“Un héroe de guerra convertido en un héroe por la paz”. Así se definió a sí mismo el exprimer ministro y jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel Yitzhak Rabin cuando fue reconocido en 1994 como Premio Nobel de la Paz por su contribución a la paz en Oriente Medio junto al entonces ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Shimon Peres, y el fundador y líder de Al Fatah y de la Organización para la Liberación de Palestina Yasir Arafat.
Artífice de los Acuerdos de Oslo que reconocieron la Autoridad Nacional Palestina, el exprimer ministro y jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel fue asesinado por un judío ortodoxo tras recibir el Premio Nobel de la Paz
“Un héroe de guerra convertido en un héroe por la paz”. Así se definió a sí mismo el exprimer ministro y jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel Yitzhak Rabin cuando fue reconocido en 1994 como Premio Nobel de la Paz por su contribución a la paz en Oriente Medio junto al entonces ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Shimon Peres, y el fundador y líder de Al Fatah y de la Organización para la Liberación de Palestina Yasir Arafat.
La transformación de Rabin bien merecía ese apelativo que él mismo se otorgó asumiendo el riesgo, que apenas tardaría un año en materializarse, de convertirse en mártir de su propia causa tras caer abatido en Tel Aviv, tras la celebración de un acto festivo celebrado bajo el lema “Sí a la paz, no a la violencia” por los disparos del joven judío ortodoxo Yigal Amir.
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Que el principal artífice de la decisiva victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967, considerada la mayor amenaza que ha afrontado el estado para subsistir en su breve historia, acabase reconociendo la soberanía de facto de Palestina y apelando a la convivencia pacífica fue considerado una alta traición para los sectores más radicales del sionismo, que nunca creyeron en la fórmula “paz por territorios”.
Eso fue lo que vinieron a avalar los Acuerdos de Oslo firmados en 1993 por los que acabarían siendo reconocidos con el Nobel con el apoyo de Rusia y Estados Unidos en un momento de optimismo tras la caída del Muro de Berlín y el nuevo orden mundial de paz que se vislumbraba. Era una oportunidad para la región que el Ejecutivo laborista de Israel y la Autoridad Nacional Palestina no quisieron dejar pasar y que se concretó en mayo de 1994 con la firma del Acuerdo de Gaza y Jericó que contemplaba la autonomía -parcial- de los palestinos en parte de los territorios que les había reconocido Naciones Unidas en 1948.

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Siguiendo la misma dinámica, en el plano internacional Rabin también firmó ese mismo año con el rey Huseín de Jordania un Tratado de Paz que debía culminar con la pacificación de Oriente Medio tras la paz firmada entre Israel y Egipto por Anuar el Sadat y Menájem Beguín en 1979, y en los que Rabin también tuvo un papel destacado al haber alcanzado un acuerdo previo durante su primer gobierno. Sin embargo, esa vez el Nobel de la Paz fue sólo para los otros mandatarios israelí y egipcio. Quedaban por resolver, eso sí, las tensiones con Líbano y, sobre todo, Siria.
Rabin pasa por ser uno de los estadistas que mejor expresaron el largo y costoso camino hacia la paz -frágil y demasiado puntual- entre israelíes, palestinos y otros árabes. Especialmente en el discurso que ofreció en la ceremonia en la que recogió junto a Arafat y Peres, un testimonio crudo y sincero de sus vivencias como militar, político y ciudadano. Es el texto que frecemos íntegro.
El discurso
”Su Majestad el Rey, Su Alteza Real, estimados miembros del Comité Noruego del Nobel, honorable primera ministra, señora Gro Harlem Brundtland, ministros, miembros del Parlamento y embajadores, compañeros laureados, distinguidos Invitados, amigos, damas y caballeros:
”A una edad en la que la mayoría de los jóvenes luchan por desentrañar los secretos de las matemáticas y los misterios de la Biblia; a una edad en la que florece el primer amor; a la tierna edad de 16 años, me entregaron un rifle para que pudiera defenderme, y también, desafortunadamente, para que pudiera matar en una hora de peligro.
