La antigua Twitter suma 586 millones de usuarios activos mensuales frente a los 6 de la plataforma del presidente de EEUU. Musk necesita la suya, pero no está claro que suceda lo mismo con Trump Leer La antigua Twitter suma 586 millones de usuarios activos mensuales frente a los 6 de la plataforma del presidente de EEUU. Musk necesita la suya, pero no está claro que suceda lo mismo con Trump Leer
Era cuestión de tiempo y ego que dos personalidades tan problemáticas como las de Donald Trump y Elon Musk chocasen y rompiesen. En pleno idilio, ganadas las elecciones a la presidencia de EEUU y encumbrado el emprendedor sudafricano al rol de súper ministro sin cartera, este periódico vaticinó la caída del tándem (15 de febrero de 2025).
Que la separación no haya sido amistosa tampoco es una sorpresa. Musk asegura que Trump consta en la lista Epstein, un documento no divulgado públicamente donde en teoría aparecen personalidades de primer nivel conectadas a una trama de abuso de menores. Anteriormente se había desfogado con la ley presupuestaria del dirigente republicano, que considera desastrosa. Aunque Trump, de natural volcánico, ha optado por contenerse, deslizó días atrás que la manera más eficaz de recortar gastos en EEUU sería rescindir los jugosos contratos que la Administración federal tiene con las empresas de Musk, incluida la nave insignia de SpaceX .
Para lanzarse los trastos a la cabeza, ambos disponen, además del don de la palabra en directo, de sendas plataformas digitales. La de Elon Musk no necesita presentación: se llamaba Twitter, fue rebautizada en julio de 2023 como X y es el trampolín mediático favorito de numerosos políticos, periodistas y gurús tecnológicos. En febrero de 2022, Trump estrenó su propia versión de X con Truth, financiada por Trump Media & Technology Group, el conglomerado fundado por el propio presidente junto a Andy Litinsky y Wes Moss.
Si sólo se atiende a la potencia de fuego disponible a través de ambas redes sociales, no hay color. A cierre de abril, X contaba con 586 millones de usuarios activos mensuales, según Statista. La cifra, lejísimos de la reina absoluta de la categoría (Meta suma a través de Facebook e Instagram más de 5.000 millones de usuarios), hace palidecer sin embargo a Truth, que se mueve en aguas poco transparentes. Incluso la estimación más optimista habla de poco más de seis millones de usuarios. Además, más de la mitad de los miembros de Truth dispone también de una cuenta en X.
El pulso de la masa crítica es importante. Cierto es que Trump no necesita de su modesta red social para vociferar lo que quiera: le basta con aparecer frente a las cámaras, detonar la bomba y aguardar sonriente el resultado. Si acusa de algo a Musk o, más probablemente, si decide castigarle rescindiendo algunas de sus contratas, la noticia se propagará a los cuatro vientos y a la velocidad de la luz. Pero X funciona como caja de resonancia y suele provocar reacciones en cadena. Los propios medios de comunicación se han habituado a recurrir a la red como fuente directa de información, ya que suele ser la herramienta elegida por mandatarios, empresas y celebrities para difundir en exclusiva sus noticias.
Por si fuese poco, Musk controla entre el 70% y el 80% del capital de X, lo que le convierte en amo y señor del altavoz digital. La compañía ya no cotiza en bolsa ni dispone de un consejo independiente, luego Musk enreda y desenreda a su gusto y lo hace de varias formas. Puede, por ejemplo, modificar el algoritmo para que unos tuits (incluidos los suyos) predominen sobre otros; puede alterar o reducir las políticas de moderación de contenidos, suspendiendo o restaurando de paso ciertas cuentas; puede censurar lo que le disgusta (ocurre cuando alguien critica a Tesla o SpaceX); y puede abonarse a teorías altamente dudosas como el «genocidio blanco».
Si la sangre llega aún más al río, Musk podría relegar a Trump en el infinito scroll de X, reducir el alcance de sus interacciones (shadow banning), manipular información que le incumba e incluso suspender su perfil hasta nueva orden. Lo que Trump haga desde Truth no importa demasiado: ni la plataforma pinta mucho ni el presidente en realidad la necesita.
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