después de la guerra. Netanyahu se opone a ello, porque implicaría que los palestinos estarían más cerca de conseguir un Estado propio.
La asociación de veterano pide a la Casa Blanca que presione al gobierno para que acepte esta propuesta, aunque el primer ministro la ha rechazado repetidamente. El líder israelí asegura que el fin del conflicto en este punto permitiría el resurgimiento de Hamas y futuras réplicas del 7 de octubre, y acusa al grupo armado palestino de no tener voluntad real para llegar a un acuerdo.
El primer ministro también ha solicitado a la Cruz Roja Internacional que entregue alimentos y atención médica a los rehenes retenidos en Gaza, tras la difusión de videos grabados por Hamas y la Yihad Islámica que muestran a dos cautivos israelíes, identificados como Evyatar David y Rom Braslavski, en grave estado de desnutrición. Hamas afirma que el estado de salud de los rehenes es un reflejo del empeoramiento de las condiciones en la Franja.
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Abu Obeida, portavoz de las Brigadas Al Qassam, brazo armado del grupo, declaró este fin de semana que la milicia no priva intencionalmente de alimento a los rehenes, y que estos comen lo mismo que los combatientes de Hamas y la población general de Gaza. “No recibirán ningún privilegio especial en medio del crimen de hambre y asedio”, añadió.
Las imágenes han provocado gran impacto en la sociedad israelí. En Tel Aviv, decenas de miles de personas se manifestaron ayer para exigir al Gobierno el fin del conflicto y el regreso de los secuestrados.
Alarma por el suicidio de siete soldados israelíes en el último mes
A ello se suma la alarma interna por el desgaste del cuerpo militar israelí. Según una investigación del diario Haaretz , al menos siete soldados desplegados en Gaza cometieron suicidio durante el pasado mes. Otras asociaciones de veteranos denuncian el aumento de casos de síndrome de estrés postraumático entre aquellos que han combatido en la Franja.
Según datos del Ministerio de Defensa, desde que comenzó la guerra, casi 19.000 soldados heridos han comenzado a recibir atención del Departamento de Rehabilitación, de los cuales alrededor de 10.000 padecen traumas psicológicos. En total, los hospitales israelíes atienden trastornos derivados de los diversos conflictos que Israel ha mantenido en las últimas décadas a más de 80.000 personas, la cifra más alta en la historia del país.
Al menos 898 miembros de las FDI han perdido la vida desde el inicio de la ofensiva en Gaza, 329 en el ataque del 7 de octubre y 454 durante la campaña en el enclave palestino
Líbano conmemoró ayer el quinto aniversario de la explosión de uno de los silos del puerto de Beirut. Se trata de la explosión no nuclear más potente de la historia, y dejó 218 muertos, 7.000 desplazados, y una parte importante de la ciudad destruida. “Sólo queremos que se haga justicia y que se castigue a los responsables”, dice a este diario Mariana, cuya hermana falleció a causa de la onda expansiva y que ahora lidera la asociación de familiares de las víctimas. La investigación sobre lo ocurrido se ha enfrentado a numerosos retrasos y obstáculos políticos y judiciales. Sin embargo, el nuevo Gobierno libanés, que llegó al poder el pasado enero, ha reafirmado su compromiso para desbloquear las pesquisas y llevar al juzgado a los implicados. En Beirut, las campanas doblaron ayer durante toda la tarde en memoria de los fallecidos. Se convocaron dos marchas simultáneas que terminaron a la misma hora de la explosión frente al complejo portuario. El grupo de familiares ha pedido a las autoridades que el lugar se convierta en un memorial para el recuerdo de lo ocurrido. La explosión está considerada por muchos libaneses como uno de los momentos más trágicos de su historia reciente. Desde el 2019, el país levantino ha vivido una gran crisis financiera, el desastre del puerto y una reciente guerra contra Israel, que ha dejado la infraestructura del Estado en riesgo de derrumbe.
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