El perro , desde tiempos inmemoriales, trae siempre historias tiernas, causas justas y nobles, y es por eso que hace unos días se presentó la memoria de los casos en los que estos animales han participado como elemento de desahogo de los niños cuando tienen que hacer frente y declarar en un juicio a lo largo y ancho de la Comunidad de Madrid en 2024 .Y no es fácil. El menor de edad tiene que verbalizar momentos dramáticos, y cualquier ayuda es poca, desde una sala Gessel ataviada con los elementos más agradables hasta la ayuda de un perro entrenado para eso mismo, sí, para que una caricia desestrese esos momentos en los juzgados. Madrid es «única y pionera» en esta iniciativa, como resaltó el viernes el consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local del Ejecutivo Regional, Miguel Ángel García Martín, en la presentación del informe anual sobre el asunto. En un ámbito tan formal como el de la justicia, las perritas pusieron una nota de color que, asimismo, representa la metáfora de este programa; y los magistrados, se dijo, muchas veces, se llevan una sonrisa cuando saben que quien está declarando está acompañado por un perro. En el fondo, todo se resume en las palabras del consejero cuando aseveró que se está trabajando, junto con los operadores jurídicos, en «suavizar el camino que todas los menores tienen que recorrer cuando se enfrentan a un procedimiento judicial, con una mirada especial a los menores, las víctimas, las personas con discapacidad o los más vulnerables». Y es que la Justicia en mayúsculas también tiene que tener humanidad, así quedó claro en el acto en el que Raúl, padre de un menor de edad, en un acto de valentía, sintió el respaldo de este programa canino. Con el consiguiente aplauso. Los datos son los que son. Fríos pero elocuentes, que encierran detrás historias humanas y caninas. El Gobierno regional incrementó el pasado año un 25 % las asistencias con perros de apoyo en los juzgados de Madrid. Un dato que hay que ponderar con los diez años que lleva prestándose este servicio en el que se han atendido a cerca de 800 niños. Una ayuda análoga se facilita a las víctimas de violencia de género.Noticia Relacionada estandar Si La Policía comenzará a buscar el lunes en Carranque los restos de la víctima del rey del cachopo Carlos Hidalgo Las pesquisas se basan en el croquis que el propio homicida, Cesar Román Viruete, envió desde la cárcel: señaló un paraje junto al parque arqueológico de la localidad toledana En la memoria hecha pública, y antes de entrar en el cómo el perro es un elemento clave en los juicios, hay que reseñar que estamos ante una prestación gratuita dependiente de la Oficina de Asistencia a Víctimas del Delito (OAVD) y que, sin ánimo de lucro, la cede Dogtor Animal, una de las firmas pioneras en apostar por la capacidad transformadora de la Intervención Asistida con Animales (IAA) en la mejora integral de la vida de las personas. Los animales se entrenan para cada caso específicamente en las instalaciones que poseen en la Carretera de Canillas. Vanessa Carral es codirectora de Dogtor Animal, y en su currículum vitae, que detalla con timidez, alude a que es psicóloga clínica, sanitaria y educativa titulada. En el lugar del acto, la Real Casa de Postas, entre el mundo del Derecho, se contabilizó un solo ladrido mientras Carral contaba sus peripecias vitales que han desembocado en la realidad de que los niños tengan un lazarillo moral. Alguien que estudiando la carrera se «dio cuenta de que los perros podían» ser terapéuticos: en aquel entonces la tildaron «de loca» pero ella sabía que llevaba la fuerza de la razón aunque le alegaban que no existía «razón científica» alguna. Ni corta ni perezosa viajó por Australia, y en su andar por el mundo también en Miami vio los beneficios psicológicos de la interacción entre los infantes y criaturas como los leones marinos o los delfines. Ella llevaba, paralela a su carrera profesional, «mucho tiempo metida en el mundo del perro», y así mixturó sus dos pasiones enfocadas en el otro. Vanessa Carral habla con tranquilidad, sabiendo que sus perros están exquisitamente educados, cada cual con su tarea. Carral confiesa que trabajó en el servicio psicológico de la Policía Nacional, y en ese ambiente se dio cuenta de que habría que poner un poco de ternura, que en las situaciones límites en este aspecto, «los menores están desamparados». 