”Ese no era mi sueño. Quería ser ingeniero hidráulico. Estudié en una escuela de agricultura y creía que ser ingeniero hidráulico era una profesión importante en el árido Oriente Medio. Sigo creyéndolo hoy. Sin embargo, me vi obligado a recurrir a las armas.
”Serví en el ejército durante décadas. Bajo mi mando, jóvenes que querían vivir, amar, se encaminaron hacia la muerte. Bajo mi mando, mataron a los hombres del enemigo que habían sido enviados a matarnos.
A los 16 años me entregaron un rifle para que pudiera defenderme, y también, desafortunadamente, para que pudiera matar
”Damas y caballeros:
”En mi puesto actual, tengo amplias oportunidades de sobrevolar el Estado de Israel y, últimamente, también otras partes de Oriente Medio. La vista desde el avión es impresionante: lagos de un azul intenso, campos de un verde oscuro, desiertos de un gris pardo, montañas de un gris pétreo y todo el paisaje salpicado de casas encaladas con tejados rojos.
”Y cementerios. Tumbas hasta donde alcanza la vista.
”Cientos de cementerios en nuestra parte de Oriente Medio -en nuestro hogar, Israel-, pero también en Egipto, Siria, Jordania, Líbano e Irak. Desde la ventana del avión, a miles de metros de altura, las innumerables lápidas guardan silencio. Pero el clamor de sus víctimas se ha extendido desde Oriente Medio a todo el mundo durante décadas.
”Hoy aquí, deseo saludar a mis seres queridos y a mis enemigos. Deseo saludar a todos los caídos de todos los países en todas las guerras; a los miembros de sus familias que soportan la carga del duelo; a los discapacitados cuyas cicatrices nunca sanarán. Esta noche deseo rendir homenaje a todos y cada uno de ellos, pues este importante premio es suyo, y solo suyo.
”Damas y caballeros:
”Era un joven ya entrado en años. Y de todos los recuerdos que he atesorado en mis 72 años, lo que más recordaré, hasta mi último día, son los silencios. El pesado silencio del momento siguiente y el aterrador silencio del momento anterior.
Bajo mi mando, jóvenes que querían vivir, amar, se encaminaron hacia la muerte y mataron a hombres que habían sido enviados a matarnos
”Como militar, como comandante, di órdenes para docenas, probablemente cientos, de operaciones militares. Y junto con la alegría de la victoria y el dolor de la pérdida, siempre recordaré el momento justo después de tomar la decisión de emprender una acción: el silencio mientras los oficiales superiores o los ministros del gabinete se levantan lentamente de sus asientos; la visión de sus espaldas alejarse; el sonido de la puerta al cerrarse; y luego el silencio en el que permanezco solo.
”Ese es el momento en que comprendes que, como resultado de la decisión que se acaba de tomar, habrá gente que morirá. Gente de mi nación, gente de otras naciones. Y aún no lo saben.
”A esa hora, siguen riendo y llorando; siguen tramando planes y soñando con el amor; siguen reflexionando sobre plantar un jardín o construir una casa, y no tienen ni idea de que estas son sus últimas horas en la tierra. ¿Cuál de ellos está destinado a morir? ¿Qué foto aparecerá con un borde negro en el periódico de mañana? ¿Qué madre pronto estará de luto? ¿Qué mundo se derrumbará bajo el peso de la pérdida?
”Como exmilitar, también recordaré por siempre el silencio del momento anterior: el silencio cuando las manecillas del reloj parecen girar hacia adelante, cuando el tiempo se acaba y en otra hora, en otro minuto, estallará el infierno.
En el momento en que decidimos emprender una acción, esos jóvenes llamados a morir siguen riendo, haciendo planes y soñando con el amor
”En ese momento de gran tensión, justo antes de apretar el gatillo, justo antes de que la mecha empiece a arder; en la terrible quietud de ese instante, aún hay tiempo para preguntarse, a solas: ¿Es realmente imperativo actuar? ¿No hay otra opción? ¿No hay otro camino?
”Y entonces se da la orden y comienza el infierno.
‘Dios se apiada de los niños del jardín de infantes’, escribió el poeta Yehudah Amichai, que está aquí con nosotros esta noche.
”‘Dios se apiada de los niños de preescolar, / menos de los escolares, / y ya no se apiadará de sus mayores, / dejándolos solos. / Y a veces tendrán que arrastrarse a gatas / por la arena ardiente / para llegar a la sala de emergencias / sangrando’.
”Durante décadas, Dios no se ha apiadado de los niños de preescolar, ni de los escolares, ni de sus mayores en Oriente Medio. No ha habido compasión en Oriente Medio durante generaciones.
”Damas y caballeros:
”Era un joven ya entrado en años. Y de todos los recuerdos que he atesorado en mis 72 años, ahora recuerdo las esperanzas.
Dios no se ha apiadado de los niños ni de sus mayores en Oriente Medio; no ha habido compasión en Oriente Medio durante generaciones
”Nuestros pueblos nos han elegido para darles vida. Por terrible que parezca decirlo, sus vidas están en nuestras manos. Esta noche, sus ojos están puestos en nosotros y sus corazones se preguntan: ¿Cómo se está utilizando la autoridad conferida a estos hombres y mujeres? ¿Qué decidirán? ¿Qué mañana nos espera? ¿Un día de paz? ¿De guerra? ¿De risas o de lágrimas?
”Un niño nace en un mundo completamente antidemocrático. No puede elegir a su padre ni a su madre. No puede escoger su sexo ni su color, su religión, su nacionalidad ni su patria. Nacer en una casa solariega o en un pesebre, vivir bajo un régimen despótico o democrático, no es su elección. Desde el momento en que llega al mundo, con la mano apretada, su destino está en manos de los líderes de su nación. Son ellos quienes decidirán si vive en la comodidad o la desesperación, en la seguridad o en el miedo. Su destino nos corresponde a nosotros decidirlo: a los presidentes y primeros ministros de países, democráticos o no.
”Damas y caballeros:
”Así como no hay dos huellas dactilares idénticas, tampoco hay dos personas iguales, y cada país tiene sus propias leyes, cultura, tradiciones y líderes. Pero existe un mensaje universal que puede abarcar al mundo entero, un precepto común a diferentes regímenes, a razas que no se parecen, a culturas ajenas entre sí.
”Es un mensaje que el pueblo judío ha llevado durante miles de años, un mensaje que se encuentra en el Libro de los Libros, que mi pueblo ha legado a todos los hombres civilizados: ‘V’nishmartem me’od lnafshoteichem’, en las palabras del Deuteronomio; ‘Por tanto, tened buen cuidado de vosotros mismos’. O, en términos contemporáneos, el mensaje de la Santidad de la Vida.
Nuestros pueblos nos han elegido para darles vida; por terrible que parezca decirlo, sus vidas están en nuestras manos
”Los líderes de las naciones deben proporcionar a sus pueblos las condiciones -la infraestructura, por así decirlo- que les permita disfrutar de la vida: libertad de expresión y de movimiento; alimento y refugio; y, lo más importante, la vida misma. Un hombre no puede disfrutar de sus derechos si no está entre los vivos. Por lo tanto, todo país debe proteger y preservar el elemento clave de su ethos nacional: la vida de sus ciudadanos.
”Para defender esas vidas, llamamos a nuestros ciudadanos a alistarse en el ejército. Y para defender la vida de nuestros ciudadanos que sirven en el ejército, invertimos enormes sumas en aviones, tanques, blindaje y fortificaciones de hormigón. Sin embargo, a pesar de todo, no logramos proteger la vida de nuestros ciudadanos y soldados. Los cementerios militares en todo el mundo son un testimonio silencioso del fracaso de los líderes nacionales en santificar la vida humana.
”Sólo hay un medio radical para santificar la vida humana. No blindaje, ni tanques, ni aviones, ni fortificaciones de hormigón. La única solución radical es la paz.
”Damas y caballeros:
”La profesión militar conlleva cierta paradoja. Incorporamos al ejército a los mejores y más valientes de nuestros jóvenes. Les proporcionamos equipo que cuesta prácticamente una fortuna. Los entrenamos rigurosamente para el día en que deban cumplir con su deber, y esperamos que lo hagan bien. Sin embargo, rezamos fervientemente para que ese día nunca llegue: que los aviones nunca despeguen, que los tanques nunca avancen, que los soldados nunca organicen los ataques para los que han sido tan bien entrenados. Rezamos para que esto nunca suceda por la Santidad de la Vida.