16 años contemplan su proyecto. Los perros también tienen su historia. Es el caso de Yanis, una galga casi cervantina, de pelo grisáceo, con un temperamento digno de elogio. Su existencia no fue un camino de rosas, como recuerda Carral.Un particular, por una razón inexplicable, la abandonó en una carretera de Toledo. Subraya Laura López de Dogtor Animal que así ella, Yanis, tuvo «una segunda oportunidad» y, en una paradoja, «ayuda a los humanos aunque fuera el hombre el que la abandonó». En el mismo acto, se pudo conocer la historia de Eyka, que también tiene en este punto un pasado de segundas oportunidades. Eyka tiene trece años, está a punto de jubilarse,Es una labradora negra a la que se le da un trato familiar, en «el código del bienestar animal» para que su oficio sea impecable en los juzgados. Vanessa Carral se emociona al hablar de su veteranía, los nueve años que lleva con ellos desde que la Once la descartó como perro lazarillo. De ahí lo de las segundas oportunidades. Es, dicen, la perra en la que los niños, antes que con la psicóloga y los profesionales, testifican. La razón: que «tiene las orejas más suave que han acariciado nunca». Con eso, el mal trago consigue evitar, o al menos minimizar, los traumas. El perro , desde tiempos inmemoriales, trae siempre historias tiernas, causas justas y nobles, y es por eso que hace unos días se presentó la memoria de los casos en los que estos animales han participado como elemento de desahogo de los niños cuando tienen que hacer frente y declarar en un juicio a lo largo y ancho de la Comunidad de Madrid en 2024 .Y no es fácil. El menor de edad tiene que verbalizar momentos dramáticos, y cualquier ayuda es poca, desde una sala Gessel ataviada con los elementos más agradables hasta la ayuda de un perro entrenado para eso mismo, sí, para que una caricia desestrese esos momentos en los juzgados. Madrid es «única y pionera» en esta iniciativa, como resaltó el viernes el consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local del Ejecutivo Regional, Miguel Ángel García Martín, en la presentación del informe anual sobre el asunto. En un ámbito tan formal como el de la justicia, las perritas pusieron una nota de color que, asimismo, representa la metáfora de este programa; y los magistrados, se dijo, muchas veces, se llevan una sonrisa cuando saben que quien está declarando está acompañado por un perro. En el fondo, todo se resume en las palabras del consejero cuando aseveró que se está trabajando, junto con los operadores jurídicos, en «suavizar el camino que todas los menores tienen que recorrer cuando se enfrentan a un procedimiento judicial, con una mirada especial a los menores, las víctimas, las personas con discapacidad o los más vulnerables». Y es que la Justicia en mayúsculas también tiene que tener humanidad, así quedó claro en el acto en el que Raúl, padre de un menor de edad, en un acto de valentía, sintió el respaldo de este programa canino. Con el consiguiente aplauso. Los datos son los que son. Fríos pero elocuentes, que encierran detrás historias humanas y caninas. El Gobierno regional incrementó el pasado año un 25 % las asistencias con perros de apoyo en los juzgados de Madrid. Un dato que hay que ponderar con los diez años que lleva prestándose este servicio en el que se han atendido a cerca de 800 niños. Una ayuda análoga se facilita a las víctimas de violencia de género.Noticia Relacionada estandar Si La Policía comenzará a buscar el lunes en Carranque los restos de la víctima del rey del cachopo Carlos Hidalgo Las pesquisas se basan en el croquis que el propio homicida, Cesar Román Viruete, envió desde la cárcel: señaló un paraje junto al parque arqueológico de la localidad toledana En la memoria hecha pública, y antes de entrar en el cómo el perro es un elemento clave en los juicios, hay que reseñar que estamos ante una prestación gratuita dependiente de la Oficina de Asistencia a Víctimas del Delito (OAVD) y que, sin ánimo de lucro, la cede Dogtor Animal, una de las firmas pioneras en apostar por la capacidad transformadora de la Intervención Asistida con Animales (IAA) en la mejora integral de la vida de las personas. Los animales se entrenan para cada caso específicamente en las instalaciones que poseen en la Carretera de Canillas. Vanessa Carral es codirectora de Dogtor Animal, y en su currículum vitae, que detalla con timidez, alude a que es psicóloga clínica, sanitaria y educativa titulada. En el lugar del acto, la Real Casa de Postas, entre el mundo del Derecho, se contabilizó un solo ladrido mientras Carral contaba sus peripecias vitales que han desembocado en la realidad de que los niños tengan un lazarillo moral. Alguien que estudiando la carrera se «dio cuenta de que los perros podían» ser terapéuticos: en aquel entonces la tildaron «de loca» pero ella sabía que llevaba la fuerza de la razón aunque le alegaban que no existía «razón científica» alguna. Ni corta ni perezosa viajó por Australia, y en su andar por el mundo también en Miami vio los beneficios psicológicos de la interacción entre los infantes y criaturas como los leones marinos o los delfines. Ella llevaba, paralela a su carrera profesional, «mucho tiempo metida en el mundo del perro», y así mixturó sus dos pasiones enfocadas en el otro. Vanessa Carral habla con tranquilidad, sabiendo que sus perros están exquisitamente educados, cada cual con su tarea. Carral confiesa que trabajó en el servicio psicológico de la Policía Nacional, y en ese ambiente se dio cuenta de que habría que poner un poco de ternura, que en las situaciones límites en este aspecto, «los menores están desamparados». 16 años contemplan su proyecto. Los perros también tienen su historia. Es el caso de Yanis, una galga casi cervantina, de pelo grisáceo, con un temperamento digno de elogio. Su existencia no fue un camino de rosas, como recuerda Carral.Un particular, por una razón inexplicable, la abandonó en una carretera de Toledo. Subraya Laura López de Dogtor Animal que así ella, Yanis, tuvo «una segunda oportunidad» y, en una paradoja, «ayuda a los humanos aunque fuera el hombre el que la abandonó». En el mismo acto, se pudo conocer la historia de Eyka, que también tiene en este punto un pasado de segundas oportunidades. Eyka tiene trece años, está a punto de jubilarse,Es una labradora negra a la que se le da un trato familiar, en «el código del bienestar animal» para que su oficio sea impecable en los juzgados. Vanessa Carral se emociona al hablar de su veteranía, los nueve años que lleva con ellos desde que la Once la descartó como perro lazarillo. De ahí lo de las segundas oportunidades. Es, dicen, la perra en la que los niños, antes que con la psicóloga y los profesionales, testifican. La razón: que «tiene las orejas más suave que han acariciado nunca». Con eso, el mal trago consigue evitar, o al menos minimizar, los traumas.
El perro, desde tiempos inmemoriales, trae siempre historias tiernas, causas justas y nobles, y es por eso que hace unos días se presentó la memoria de los casos en los que estos animales han participado como elemento de desahogo de los niños cuando tienen … que hacer frente y declarar en un juicio a lo largo y ancho de la Comunidad de Madrid en 2024 .Y no es fácil. El menor de edad tiene que verbalizar momentos dramáticos, y cualquier ayuda es poca, desde una sala Gessel ataviada con los elementos más agradables hasta la ayuda de un perro entrenado para eso mismo, sí, para que una caricia desestrese esos momentos en los juzgados.
Madrid es «única y pionera» en esta iniciativa, como resaltó el viernes el consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local del Ejecutivo Regional, Miguel Ángel García Martín, en la presentación del informe anual sobre el asunto. En un ámbito tan formal como el de la justicia, las perritas pusieron una nota de color que, asimismo, representa la metáfora de este programa; y los magistrados, se dijo, muchas veces, se llevan una sonrisa cuando saben que quien está declarando está acompañado por un perro.