Un hombre no puede disfrutar de sus derechos si no está entre los vivos, todo país debe proteger la vida de sus ciudadanos
”La historia en su conjunto, y la historia moderna en particular, ha conocido momentos desgarradores en los que líderes nacionales convirtieron a sus ciudadanos en carne de cañón en nombre de doctrinas perversas: el fascismo despiadado y el nazismo diabólico. Imágenes de niños marchando hacia el matadero, fotos de mujeres aterrorizadas a las puertas de los crematorios, deben acechar a los ojos de todos los líderes de nuestra generación y de las generaciones venideras. Deben servir de advertencia a todos los que ostentan el poder.
”Casi todos los regímenes que no priorizaron al hombre y la santidad de la vida en su cosmovisión han colapsado y ya no existen. Pueden verlo con sus propios ojos en nuestros días.
”Sin embargo, esto no lo abarca todo. Para preservar la santidad de la vida, a veces debemos arriesgarnos. A veces no hay otra manera de defender a nuestros ciudadanos que luchar por sus vidas, por su seguridad y soberanía. Este es el credo de todo estado democrático.
”Damas y caballeros:
”En el Estado de Israel, del que vengo hoy; en las Fuerzas de Defensa de Israel, que he tenido el privilegio de comandar, siempre hemos considerado la santidad de la vida como un valor supremo. Hemos ido a la guerra solo cuando una espada temible estaba a punto de abatirnos.
Los cementerios militares en todo el mundo son un testimonio silencioso del fracaso de los líderes nacionales en santificar la vida humana
”La historia del Estado de Israel, los anales de las Fuerzas de Defensa de Israel están llenos de miles de historias de soldados que se sacrificaron, que murieron tratando de salvar a compañeros heridos, que dieron sus vidas para evitar causar daño a personas inocentes del lado enemigo.
”En los próximos días, una comisión especial de las Fuerzas de Defensa de Israel finalizará la redacción de un Código de Conducta para nuestros soldados. La formulación sobre la vida humana será la siguiente, y cito textualmente:
”‘En reconocimiento de su suprema importancia, el soldado preservará la vida humana en todas las formas posibles y se pondrá en peligro a sí mismo o a otros sólo en la medida que se considere necesario para cumplir esta misión. La santidad de la vida, en la visión de los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel, encontrará expresión en todas sus acciones; en una planificación considerada y precisa; en un entrenamiento inteligente y con mentalidad de seguridad y en una implementación juiciosa, de acuerdo con su misión; en tomar el grado profesionalmente apropiado de riesgo y grado de precaución; y en el esfuerzo constante para limitar las bajas al alcance requerido para lograr el objetivo’. Fin de la cita.
”Durante muchos años, incluso si las guerras terminan, después de que la paz llegue a nuestra tierra, estas palabras seguirán siendo una columna de fuego que preside nuestro campamento, una luz que guía a nuestro pueblo. Y nos enorgullecemos de ello.
Entrenamos a nuestros soldados para que cumplan con su deber y esperamos que lo hagan bien; sin embargo, rezamos para que ese día nunca llegue
”Damas y caballeros:
”Estamos en plena construcción de la paz. Los arquitectos e ingenieros de esta empresa están trabajando arduamente, incluso mientras nos reunimos aquí esta noche, construyendo la paz capa por capa, ladrillo por ladrillo, viga por viga. La tarea es difícil, compleja y agotadora. Cualquier error podría derrumbar toda la estructura y acarrearnos un desastre.
”Por eso estamos decididos a hacer bien nuestro trabajo, a pesar del coste del terrorismo asesino y de los enemigos fanáticos y conspiradores. Seguiremos el camino de la paz con determinación y fortaleza. No nos rendiremos.
”No nos rendiremos.
”La paz triunfará sobre todos nuestros enemigos, porque la alternativa es sombría para todos nosotros. Y prevaleceremos.