En el fondo, todo se resume en las palabras del consejero cuando aseveró que se está trabajando, junto con los operadores jurídicos, en «suavizar el camino que todas los menores tienen que recorrer cuando se enfrentan a un procedimiento judicial, con una mirada especial a los menores, las víctimas, las personas con discapacidad o los más vulnerables». Y es que la Justicia en mayúsculas también tiene que tener humanidad, así quedó claro en el acto en el que Raúl, padre de un menor de edad, en un acto de valentía, sintió el respaldo de este programa canino. Con el consiguiente aplauso. Los datos son los que son. Fríos pero elocuentes, que encierran detrás historias humanas y caninas. El Gobierno regional incrementó el pasado año un 25 % las asistencias con perros de apoyo en los juzgados de Madrid. Un dato que hay que ponderar con los diez años que lleva prestándose este servicio en el que se han atendido a cerca de 800 niños. Una ayuda análoga se facilita a las víctimas de violencia de género.
En la memoria hecha pública, y antes de entrar en el cómo el perro es un elemento clave en los juicios, hay que reseñar que estamos ante una prestación gratuita dependiente de la Oficina de Asistencia a Víctimas del Delito (OAVD) y que, sin ánimo de lucro, la cede Dogtor Animal, una de las firmas pioneras en apostar por la capacidad transformadora de la Intervención Asistida con Animales (IAA) en la mejora integral de la vida de las personas. Los animales se entrenan para cada caso específicamente en las instalaciones que poseen en la Carretera de Canillas.
Vanessa Carral es codirectora de Dogtor Animal, y en su currículum vitae, que detalla con timidez, alude a que es psicóloga clínica, sanitaria y educativa titulada. En el lugar del acto, la Real Casa de Postas, entre el mundo del Derecho, se contabilizó un solo ladrido mientras Carral contaba sus peripecias vitales que han desembocado en la realidad de que los niños tengan un lazarillo moral. Alguien que estudiando la carrera se «dio cuenta de que los perros podían» ser terapéuticos: en aquel entonces la tildaron «de loca» pero ella sabía que llevaba la fuerza de la razón aunque le alegaban que no existía «razón científica» alguna.
Ni corta ni perezosa viajó por Australia, y en su andar por el mundo también en Miami vio los beneficios psicológicos de la interacción entre los infantes y criaturas como los leones marinos o los delfines. Ella llevaba, paralela a su carrera profesional, «mucho tiempo metida en el mundo del perro», y así mixturó sus dos pasiones enfocadas en el otro. Vanessa Carral habla con tranquilidad, sabiendo que sus perros están exquisitamente educados, cada cual con su tarea. Carral confiesa que trabajó en el servicio psicológico de la Policía Nacional, y en ese ambiente se dio cuenta de que habría que poner un poco de ternura, que en las situaciones límites en este aspecto, «los menores están desamparados». 16 años contemplan su proyecto. Los perros también tienen su historia. Es el caso de Yanis, una galga casi cervantina, de pelo grisáceo, con un temperamento digno de elogio. Su existencia no fue un camino de rosas, como recuerda Carral.
Un particular, por una razón inexplicable, la abandonó en una carretera de Toledo. Subraya Laura López de Dogtor Animal que así ella, Yanis, tuvo «una segunda oportunidad» y, en una paradoja, «ayuda a los humanos aunque fuera el hombre el que la abandonó». En el mismo acto, se pudo conocer la historia de Eyka, que también tiene en este punto un pasado de segundas oportunidades. Eyka tiene trece años, está a punto de jubilarse,
Es una labradora negra a la que se le da un trato familiar, en «el código del bienestar animal» para que su oficio sea impecable en los juzgados. Vanessa Carral se emociona al hablar de su veteranía, los nueve años que lleva con ellos desde que la Once la descartó como perro lazarillo. De ahí lo de las segundas oportunidades. Es, dicen, la perra en la que los niños, antes que con la psicóloga y los profesionales, testifican. La razón: que «tiene las orejas más suave que han acariciado nunca». Con eso, el mal trago consigue evitar, o al menos minimizar, los traumas.
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