”Prevaleceremos porque consideramos la construcción de la paz una gran bendición para nosotros y para quienes nos sucedan. La consideramos una bendición para nuestros vecinos y para nuestros socios en esta empresa: Estados Unidos, Rusia, Noruega y toda la humanidad.
”Nos despertamos cada mañana, ahora, como personas diferentes. De repente, paz. Vemos la esperanza en los ojos de nuestros hijos. Vemos la luz en los rostros de nuestros soldados, en las calles, en los autobuses, en los campos. No debemos defraudarlos.
”No les defraudaremos.
La paz triunfará sobre todos nuestros enemigos, porque la alternativa es sombría para todos nosotros; no les defraudaremos
”No estoy solo hoy aquí, en esta pequeña tribuna de Oslo. Soy el emisario de generaciones de israelíes, de los pastores de Israel, como lo fue el rey David; de los ganaderos y cultivadores de sicómoros, como lo fue el profeta Amós; de los rebeldes contra el orden establecido, como el profeta Jeremías; y de los hombres que descienden al mar, como el profeta Jonás.
”Soy el emisario de los poetas y de aquellos que soñaron con el fin de la guerra, como el profeta Isaías. Soy también el emisario de hijos del pueblo judío como Albert Einstein y Baruch Spinoza; como Maimónides, Sigmund Freud y Franz Kafka.
”Y yo soy el emisario de los millones de personas que perecieron en el Holocausto, entre los que seguramente había muchos Einsteins y Freuds que se perdieron para nosotros y para la humanidad en las llamas de los crematorios.
”Estoy aquí como emisario de Jerusalén, a cuyas puertas luché en días de asedio; Jerusalén que siempre ha sido, y es hoy, la capital eterna del Estado de Israel y el corazón del pueblo judío, que reza hacia ella tres veces al día. Y soy también el emisario de los niños que dibujaron sus visiones de paz; y de los inmigrantes de San Petersburgo y Addis Abeba.
Soy el emisario de aquellos que soñaron con el fin d la guerra, como el profeta Isaías; y soy el emisario de los millones de personas que perecieron en el Holocausto
”Estoy aquí principalmente para las generaciones futuras, para que todos seamos considerados dignos del medallón que me has otorgado hoy.
”Estoy aquí como emisario de nuestros vecinos que fueron nuestros enemigos. Estoy aquí como emisario de las esperanzas inagotables de un pueblo que ha soportado lo peor de la historia y, sin embargo, ha dejado su huella, no solo en las crónicas del pueblo judío, sino en toda la humanidad.
”Aquí están conmigo cinco millones de ciudadanos de Israel, judíos y árabes, drusos y circasianos, cinco millones de corazones que laten por la paz y cinco millones de pares de ojos que nos miran con grandes expectativas de paz.
”Damas y caballeros:
”Deseo agradecer, en primer lugar, a los ciudadanos del Estado de Israel, de todas las generaciones y tendencias políticas, cuyos sacrificios y lucha incansable por la paz nos acercan cada vez más a nuestro objetivo.
”Deseo agradecer a nuestros socios -los egipcios, los jordanos, los palestinos y el presidente de la Organización para la Liberación de Palestina, Yaser Arafat, con quien compartimos este Premio Nobel- que han elegido el camino de la paz y están escribiendo una nueva página en los anales del Medio Oriente.
Aquí están conmigo cinco millones de ciudadanos de Israel, judíos y árabes, drusos y circasianos, cinco millones de corazones que laten por la paz
”Deseo agradecer a los miembros del Gobierno israelí y, sobre todo, a mi colega, Shimon Peres, cuya energía y dedicación a la causa de la paz son un ejemplo para todos nosotros.
”Deseo agradecer a mi familia por su apoyo.
”Y, por supuesto, deseo agradecer a los miembros del Comité Nobel y al valiente pueblo noruego por otorgar este ilustre honor a mis colegas y a mí.
”Damas y caballeros:
”Permítanme cerrar compartiendo con ustedes una bendición judía tradicional que ha sido recitada por mi pueblo, en los buenos y en los malos tiempos, desde tiempos inmemoriales, como muestra de su anhelo más profundo: ‘El Señor dará fuerza a su pueblo; el Señor bendecirá a su pueblo, a todos nosotros, con paz’.”
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